El Litoral en Ucrania: Cracovia y una realidad impensada
El Litoral llegó a Europa del Este en medio de la guerra desatada en territorio de Ucrania. Los efectos superan las fronteras y la intensidad se mantiene alrededor. Las primeras impresiones.
El vuelo es extenso y pesado. La primera escala fue recién luego de 13hs y más de 11 mil kilómetros de recorrido, en Ámsterdam (Holanda). Las dos horas restantes para llegar a Cracovia (Polonia) son prácticamente insignificantes. Aquí, a 250 Kms. de la frontera ucraniana se vive una extraña “nueva normalidad” que justifica una condición peor que un simple cansancio pasajero: los locales mantienen su rutina diaria, en un entorno configurado para contener a masas de ucranianos en crisis y conviviendo junto a la preocupación por la escalada bélica que no parece encontrar camino a la solución.
“Acá festejamos cumpleaños, trabajamos normal y todo sigue igual que antes” nos cuenta el encargado de recibirnos en el aeropuerto polaco, Mariano Salinas. Vive hace 7 años en suelo europeo y manifiesta que, pese a su primera afirmación, todos miran de reojo cada discurso y medida del presidente ruso, ucraniano y de cada uno de los mandatarios que componen la OTAN, especialmente hacia Joe Biden, de Estados Unidos. “Acá sabíamos que se venía algo, pero no una invasión así” y esa misma sorpresa es la que los alarma cuando dicen, al ser consultados sobre la consideración de poder ser blancos de rusos por fuera de los límites del país vecino, que es impensado que Putin ordene un ataque a Polonia.
A esa preocupación se le suman las configuraciones del entorno. Estas medidas buscan hacerle más fácil la estadía, mayoritariamente indefinida, a los millones de refugiados que llegan buscando paz. Las estaciones de trenes, los cajeros automáticos y varias entidades con información necesaria para lo cotidiano se ofrecen con cartelería escrita en ucraniano. “Me parece una gran novedad que en el espacio público y privado se sume el idioma ucraniano, junto al polaco y al inglés”, nos dice Monika Wawrzynczak al salir de cambiar billetes, luego de un año sin venir a Polonia y encontrando tanta señalética nueva por todas partes.
Por otro lado, los locales comerciales ofrecen diversas posibilidades para donar dinero o elementos de primera necesidad para quienes dejaron atrás sus hogares. Algunos polacos también dedican parte de su tiempo a asistirlos, incluso hasta ir a buscarlos a la frontera de manera gratuita para ayudarlos a buscar una nueva vida.
“Si Messi me firma un autógrafo…”
Hay gran cantidad de voluntarios humanitarios y otros que buscan sumarse a alguna Fuerza. Pero también hay significativa presencia de militares regulares por todas partes. Esta zona es base de uniformados miembros de la OTAN, pero – según los lugareños – se incrementó la cantidad de ellos circulando en la vía pública con el avanzar de la guerra. “Vinimos hace pocos días, aún no tenemos una misión y no sabemos cuánto tiempo estaremos aquí” nos dijo, en inglés claro, uno de los tres militares estadounidenses que consultamos en pleno centro comercial. “Si Messi me firma un autógrafo, puedes grabarme” fue su respuesta a la solicitud para registrarlo y conocer un poco más de su, aparentemente no planificada, llegada a Cracovia. Por su uniforme, sabemos que integran la 82° División Aerotransportada de Estados Unidos. Junto a toda la brigada desplegada, integran la Fuerza de Despliegue Rápido de la US Army. En el caso de los que se detuvieron ante nuestra consulta, se trataba de un suboficial y dos soldados PFC (Soldados de Primera).
El Litoral El corresponsal de El Litoral junto a su colega traductora y asistente en el viaje, entrevistando a dos soldados de Noruega
Foto: El Litoral
Si bien nadie contempla que su presencia se deba a una intervención militar directa de Estados Unidos en la guerra, no deja de llamar la atención la llegada de ellos en estos tiempos y su “paseo uniformado” en medio de turistas, refugiados y locales. Así confirmamos también que figuras como Messi y Maradona realmente son nuestra carta de presentación para muchos extranjeros.
Intentamos conversar con otros estadounidenses, sin mayor suerte. De todas formas, el primer militar citado cuyo apellido se mantendrá reservado por el deseo manifiesto, nos dejó un indicio que no merece aclaración. La conversación se transcribe a continuación, traducida: “¿Qué les parece Polonia? – Encantador. De hecho amamos Polonia”. “¿Ucrania? – También.” “¿Y qué pueden decir de Rusia? – Lo sentimos, ya no podemos hablar más”.