El ministro brasileño de Salud, Luiz Henrique Mandetta, admitió que para combatir la propagación del coronavirus en las favelas las autoridades deben “dialogar” con las bandas de narcotraficantes y las milicias parapoliciales que controlan muchas de esas populosas y violentas barriadas.
“Tenemos que entender la cultura, la dinámica [de las favelas]. Tenemos que entender que son áreas donde el estado muchas veces está ausente, que quien manda allí es el narcotráfico, que quien manda allí son las milicias”, dijo Mandetta en una conferencia de prensa en Brasilia.
“¿Cómo construir ese puente con la vida, con la salud? Dialogando, sí, con el tráfico, con la milicia, porque ellos también son seres humanos y precisan colaborar, ayudar, participar”, añadió.
El ministro indicó que este miércoles se inició un "test piloto" en una favela, sin revelar de cuál se trata ni del estado al que pertenece.
Mandetta, al igual que la mayoría de los gobernadores, preconiza contra el nuevo coronavirus medidas de aislamiento social, rechazadas por el presidente Jair Bolsonaro, que ve en ellas una amenaza para la economía.
El fin de semana, Río de Janeiro reportó los primeros cuatro casos de coronavirus en Rocinha, la favela más grande de Brasil. Este miércoles, las autoridades cariocas confirmaron las primeras seis muertes. La noticia se produce en medio de la divulgación de videos que muestran que los habitantes de las barriadas han flexibilizado las medidas de aislamiento social decretadas por el gobierno regional de Río de Janeiro y vienen circulando por las calles sin preocupación ni protección.
En Rocinha hasta las tiendas volvieron a abrir sus puertas pese a la prohibición y vienen registrando aglomeraciones. “La sensación es que muchas personas no creen en la gravedad de la situación. La comunidad se adhirió a la cuarentena en los primeros días y las tiendas cerraron, pero en los últimos días las personas volvieron a circular y las empresas a funcionar”, afirmó William de Oliveira, un líder comunitario local.
Según datos del censo de 2010, cerca de 11,5 millones de brasileños viven en favelas, denominadas popularmente “comunidades” y, en la jerga administrativa, “aglomerados subnormales”.
Muchas de las favelas carecen de acueducto o alcantarillado ante una pandemia cuya principal medida de prevención es el lavado constante de las manos, y tienen enormes problemas sanitarios. Además, la densidad de población puede ser diez veces superior a la de cualquier barrio.
En la zona urbana de Rio, uno de cada cuatro habitantes (1,5 millones de personas) residen en esas zonas, teatro frecuente de enfrentamientos entre bandas de narcos entre sí o con fuerzas parapoliciales o policiales.
Brasil es el país de Latinoamérica más golpeado por el coronavirus, con 800 muertos y 15.927 casos confirmados, según el último balance del Ministerio de Salud divulgado este miércoles.