Japón lanzó este martes con éxito un cohete lanzadera con un satélite a bordo para sustituir a un aparato obsoleto lanzado hace once años y mejorar así la cobertura de su sistema de posicionamiento global (GPS) y de sus telecomunicaciones.
El cohete modelo H-2A fue lanzado a las 11:19 hora local desde la base de Tanegashima, en el sudeste del país, una operación que corrió a cargo del fabricante de material aeroespacial Mitsubishi Heavy Industries.
Japón lanzó este martes con éxito un cohete lanzadera con un satélite a bordo para sustituir a un aparato obsoleto lanzado hace once años y mejorar así la cobertura de su sistema de posicionamiento global (GPS) y de sus telecomunicaciones.
El cohete modelo H-2A fue lanzado a las 11:19 hora local (2:19 GMT) desde la base de Tanegashima, en el sudeste del país, una operación que corrió a cargo del fabricante de material aeroespacial Mitsubishi Heavy Industries, que participa en este tipo de operaciones desde que se privatizó en 2007.
El cohete y el satélite se separaron correctamente a una altitud de unos 260 kilómetros en torno a una media hora después del lanzamiento, según confirmó a Efe un portavoz del conglomerado.
El cohete utilizado en esta ocasión tenía unos 53 metros de largo y pesaba alrededor de 290 toneladas en el momento del lanzamiento.
El nuevo aparato, producido por la empresa privada japonesa, reemplazará al Michibiki número 1, un satélite que fue lanzado en 2010 y que ha llegado al fin de su vida útil.
El dispositivo forma parte de un sistema compuesto por otros tres satélites Michibiki lanzados con anterioridad con el fin de complementar la red GPS estadounidense existente, y cuya cobertura se ha apodado a nivel nacional como “el GPS japonés”.
Este fue, pues, el quinto lanzamiento de un satélite Michibiki.
El Gobierno japonés quiere aumentar hasta siete el número total de estos satélites en órbita para 2023, para contribuir a establecer un sistema que garantice las comunicaciones cuando las redes tradicionales dejen de funcionar en casos como los desastres naturales.
El objetivo es evitar una situación similar a la que se produjo tras el terremoto del 11 de marzo de 2011, que dejó sin línea a unos 29.000 móviles y 1,9 millones de teléfonos fijos, lo que dificultó las labores de búsqueda y rescate de supervivientes.
Con nuevos satélites se busca, además, mejorar la cobertura de los servicios para vehículos conectados y drones, sectores en auge.