El Litoral
El presidente francés, Emmanuel Macron, viaja el lunes a Washington para reunirse con Donald Trump, con quien mantiene una cálida relación a pesar de sus diferencias políticas. Será la primera visita de Estado que acoge la capital estadounidense desde la llegada de Trump a la Casa Blanca.
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dpa
Ambos líderes llegaron al poder el año pasado después de unas campañas en las que no partían como favoritos y en realidad forman una extraña pareja.
Trump es un conservador proteccionista, aislacionista y escéptico del cambio climático. El centrista Macron, por el contrario, es un defensor de la diplomacia multilateral y de la lucha contra el cambio climático.
Durante su campaña electoral, el político francés no dudó en describir la elección de Trump como parte de una peligrosa oleada populista. Ya convertido en presidente, tampoco temió provocar a Trump en Twitter, utilizando su eslogan de campaña, al pedir a los estadounidenses que ayuden a "Hacer de nuevo grande a nuestro planeta" tras la salida de Washington del Acuerdo de París.
Aun así, la relación personal entre ambos siguió siendo buena y tras la visita de Estado de Trump a Francia el año pasado, ahora le toca el turno a Macron en Estados Unidos.
Los dos líderes y sus esposas revivirán la noche del lunes su cena en la Torre Eiffel, pero esta vez en Mount Vernon, cerca de la capital estadounidense, en la que fuera la casa de campo de George Washington.
El martes por la mañana Trump recibirá a Macron en la Casa Blanca. Esa misma tarde, el presidente francés depositará una corona de flores en la tumba del soldado desconocido del Cementerio Nacional de Arlington. Por la noche, en la embajada francesa, condecorará a veteranos estadounidenses de la Segunda Guerra Mundial antes de volver a la Casa Blanca para una cena de Estado.
Como colofón, el miércoles Macron dará un discurso en una sesión conjunta del Congreso estadounidense. Según fuentes francesas, lo hará en el fluido inglés con acento del que está orgulloso.
Si bien en las visitas de Estado se trata sobre todo de la ceremonia y de proclamar la amistad, las capitales europeas estarán pendientes de posibles avances en importantes cuestiones diplomáticas.
Macron invitó el año pasado a Trump a París para mantener el contacto con un líder estadounidense que, a ojos europeos, daba alarmantes señales de aislacionismo y rusofilia.
Ambos líderes están en el mismo punto respecto a la lucha contra el terrorismo y a garantizar la seguridad en África Occidental, según París.
Respecto de Siria, hace una semana ambas naciones bombardearon junto a Reino Unido posiciones del Gobierno de Bashar al Assad, al que consideran responsable de un ataque con armas químicas en Duma que dejó decenas de muertos.
Macron dijo haber persuadido a su homólogo estadounidense de que esos bombardeos debían limitarse a instalaciones de armas químicas. También afirmó que convenció a Trump para que Estados Unidos permanezca en Siria "a largo plazo". Pero la Casa Blanca insistió en que Trump quiere sacar a su país lo más rápido posible de allí, y Macron tuvo que matizar que no se refería a una presencia militar, sino a un compromiso con las labores humanitarias y de mantenimiento de la paz.
En la agenda también estarán cuestiones comerciales, en medio del reciente anuncio de Trump de imponer nuevos aranceles del 25 por ciento a la importación de acero y del 10 por ciento al aluminio.
Estados Unidos eximió hasta mayo a la Unión Europea (UE) de esa medida, pero Francia y el resto de países del bloque están coordinando sus esfuerzos para conseguir que esa exención sea permanente. El viernes lo intentará seguramente también la canciller alemana, Angela Merkel, cuando se reúna con Trump en Estados Unidos.
Otro de los puntos candentes es el acuerdo nuclear alcanzado con Irán en 2015, del que Trump ha amenazado reiteradamente con sacar a su país. Con ese pacto se logró que Teherán se comprometiese a no fabricar armas atómicas a cambio de levantar las sanciones económicas en su contra.
Suzanne Maloney, del "think tank" estadounidense Brookings Institute, afirmó recientemente que hay intensas conversaciones entre Washington y los líderes europeos, que quieren salvar el acuerdo.
Macron combinó recientemente un aumento de las críticas a Irán por su involucración en los conflictos regionales con la advertencia de que el acuerdo de 2015 es la única manera de garantizar que Teherán no tenga una bomba atómica.
"La supervivencia del acuerdo nuclear sigue siendo poco probable", apuntó Maloney. También fuentes francesas admiten que las señales de Washington no son alentadoras.
Algunos en París se preguntan si Macron conseguirá algo con su intento de alagar a Trump. Para Alain Frachon, editorialista de "Le Monde", el presidente francés "entendió muy bien cómo funciona Trump" al adularle. Sin embargo, "puedes tener la impresión de que (Trump) está escuchando. Pero es sólo una impresión".