Domingo 27.3.2022
/Última actualización 21:06
Apenas pasaron 24 horas del ataque. Es domingo y uno espera que las calles estén con menor caudal de transeúntes en medio de la preocupación por más ataques con misiles en la zona. Las autoridades pidieron a los vecinos que eviten salir de los refugios y estén alertas a las nuevas comunicaciones. Lejos de eso, todo parece estar como cualquier día de primaveras pasadas.
El parktour está repleto de jóvenes en sus tablas y bicicletas. Parejas pasean a sus perros y abuelos acompañan a sus nietos a tomar un rato de sol mientras se divierten en los juegos que el espacio verde ofrece. Es uno de los puntos más turísticos de la ciudad, pero con quienes tuvimos la oportunidad de conversar no son turistas, son desplazados que buscan alejarse de las denominadas zonas calientes. Sus ciudades, sus barrios.
El Litoral pudo conversar con Iurii, Ivan, Elena y Svetlana. Todos llegaron a Lviv intentando encontrar algo de paz o alejarse de lo que creían la primera línea para mantenerse a salvo. Se dieron cuenta ayer que toda Ucrania es primera línea para el alcance del poderío militar del invasor.
Iurii explica que prefiere tomar sol antes que estar encerrado viendo las noticias. Ivan asegura, proveniente de la frontera con Rusia, que veía venir esta guerra en cualquier momento. Svetlana confirma que ya no confían en Lviv y que mañana abandonarán Ucrania a través de la frontera con Polonia, todavía sin saber ella ni su familia hacia dónde. Todos coinciden en que esto no tiene un final cercano y que ningún lugar es seguro.
Se percibe, en este escenario utópico, la necesidad de despejarse de la realidad al aire libre mientras cada uno convive con la resignación de que casi todo quedó atrás y ahora sólo resta proteger la vida propia y de los suyos.