El Litoral
Al menos cuatro personas murieron y 12 resultaron heridas este miércoles durante un asalto a la oficina de la organización humanitaria internacional Save the Children en la ciudad de Jalalabad, en el este de Afganistán, informó el portavoz del gobierno de la provincia de Nangarhar, Attaullah Khugyaniun.
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DPA
Las víctimas mortales son un civil y un miembro de las fuerzas de seguridad afganas, precisó el portavoz. Dos de los atacantes también habrían muerto. Testigos dijeron haber oído tres explosiones en el lugar del atentado. El periodista afgano Bilal Sarwary dijo que los atacantes lanzaron granadas hacia las fuerzas de seguridad.
Khugyani dijo que primero voló por los aires un terrorista suicida delante de la oficina de la organización no gubernamental. A causa de la explosión se incendiaron algunos automóviles. A continuación, un grupo de hombres armados irrumpió en el edificio y comenzó a disparar de forma indiscriminada.
Un empleado de Save the Children, que requirió el anonimato, informó que en la oficina trabajan normalmente unas 100 personas, aunque no se sabe cuántas estaban allí al producirse el asalto. Muchas de ellas se habrían atrincherado en un llamado "save room" (cuarto de seguridad), que cuenta con puertas de acero a prueba de balas. Para la mayoría de las organizaciones humanitarias en Afganistán, la instalación de un cuarto de seguridad es actualmente obligatoria.
"Los atacantes han llegado a la segunda planta, desde donde al parecer también disparan contra otros blancos", relató el empleado de Save the Children. "Todo mi cuerpo está temblando", dijo el joven hombre. "Estamos consternados", afirmó la organización humanitaria en un mensaje de Twitter.
Aún no sabe cuántos atacantes participan en el asalto. La milicia fundamentalista talibán aseguró que no está detrás del ataque. En la provincia de Nangarhar existe una pequeña base territorial de la milicia terrorista Estados Islámico (EI).
Save the Children es una de las organizaciones humanitarias más grandes que operan en Afganistán. La ONG lleva trabajando décadas en muchas provincias afganas, donde ayuda sobre todo a niños y madres en las áreas de salud y educación.
El ataque confirma lo que ha advertido la Organización de las Naciones Unidas en el sentido de que Afganistán es uno de los países más peligrosos en el mundo para cooperantes humanitarios. La ONU había informado en diciembre que el año pasado fueron asesinados 17 cooperantes. Otros 33 resultaron heridos y 47 fueron secuestrados.