Los musulmanes en Irán e Irak han alcanzado el punto de ebullición tras enterarse de los atentados contra el Corán perpetrados en países de Europa en nombre de la "libertad de expresión".
La profanación del libro sagrado del islam desató tensiones diplomáticas y debates entre la libertad de expresión y el respeto religioso.
Los musulmanes en Irán e Irak han alcanzado el punto de ebullición tras enterarse de los atentados contra el Corán perpetrados en países de Europa en nombre de la "libertad de expresión".
El líder supremo de Irán, Ali Jamenei, ha exigido al Gobierno sueco que entregue al autor de los recientes "crímenes" por insultar el Corán a los sistemas judiciales de los Estados musulmanes.
El pasado jueves, un refugiado iraquí quemó una copia del Corán y, durante una manifestación en Estocolmo, Suecia, volvió a profanar el libro sagrado pisoteándolo.
Además, este lunes, dos manifestantes prendieron fuego a un ejemplar del Corán frente a la embajada iraquí en Copenhague, capital de Dinamarca, lo que podría empeorar aún más las relaciones entre ambos países.
La situación se ha agravado en Irak, donde los manifestantes han incendiado la embajada sueca en Bagdad y también se han manifestado frente a la embajada de Dinamarca el pasado sábado.
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