El Litoral
En el país mueren cerca de 33.000 personas por armas de fuego al año. El derecho a portar y acceder a las armas admite de forma natural.
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Télam
A un mes del tiroteo en la escuela secundaria de Parkland, en el sur del estado norteamericano de Florida, que dejó un saldo de 17 muertos, Estados Unidos sigue estancado en el debate sobre si se debe limitar la venta de armas, tema en el cual el presidente Donald Trump mostró más desinterés que preocupación.
La masacre de Parkland, perpetrada por un joven de 19 años el pasado 14 de febrero, reabrió el debate sobre el acceso legal a un rifle en Estados Unidos, país en el que mueren cerca de 33.000 personas por armas de fuego al año.
El derecho a portar y acceder a las armas es un hecho que en Estados Unidos se admite de forma natural, ya que está amparado en la segunda enmienda constitucional y se defiende fervientemente en varios de sus estados, sobre todo en los más conservadores.
Cada vez que sucede una masacre de estas características, algunos sectores de la sociedad estadounidense vuelven a reclamar por un mayor control al acceso de armas, decisión que se vio reflejada en las últimas encuestas publicadas tras la matanza.
Los republicanos y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, evitaron referirse al tema en un intento por bloquear cualquier iniciativa legislativa que ponga más controles al acceso de armas.
La inicial ausencia de definiciones del mandatario estadounidense llevó a los familiares de las víctimas a exigirle que "haga algo" al respecto.
Días después de la masacre, algunos congresistas, fundamentalmente desde las filas demócratas, calificaron como una "vergüenza" la "epidemia de violencia armada" que vive el país.
"Treinta personas mueren todos los días por armas de fuego. ¿Todo lo que podemos hacer es decir que necesitamos más información sobre ello?", inquirió el demócrata Mike Thompson, a días de la masacre.
Días después, Trump sugirió la posibilidad de que algunos profesores o trabajadores de las escuelas estadounidenses puedan portar armas de manera oculta para responder rápidamente si se produce un tiroteo, además de elevar la edad mínima para comprar legalmente algún tipo de arma, como los fusiles, por ejemplo.
"Hay algo que se llama portar armas de forma oculta, y que solo funciona cuando tienes a gente entrenada para ello. Los profesores tendrían un permiso especial, y (la escuela) ya no sería una zona libre de armas" de la que puedan aprovecharse los "maníacos", manifestó Trump, intensificando aún más el debate.
Alumnos de la escuela de Florida tomaron el liderazgo de una campaña nacional a favor del control de armas y se han reunido con Trump y con legisladores de primera línea, un esfuerzo que dio uno de sus primeros frutos la semana pasada con la aprobación de una ley en Florida que limita la edad para comprar armas.
El viernes pasado, el gobernador del estado de Florida, Rick Scott, promulgó la ley de seguridad escolar, que impone una serie de restricciones para el uso de armas de fuego, en un claro desafío a la poderosa Asociación Nacional del Rifle (NRA, según sus siglas en inglés).
La ley aumenta la edad mínima para comprar rifles de 18 a 21 años, amplía a tres días el período de espera para comprar casi todo tipo de armas y crea la figura de un "guardián" escolar, al que se le permite portar armas en el colegio.
La NRA, que defiende a ultranza el derecho a portar armas tutelado por la Segunda Enmienda de la Constitución estadounidense, presionó a la Casa Blanca y al Congreso para que se abstenga de estas medidas.
Bajo presión para actuar, Trump había mostrado su apoyo a elevar de 18 a 21 la edad mínima para poder comprar ese tipo de arma en cualquier parte del país.
No obstante, el mandatario estadounidense dejó en claro este lunes que dará marcha atrás con la propuesta.
"Aquí estamos mirando los casos en tribunales antes de actuar. Los Estados están tomando decisiones. Las cosas van más rápido, pero no hay mucho apoyo político (por decirlo suavemente)", dijo en Twitter.
Además, volvió a defender la idea de la creación de la figura del profesor armado.
"Si los colegios son obligados a ser zonas libres de armas, se invita a entrar a la violencia y el peligro. Casi todos los tiroteos escolares ocurren en zonas libres de armas. Los cobardes sólo acuden donde no hay disuasión", señaló Trump en la red social.
Ya el domingo, anticipando el giro de Trump, la Casa Blanca publicó una serie de medidas para hacer frente a los tiroteos en lugares públicos que no incluye la propuesta, y tampoco la de vedar la adquisición de armas por Internet o en ferias, donde se venden sin preguntar la edad.
Los demócratas y los familiares de las víctimas acusaron a Trump de ceder ante la NRA luego de que tres de los peores tiroteos masivos de la historia de Estados Unidos alteraran su primer año en el poder, y dijeron que las medidas no están a la altura de lo necesario.
Hoy, a un mes de la masacre, miles de estudiantes participarán en más de 2.800 protestas en todo Estados Unidos, para exigir más restricciones al acceso a las armas.
Los jóvenes exigirán la aprobación de al menos seis medidas que circulan en ambas cámaras del Congreso y que tienen como meta la prohibición de la venta de armas de asalto y armas de alta capacidad; una expansión de la revisión de antecedentes para compradores de armas; restricciones judiciales para personas consideradas peligrosas, y un cese de la "militarización" de los cuerpos policiales.
Con las mismas demandas, este 24 de marzo diversas organizaciones se manifestarán de manera simultánea en distintas ciudades estadounidenses en "La marcha por nuestras vidas" (March for Our Lives) y exigirle a Trump que de una solución al respecto.