Malala Yousafzai, activista pakistaní residente en Inglaterra tras haber sufrido un atentado el 9 de octubre de 2012 con 15 años, cuando iba a la escuela en su tierra natal, por ese entonces ocupada por grupos talibanes que habían huido de Afganistán y se habían establecido ilegalmente en la frontera de Pakistán. Herida de gravedad con un disparo a quemarropa en uno de los lados de su rostro, estuvo varios meses convaleciente hasta que pudo ir recuperándose de a poco.
Convertida en un verdadero símbolo de la lucha contra la discriminación, la opresión y la injusticia en contra de las mujeres, recibió el Premio Nobel de la Paz en 2014 a los 17 años, convirtiéndose en la persona más joven en acceder a ese galardón en cualquiera de las categorías que se otorga. En las últimas horas Malala alzó su voz para referirse a la desesperante situación por la que podrían volver a pasar las mujeres afganas con el retorno del fundamentalismo islámico al poder en Kabul.
"Millones de mujeres y niñas afganas recibieron educación en las últimas dos décadas. Ahora, el futuro que les prometieron está peligrosamente cerca de desaparecer. Los talibanes ?quienes mientras tuvieron el poder hace veinte años prohibían que casi todas las niñas y mujeres asistieran a la escuela y aplicaron castigos draconianos a quienes los desafiaron?, han vuelto a tener el control. Como muchas mujeres, temo por mis hermanas en Afganistán", dijo Malala.
"Es inevitable pensar en mi infancia. Cuando los talibanes tomaron mi ciudad natal en el valle Swat, en Pakistán, en 2007, y poco después prohibieron que las niñas recibieran educación, escondí mis libros bajo mi largo y grueso chaúl y caminé a la escuela con miedo", describió.
"Cinco años después, cuando tenía 15 años, los talibanes intentaron matarme por alzar la voz sobre mi derecho a ir a la escuela", agregó. "Tampoco puedo evitar sentirme agradecida por mi vida ahora", acotó Malala, quien después de graduarse de la universidad en 2020 y comenzar a hacer su propia carrera, no puede imaginar "perderlo todo y volver a una vida definida por hombres armados".
"Las niñas y mujeres jóvenes afganas están de nuevo en una situación en la que he estado: desesperadas por la idea de que otra vez no se les permita estar en un salón de clases o sostener un libro", dijo Malala, bajo evidente preocupación.
"Algunos miembros de los talibanes han dicho que no le negarán a las mujeres y las niñas la educación o el derecho al trabajo, pero dados los antecedentes que tiene de reprimir violentamente los derechos de las mujeres, los temores de las afganas son bien fundados, no es posible creerles", enfatizó Malala. "Ya estamos escuchando reportes de estudiantes que han sido rechazadas por sus universidades y trabajadoras expulsadas de sus oficinas", amplió.
Mientras tanto, tras la victoria talibán y su apoderamiento de Kabul, avanzan las evacuaciones de diplomáticos, afganos y extranjeros desde el aeropuerto de la capital afgana, único punto de entrada y salida del país. Así, tras las escenas de caos del lunes pasado (donde murieron al menos cinco personas), este miércoles se reanudaron en forma gradual algunas salidas.
"Las operaciones en el aeropuerto de Kabul se están reanudando gradualmente", dijo el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, luego de una reunión en la cual se determinó el envío de "aviones suplementarios" para garantizar las evacuaciones.