"El cambio climático ya está afectando a todas las regiones de la Tierra, de múltiples formas". Panmao Zhai, uno de los responsables de la primera parte del Sexto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU presentado este lunes resume así el contenido de la que constituye la gran herramienta científica de la que dispondrán los políticos de cara a la toma de decisiones para combatir la crisis climática en la Cumbre del Clima de Glasgow de noviembre.
Un informe que en palabras de António Guterres, secretario general de la ONU, es "un código rojo para la humanidad". "Las campanas de alarma son ensordecedoras" y "este informe debe sonar como una sentencia de muerte para el carbón y los combustibles fósiles, antes de que destruyan nuestro planeta", ha dicho el máximo dirigente de la ONU en un comunicado.
Alrededor de 250 científicos del clima de todo el mundo han revisado durante tres años 14.000 artículos de literatura científica para realizar este trabajo, sometido antes de su publicación al escrutinio de la comunidad científica y de los delegados de 195 países, reunidos desde hace dos semanas para discutir y ultimar su contenido final.
Tenés que leerGrecia investiga si los incendios fueron un ataque terroristaEsta primera parte del sexto informe, que actualiza el que se publicó en 2013, tiene 13 capítulos y está centrada en la física del cambio climático, es decir, cuál es el estado del clima, cómo ha variado, qué parte de esa variación es atribuible a la actividad humana y qué se espera en el futuro (las otras dos partes se publicarán en febrero y marzo de 2022 y analizarán los impactos del cambio climático y las estrategias de mitigación, respectivamente).
"Tenemos pruebas de que el cambio climático no sólo está causado inequívocamente por los humanos sino que ahora podemos afirmar que su origen humano es indiscutible", señala en conversación telefónica Francisco J. Doblas Reyes, director del Departamento de Ciencias de la Tierra del Centro Nacional de Supercomputación, profesor ICREA y coordinador del capítulo 10 del informe del IPCC, que trata sobre los aspectos metodológicos.
"Es un hecho que el hombre es causante de una gran parte del cambio climático. Nos olvidamos del debate negacionista. No hay ninguna base científica, ninguna prueba que permita plantearse lo contrario", coincide el también español José Manuel Gutiérrez, director del Instituto de Física de Cantabria (IFCA/CSIC), que ha coordinado otro de los capítulos, el dedicado al Atlas, y una aplicación interactiva que permite hacer búsquedas selectivas, realizada por científicos del CSIC y que es una de las novedades del informe de este año. "Ya hay suficientes pruebas para hablar de cambios regionales", asegura Gutiérrez en entrevista telefónica.
Tras su exhaustiva evaluación de la literatura científica existente, los científicos del IPCC concluyen que las consecuencias del cambio climático puede percibirse regionalmente. Sus efectos se sienten ya en todo el planeta pero, además, sostienen, éstos se están intensificando (los fenómenos que causa son cada vez más intensos) y acelerando.
DE LOS INCENDIOS A LAS INUNDACIONES
El esperado informe llega precisamente en el ecuador de un verano en el que fenómenos extremos están devastando muchos rincones del planeta, con el fuego asolando Grecia actualmente, las recientes inundaciones en Alemania, Bélgica, Holanda y China, o los destructivos incendios en la costa oeste de EEUU y Canadá, Turquía o Siberia.
"Una de las conclusiones nuevas de este informe respecto al anterior de 2013 es que se puede afirmar que todas las regiones de la tierra están viéndose afectadas por el cambio climático. Unas por el aumento de las temperaturas, otras por los cambios en los regímenes de precipitación, otras por la frecuencia de las sequías o incendios...Por primera vez la comunidad científica tiene suficientes pruebas para decir que no sólo se percibe el impacto en la temperatura media global, que no significa nada para la mayoría de las personas porque es un mundo estadístico, sino que esos cambios están ocurriendo ya y afectando a la gente", señala Doblas.
Según detalla el informe, desde finales del siglo XIX la temperatura global de la Tierra ha aumentado ya 1,09 grados (con un margen de error que sitúa ese incremento entre los 0,9 y 1,2 grados), lo que supone 0,29 grados más que lo recogido en el anterior gran informe de evaluación de 2013.
LA REGIÓN MEDITERRÁNEA, 'ZONA CALIENTE'
"En cada región hay múltiples factores climáticos que pueden generar impactos relevantes, y algunos son aparentemente contradictorios. Por ejemplo, tienes una región en la que las lluvias disminuyen y hay más sequías, pero a la vez aumentan las lluvias extremas porque los extremos pueden aumentar, y es algo que está ocurriendo de forma generalizada. Los extremos se están viendo intensificados por el cambio climático", explica José Manuel Gutiérrez.
"El Mediterráneo es un hot spot de cambio climático, una de las zonas calientes donde vemos las señales más claras de lo que puede ocurrir en el futuro, y donde se percibe con más certidumbre que la precipitación decrece", dice este científico del CSIC.
La región Mediterránea, donde el aumento de la temperatura desde finales del siglo XIX ha sido superior a la media del planeta, pues ha subido de 1,5 a 1,6 grados, es una de las zonas del mundo que más se está viendo afectada por el cambio climático, después del Ártico. Para finales de siglo, las previsiones, que varían según distintos escenarios de reducción de emisiones y acciones de mitigación, no son nada optimistas.
Según precisa Francisco Doblas, en el escenario más probable (denominado 4.5) globalmente la cuenca mediterránea se calentaría 3,5 grados; El escenario 7.0 apunta a un calentamiento de 5 grados y el escenario más pesimista (8.5), apunta a un aumento de la temperatura de 6,5 grados. "Sin querer alarmar a la gente, son escenarios que dan mucho miedo", admite el científico.
"Mientras el Ártico se calienta el doble de rápido que la media global, el Mediterráneo va ligeramente por detrás, y esto se ve sobre todo en primavera y otoño. Hay un aumento de temperatura muy superior a la media global y un cambio en los regímenes de precipitación, en la frecuencia y severidad de las sequías en la zona mediterránea", dice Francisco Doblas.
Hay otro problema en el Mediterráneo y es que no sólo habrá más sequías y más severas por la disminución de las precipitaciones. "De primavera a otoño se evapora más agua del suelo, por lo que hay menos agua disponible", señala este responsable del Centro Nacional de Supercomputación, en Barcelona.
"Dentro de la región mediterránea, la Península ibérica, el norte de África y la Península de Anatolia, en Turquía, es donde se prevén los cambios más intensos", precisa.
En Europa Central la principal previsión es que tendrán más lluvias torrenciales. "Lo que dice este informe es totalmente compatible con lo que ha ocurrido en julio en Alemania, Holanda y Bélgica", añade.
Tenés que leerItalia cubre el glaciar de Presena para evitar su deshieloEl investigador subraya no obstante que atribuir estos fenómenos extremos al cambio climático requiere una capacidad para hacer estudios de atribución que en España no hay de momento: "Tenemos la capacidad científica y técnica pero necesitamos invertir en un sistema que permita determinar qué fenómenos extremos están vinculados al cambio climático y cuáles no, como hacen grupos como el World Weather Attribution".
Por otro lado, considera que "la capacidad observacional y de predicciones de fenómenos meteorológicos en España es excelente, como demuestran la AEMET o METEOCAT. El servicio europeo de emergencias del programa Copernicus tiene una capacidad predictiva extraordinaria para avisar con antelación sobre fenómenos extremos, como hemos visto en las inundaciones en Alemania. Las alertas fueron excelentes pero después depende de Protección Civil de cada país dar avisos a la población", argumenta.
Por lo que respecta al Ártico, una región clave para la Tierra, Doblas señala que "uno de los aspectos más llamativos es que a partir de 2050, que es prácticamente mañana, podemos esperar un Ártico libre de hielo, lo que significa que tendrá menos de un millón de kilómetros cuadrados de hielo en verano (en septiembre es cuando alcanza el mínimo de hielo). Son valores realmente muy impactantes pues ahora suele tener entre tres y cinco millones de kilómetros cuadrados, mientras que en los años 80 y 90, tenía el doble, entre seis y siete millones de kilómetros cuadrados. Lo que ha ocurrido en los últimos 30 o 35 años es realmente impresionante, y lo hemos visto directamente con los satélites, no se trata de modelos de predicción", asegura.
Se trata de un sistema muy complejo y vulnerable, con un equilibrio muy precario. La pérdida de hielo y la disminución de su grosor, asegura, afectará a muchos animales que no podrán sobrevivir pero también a comunidades indígenas que dependen del hielo y habrá ecosistemas que se conviertan en invasivos".
De hecho, una de las conclusiones más desalentadoras del informe según destaca uno de sus autores "es que hay consecuencias del cambio climático que no pararán aunque se reduzcan las emisiones de CO2 y seguirán durante siglos o milenios, como el aumento del nivel del mar o la fusión de los hielos continentales y glaciares porque esos procesos se han iniciado ya".
MAYOR REDUCCIÓN DE EMISIONES
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) fue creado en 1988 para evaluar de forma integral el conjunto de los conocimientos científicos, técnicos y socioeconómicos disponibles sobre el cambio climático, sus causas, posibles consecuencias y estrategias de respuesta por parte de los Gobiernos. El que se ha presentado hoy es el sexto informe de evaluación realizado desde 1988 por el IPCC, que en 2007 recibió el Nobel de la Paz junto a Al Gore.
"Este informe es una herramienta para los políticos que nos han pedido los políticos y los científicos de todo el mundo nos organizamos para ofrecerla. No se trata de que los científicos intentemos convencerles de nada, ellos quieren tener la mejor información disponible para tomar decisiones", dice Doblas.
Además de estos grandes informes de evaluación, periódicamente el grupo de lPCC publican trabajos especiales centrados en algunos aspectos, como el informe 1,5 grados de 2018. La conclusión principal fue que los gobiernos debían reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a la mitad para 2030 para limitar el calentamiento a 1,5 grados (respecto a la temperatura que había al inicio de la revolución industrial) a finales de siglo y evitar así las consecuencias más graves del cambio climático.
En el Acuerdo de París de 2015 la comunidad internacional se marcó como objetivo que la temperatura no subiera más de dos grados a finales de este siglo y hacer todo lo posible por limitarlo a 1,5 grados, pero este nuevo informe deja patente que para lograr esos objetivos, la reducción de CO2 y de otros gases de efecto invernadero debe ser mucho más ambiciosa.
"Para poder alcanzar ese límite de 1,5 grados necesitamos una reducción inmediata y a gran escala de gases de efecto invernadero. Hay un mensaje optimista y es que la acción está en nuestras manos. Somos capaces de hacerlo pero hay que actuar de forma rápida", dice Doblas. Y es que en todos los escenarios que contempla el nuevo informe, hacia 2040 se habría alcanzado ya el aumento el de 1,5 grados.
Para lograr el objetivo internacional de que no suba más de 1,5 o 1,6 grados habría que conseguir la neutralidad de carbono hacia 2030 (los planes actuales de la mayoría de países abogan por conseguirlo en 2050 o en el caso de China, en 2060).
UN INFORME 'INAPELABLE' Y 'CONSENSUADO'
Gutiérrez asegura que este sexto informe "es un esfuerzo colectivo brutal". "En estos tres últimos años le he dedicado más del 80% de mi tiempo, y todos los que hemos participado en él lo hacemos con el deseo de que les sirva a los Gobiernos para actuar porque es un trabajo muy consensuado. Buscamos algo inapelable que puedan utilizar". Por eso, afirma, se publica cada 7 u 8 años y no con más frecuencia.
"Se espera unos años para que la ciencia pueda avanzar, se mueva y haya nuevas evidencias que se sumen a los informes anteriores. El IPCC no hace ninguna afirmación basándose en un artículo reciente o aislado, se basa en ciencia sólida", señala. Por eso añade, hay quienes los consideran tanto catastrofistas como conservadores: "En ciencia las cosas no se consolidan de un día para otro. Lo que sería desastroso es que el IPCC sacase unas conclusiones que se demuestren después que son falsas o débiles", sostiene.
"Pedimos a los gobiernos que por favor usen este informe, tienen la herramienta que necesitan para actuar, aunque esas actuaciones sean duras y difíciles de tomar. Esperamos que sirva para tomar decisiones importantes", añade Gutiérrez, que señala que aunque estamos en la carretera correcta siguiendo la dirección correcta, "hace falta pisar mucho el acelerador".