La capital de Perú estuvo casi paralizada este martes por una huelga del principal servicio de colectivos. Se trató de un paro en protesta por las demoras en el pago de los subsidios estatales del principal servicio rápido de buses de Lima, lo que generó caos, aglomeraciones y largas filas de frustrados pasajeros en esta ciudad de unos 10 millones de habitantes.
La Autoridad de Transporte Urbano de Lima y Callao (ATU) adeuda casi 16 millones de dólares a las cuatro empresas concesionarias del servicio Metropolitano, tres de las cuales paralizaron sus servicios. El 75% de los colectivos del servicio Metropolitano moviliza a más de 700.000 personas al día en la capital peruana.
La Policía habilitó 30 colectivos y el Ministerio de Defensa otros 31 para movilizar a las miles de personas que hacían largas filas en las 38 estaciones del Metropolitano, que tiene una red de 36 kilómetros, informó la agencia de noticias AFP. Por otra parte, el Ministerio del Trabajo pidió flexibilidad a las empresas e instituciones cuyos empleados llegaron tarde a las oficinas y plantas o no pudieron llegar.
Si bien en Lima existen otros servicios de colectivos y minibuses, el Metropolitano es el eje del transporte público en una ciudad conocida por el caos vial. La capital peruana tiene una línea elevada de tren urbano, pero corre de norte a sur alejada de los grandes centros productivos, y una segunda línea subterránea está en construcción.
La ATU informó que no pudo cumplir con los pagos a las empresas concesionarias debido a la grave crisis política vivida en noviembre en Perú, cuando hubo tres presidentes en pocos días. Este dinero es una compensación que el gobierno asumió por las pérdidas sufridas por las empresas en septiembre, octubre y noviembre por acatar la orden de reducir la cantidad de pasajeros en los colectivos para evitar contagios de coronavirus.
Los colectivos del Metropolitano, muchos de ellos articulados con capacidad para casi 100 pasajeros, utilizan corredores segregados en las calles, por lo que son el medio más rápido de transporte en la ciudad. Pero debido a la pandemia, solo pueden llevar pasajeros sentados, que deben portar mascarilla y escudo facial, lo que limita a menos de la mitad su capacidad.