Lunes 18.10.2021
/Última actualización 18:37
La princesa Mako y su prometido, Kei Komuro, se han reencontrado este lunes después de tres años sin verse en persona. Cuando faltan solo ocho días para que se conviertan en marido y mujer, Komuro ha visitado esta mañana la residencia de los padres de su novia en Akasaka, donde según la prensa japonesa ha tenido la oportunidad de explicarles al príncipe heredero Fumihito, hermano del emperador de Japón, y a la princesa Kiko cómo ha solucionado los problemas financieros que en 2018 obligaron a posponer el enlace durante casi tres años.
Según informan medios como Japan Times, el joven, de 30 años, también habría conversado con sus futuros suegros sobre la vida que piensa llevar con Mako en Nueva York, el lugar en el que la pareja tiene previsto instalarse después de casarse. De allí regresó a finales de septiembre Kei Komuro, quien no pisaba su país desde que en el verano de 2018 se marchó a estudiar Derecho en la Universidad de Fordham. A su regreso a Japón, el prometido de la princesa tuvo que guardar un periodo de cuarentena y no ha sido hasta hoy cuando ha podido reencontrarse con su novia, con quien según la prensa japonesa llevaba tres años comunicándose por teléfono.
Komuro salió esta mañana de la casa de su madre en Tokyo vestido con traje y corbata, ya sin la coleta que lucía a su regreso de EEUU y que tantos comentarios había provocado. El joven cargaba con varias bolsas, posiblemente llenas de regalos para su prometida y los padres de esta.
Fue en septiembre de 2017 cuando la princesa Mako y Kei Komuro se comprometieron oficialmente. La boda quedó fechada el 4 de noviembre de 2018, pero en febrero de ese mismo año la casa imperial japonesa anunció que el enlace quedaba pospuesto. Detrás de esta decisión estaba la noticia de una elevada deuda contraída por la madre de Kei Komuro con su expareja para pagar los estudios de su hijos, y que al parecer no había saldado. Que poco después se supiera que Kei Komuro se iría a estudiar a Nueva York durante tres años no parecía nada halagüeño, y en Japón muchos empezaron a especular con una posible ruptura de pareja.
Finalmente, la boda se celebrará el próximo 26 de octubre, pero será un enlace bastante atípico. La casa imperial considera que los novios no cuentan con el respaldo del pueblo y por eso la boda se llevará a cabo sin los ritos tradicionales con los que los miembros de la familia imperial cumplen al casarse. La pareja se casará por lo civil y luego dará una rueda de prensa.
Ese mismo día, Mako abandonará la residencia de sus padres y perderá su estatus real. Es lo que les ocurre a aquellas princesas japonesas que se casan con un plebeyo, aunque a diferencia de estas Mako no obtendrá ninguna compensación económica.
Estos tres últimos años no han sido nada fáciles para la sobrina del emperador. Según se supo recientemente, la princesa Mako ha sido diagnosticada con un trastorno de estrés postraumático por el continuo escrutinio al que han sido sometidos su prometido y ella.