Angela Merkel, impuso este martes su línea estricta para combatir el coronavirus con la instauración de un mecanismo que refuerza el poder del Gobierno federal ante las regiones y automatiza y armoniza las restricciones en todo el país.
La canciller alemana afirmó este martes que es "necesario" imponer un toque de queda nocturno automático que afecte a todas las regiones que superen los 100 nuevos casos por cada 100.000 habitantes en siete días.
Angela Merkel, impuso este martes su línea estricta para combatir el coronavirus con la instauración de un mecanismo que refuerza el poder del Gobierno federal ante las regiones y automatiza y armoniza las restricciones en todo el país.
En virtud de un proyecto de ley aprobado este martes por el gabinete de ministros, estas restricciones podrán ser impuestas por el Estado federal a las regiones, con las que se habían multiplicado las tensiones en los últimos tiempos.
Las nuevas reglas establecen que a partir de un umbral de 100 nuevos casos cada 100.000 habitantes en tres días, el Estado federal podrá decidir la aplicación de toques de queda nocturnos, la reducción de contactos entre personas en lugares privados o el cierre de comercios juzgados no esenciales, informó la agencia de noticias AFP.
Las demás medidas confirman las restricciones ya implementadas desde fines de 2020 en el país, donde permanecen cerrados restaurantes, bares, clubs, estructuras deportivas, culturales o de ocio.
Este proyecto de ley, cuya aprobación en el Parlamento se da por descontada por la mayoría que tiene el bloque oficialista, constituye una victoria para Merkel, partidaria de una línea estricta para combatir el virus.
Hasta ahora las medidas para luchar contra el coronavirus eran responsabilidad no solo de su Gobierno, sino también de las regiones, competentes en el ámbito sanitario en virtud del federalismo alemán.
Pero estas últimas han actuado más o menos a su antojo: algunas aplicaban las medidas y otras las ignoraban a pesar de que se habían decidido con su visto bueno en reuniones maratónicas con la jefa de Gobierno.
Como resultado de ello las reglas variaban de un lugar a otro y la confusión aumentaba.
Esto, junto con la lentitud de la campaña de vacunación, provocó una pérdida de confianza en la capacidad de las autoridades para manejar la crisis, cuando faltan menos de seis meses para las elecciones generales.
Merkel llevaba meses intentando convencer a algunos líderes regionales de la importancia de un enfoque estricto.
En concreto, desde que la segunda ola de la pandemia azotó el país en octubre pasado, seguida de una tercera el mes pasado con la llegada de variantes más contagiosas del virus.
"Esta tercera ola es quizás la más dura para nosotros", estimó el lunes la canciller, mientas que la tasa de incidencia se situaba hoy en 140,9 casos por cada 100.000 habitantes en el país y se superaron los 3 millones de infecciones desde el comienzo de la pandemia.
La imposibilidad de imponer un confinamiento estricto en Semana Santa, por lo que tuvo que pedir "perdón" a la población, y la flexibilización de las restricciones en algunas regiones fueron la gota que colmó el vaso para la canciller.
"Actualmente hay más de 300 cantones que superan este umbral (de 100), y en más de 50 la incidencia es superior a 200", afirmó el lunes el portavoz de la canciller, Steffen Seibert.
La idea es "llegar lo más rápido posible a una situación con tasas de infección más bajas gracias a las que podremos aligerar las restricciones mediante el uso de tests", resumió.
El proyecto de ley aprobado en consejo de ministros tendrá que ser ratificado en el mejor de los casos esta semana en la cámara baja del parlamento, el Bundestag, según los deseos del Gobierno.
La mayoría de las regiones se han unido a él pero algunas mantienen reservas.
La asociación de municipalidades estima por su parte que imponer toques de queda puede ser "problemático a nivel constitucional".
Con información de Télam