Esta semana agentes federales afirmaron que unas muestras de leche pasteurizada de todo Estados Unidos dieron positivo por remanentes inactivos del virus de la gripe aviar que ha estado infectando a las vacas lecheras.
Los científicos afirman que la presencia de fragmentos virales en la leche, que está pasteurizada, no es motivo de alarma, pero que el mayor problema es la continua incertidumbre sobre el tamaño y el alcance del brote.
Esta semana agentes federales afirmaron que unas muestras de leche pasteurizada de todo Estados Unidos dieron positivo por remanentes inactivos del virus de la gripe aviar que ha estado infectando a las vacas lecheras.
Los funcionarios señalaron que los fragmentos virales no representan una amenaza para los consumidores. Mediante un comunicado, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por su sigla en inglés) dijo: “A la fecha, no hemos observado nada que modifique nuestra evaluación de que el suministro de leche comercial es seguro”.
Durante el mes pasado, un virus de gripe aviar conocido como H5N1 ha sido detectado en más de 30 granjas lecheras en ocho estados. También se sabe que el virus infectó a un trabajador, cuyo único síntoma fue conjuntivitis.
Algunos científicos han criticado la respuesta federal y han dicho que el Departamento de Agricultura ha sido demasiado lento al momento de compartir datos importantes, además señalaron que no ha implementado de manera adecuada las pruebas para detectar la infección en el ganado.
David O’Connor, un experto en virus en la Universidad de Wisconsin-Madison, señaló que encontrar fragmentos virales en la leche de la cadena de suministro comercial no es lo ideal, pero el material genético representa un riesgo menor para los consumidores que toman leche.
“El riesgo de infectarse a través de la leche que contiene fragmentos virales debería ser nulo”, dijo O’Connor. “El material genético no puede replicarse por sí mismo”, agregó.
Los funcionarios no divulgaron cuántas muestras de leche pasteurizada habían dado positivo por fragmentos virales ni de dónde provenían esas muestras. Algunos expertos aseguran que esas son preguntas clave. Alrededor de una tercera parte de las muestras dieron positivo, esto según dos personas con conocimiento de los datos que no estaban autorizadas para hablar públicamente.
Si los fragmentos están presentes en muchas muestras del suministro comercial de leche, eso indicaría que es probable que el brote sea mucho más extenso de lo que se creía.
“El problema en las vacas lecheras podría ser mucho más grande de lo que sabemos”, comentó O’Connor. “Esa sería la preocupación, no que la leche en sí misma sea un riesgo”, afirmó.
La FDA declaró que estaba estudiando muestras de leche de varias fuentes, incluyendo vacas infectadas, la cadena de procesamiento lácteo y los anaqueles de las tiendas de abarrotes. Los funcionarios federales todavía esperan los resultados de experimentos diseñados para determinar si las muestras de leche podrían contener virus activos, según dos personas familiarizadas con los análisis federales en curso.
Estos tests toman mucho más tiempo que las llamadas pruebas PCR que determinan si hay o no material viral en el suministro de leche.
En repetidas ocasiones, los funcionarios federales han garantizado que el suministro comercial de leche es seguro y destacan que a los productores de lácteos se les exige que mantengan la leche proveniente de animales enfermos fuera del suministro para humanos.
Casi toda la leche producida en las granjas estadounidenses es pasteurizada, lo cual es un proceso diseñado para eliminar los virus con calor. Los expertos aseveran que la pasteurización también debería inactivar los virus de la influenza, conocidos por ser frágiles y sensibles ante el calor.
Solo en fechas recientes la FDA ha evaluado la efectividad de la pasteurización contra la H5N1. El riesgo de contraer el virus mediante productos lácteos sin pasteurizar sigue siendo desconocido, pero desde hace tiempo los reguladores les han advertido a los consumidores que la leche cruda (sin pasteurizar) presenta una variedad de riesgos de enfermedades.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés) de Estados Unidos han monitoreado datos de las pruebas de influenza y las visitas a las salas de urgencias por casos relacionados con la influenza. Nirav Shah, médico y subdirector principal de la agencia, comentó: “A la fecha, no hemos visto ningún aumento en los ámbitos local, estatal o nacional”.
El descubrimiento de fragmentos virales en la leche ha generado una inquietud significativa en la Casa Blanca acerca de cómo evitar generar un nivel innecesario de alarma sobre el suministro lácteo, según personas familiarizadas con discusiones internas que no estaban autorizadas para hacer declaraciones públicas.
Los funcionarios federales esperan abordar los hallazgos en una conferencia de prensa que se celebrará en los próximos días.
Brian Ronholm, director de políticas de alimentos en Consumer Reports, una organización de defensoría, mencionó que sería “crucial” que los funcionarios comuniquen con claridad los hallazgos y eduquen a los consumidores sobre qué significan.
La leche proveniente de las granjas es reunida en miles de litros que diluirían en gran medida cualquier virus presente. La pasteurización disminuye aún más los niveles del virus.
Poco después de los ataques del 11 de septiembre, Michael Osterholm, un experto en enfermedades infecciosas en la Universidad de Minnesota, ayudó al gobierno federal a planear acciones ante un posible ataque de bioterrorismo que podría usar la neurotoxina botulínica, un virus altamente letal, para contaminar la leche.
Al trabajar en conjunto con la industria láctea, Osterholm y otros identificaron condiciones de la pasteurización que inactivarían la neurotoxina. Osterholm relató que esa experiencia lo tranquiliza porque la H5N1 tiene escasas probabilidades de que represente algún problema.
“Con un virus como este, tendría que creer que incluso si tuvieras los niveles más altos de actividad viral que jamás pudieras imaginar en la leche extraída de la ubre de una vaca infectada, se diluiría millones de veces al pasar a la pasteurización”, señaló Osterholm.
La leche ingerida también es descompuesta por los sistemas digestivo e inmunitario del organismo, así que “no me preocuparía sobre los remanentes”, precisó Nahid Bhadelia, médica y directora del Centro de Enfermedades Infecciosas Emergentes de la Universidad de Boston.
La experta agregó: “Mientras no sea un virus vivo, es poco probable que haya cualquier riesgo a la salud”.
Las personas ―y las vacas― infectadas podrían portar remanentes de material genético viral mucho después de que la infección activa se haya resuelto. Es por esa razón que las pruebas PCR de covid en algunas ocasiones producen resultados positivos después de que una persona se ha recuperado de la enfermedad.
Bhadelia puntualizó que las vacas afectadas parecen tener grandes cantidades de virus en su leche, lo que indica que podría tomar algo de tiempo para que vuelvan a estar libres de virus.
“Pero la parte interesante de esto es que no tenemos una idea de cuánto tiempo les toma a las vacas eliminar el virus”, afirmó la investigadora.