Meghan Markle y el príncipe Harry fueron entrevistados por Oprah Winfrey, un año después de abandonar sus deberes como miembros de la realeza y mudarse al sur de California. La exactriz habló de su relación con los miembros de la realeza británica y se sinceró ante las discriminaciones y el racismo que vivió.
Al principio de la entrevista, la duquesa de Sussex describió el momento en el que conoció a la reina Isabel II. Sucedió luego de que la monarca terminara un servicio religioso, y Harry le preguntó a su entonces novia si sabía cómo hacer una reverencia para el encuentro, algo que tomó por desprevenida a Markle. “Estaba sorprendida de que uno tuviera que hacer una reverencia por su abuela”, recordó la joven, quien en verdad no sabía de qué forma hacerla.
Según contó, el encuentro se desarrolló de forma agradable y al parecer la reverencia ofrecida por Meghan fue “muy sentida”. Luego de la atención, ambas se sentaron y charlaron. “Fue encantador y fácil”, aseguró la joven sobre su primer encuentro con la monarca. Además, reveló que antes de verse con ella no había realizado ningún tipo de investigación, lo que ayudó a que no se sintiera incómoda.
“Gracias a Dios, no sabía mucho sobre la familia, porque habría estado pensando todo el tiempo en eso”, recordó. En otro momento de la entrevista, Markle relató que durante un viaje en carruaje “compartió una manta” con la reina, a quien considera una persona que siempre se comportó de forma maravillosa con ella. Incluso, Isabel le regaló sus aros de perla y la hizo sentir bienvenida.
Sin embargo, lejos de la relación cálida con la reina, Meghan aseguró que hubo situaciones de tensión con otros miembros de la corona. Sobre su relación con su cuñada, Kate Middleton, develó una situación incómoda que vivió en la víspera de su boda real. Según relató, unos días antes de su casamiento, Middleton estaba molesta por los vestidos de las niñas del cortejo y la “hizo llorar”. “Realmente hirió mis sentimientos. Simplemente no tenía sentido con todo lo que sucedía en la boda, no ser solidario”, afirmó la exactriz.
A pesar del desencuentro, Markle consideró que todos, incluida Kate, le dieron una gran bienvenida cuando ingresó a la familia.
Sobre su casamiento, destacó que en verdad ella y Harry se casaron “solos con un sacerdote” tres días antes de la ceremonia oficial. “Nadie sabe esto”, confesó ante la cámara junto a Oprah.
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Sin dudas el momento más tenso de la entrevista fue cuando hablaron del primogénito de la pareja, Archie. En ese punto, Markle explicó que desde la realeza le dijeron que el niño no recibiría el título de príncipe y que, por lo tanto, no tendría seguridad.
Además, habló del racismo que existió en torno a su embarazo. “En los meses previos al nacimiento de Archie, no solo hubo conversaciones sobre cómo no se le daría un título y no habría seguridad, sino también sobre qué tan oscura podría ser la piel del bebé y qué significaría o cómo se vería eso”, indicó Markle. Según contó, esa “inquietud” fue acercada a Harry, quien le transmitió los dichos a su esposa.
Ante la pregunta de quién fue la persona que mostró ese grado de racismo, Markle se mostró visiblemente incómoda y dubitativa. Sin embargo, decidió no exponer a nadie, porque “sería muy perjudicial para ellos”.
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Otro de los momentos más fuertes de la entrevista fue cuando Markle habló sobre su situación personal. “Ya no quería estar viva”, sostuvo y agregó: “Fue un pensamiento muy real, claro, aterrador y constante”. Ante la depresión que sentía, acudió a los altos funcionarios de la Corona, quienes le dijeron que no tenían forma de conseguirle ayuda. La exactriz indicó que ahí habló con una de las amigas íntimas de la princesa Diana.
Durante ese tiempo oscuro, Markle estaba invitada a un evento oficial. “Tuvimos que ir a un evento en el Royal Albert Hall”, rememoró. De acuerdo a su relato, sucedió poco después de que le dijera a Harry que ya no quería vivir más. En esa ocasión, el príncipe le respondió que no debía ir a la reunión, pero ella respondió que no creía que fuera buena idea quedarse sola, por lo que ambos asistieron a la fiesta.
Luego de que los duques de Sussex se alejaran de sus obligaciones reales, desde el Palacio de Buckingham decidieron dejar de proveerles seguridad. La justificación fue que ambos habían realizado un “cambio de status”, por lo que no serían más “miembros oficiales de la familia real”.
La novedad fue shockeante para Harry, quien nunca se imaginó que siendo nieto de la reina le quitarían la vigilancia. La situación fue tan extraña para el príncipe que Meghan hizo un pedido a la familia para que le mantuvieran la custodia incluso si a ella y a Archie se la negaban, pero no hubo caso. Debido a que le cortaron los fondos, Harry afirmó que realizó los acuerdos con Spotify y Netflix para poder pagar la seguridad de su familia.
Uno de los momentos más duros para él, según contó, fue cuando reveló que su padre, el príncipe Carlos, dejó de atender sus llamados. Si bien luego admitió que de a poco su progenitor está aceptando sus llamadas, se siente “decepcionado” por su forma de actuar.