Un reducido número de mujeres protestó en Kabul, la capital de Afganistán, en rechazo a la prohibición de estudiar en la universidad impuesta por el Gobierno talibán.
Este tipo de manifestaciones son cada vez menos frecuentes en Afganistán desde la detención de destacadas activistas a principios de año. Las participantes corren el riesgo de ser arrestadas, sometidas a violencia y estigmatizadas.
Un reducido número de mujeres protestó en Kabul, la capital de Afganistán, en rechazo a la prohibición de estudiar en la universidad impuesta por el Gobierno talibán.
Al grito de "derechos para todos o para nadie", unas 20 mujeres, vestidas con el velo que cubre la cabeza y el pecho, o hiyab, y algunas con mascarillas, levantaban el puño reclamando que se les permita estudiar. Un activista informó que varias de las manifestantes fueron detenidas.
Este tipo de manifestaciones son cada vez menos frecuentes en Afganistán desde la detención de destacadas activistas a principios de año. Las participantes corren el riesgo de ser arrestadas, sometidas a violencia y estigmatizadas.
"Las niñas afganas son un pueblo muerto (...) lloran sangre", declaró Wahida Wahid Durani, una estudiante de la Universidad de Herat, en el oeste del país. "Están usando toda su fuerza contra nosotros. Me temo que pronto anunciarán que las mujeres no tienen derecho ni a respirar", agregó.
Esta semana guardias armados impidieron la entrada a cientos de mujeres a la universidad, luego de que el Ministerio de Educación Superior emitiera un decreto fundamentando la prohibición.
Además de prohibir la educación, los talibanes expulsaron a las mujeres de los puestos públicos, les prohibieron viajar sin un familiar varón y les impusieron el uso de la burka, la vestimenta que las cubre de cabeza a los pies y que solo deja ver sus ojos a través de una hendidura.
El último veto había sido en noviembre pasado, cuando les prohibieron el ingreso a parques de atracciones, ferias, gimnasios y baños públicos.
La comunidad internacional hizo del derecho a la educación de las mujeres una condición clave en las negociaciones para facilitar ayuda humanitaria al país y reconocimiento de las nuevas autoridades.
La ONU, Estados Unidos y la Unión Europea criticaron esta última decisión del gobernante movimiento islamista, que había prometido tolerancia al retomar el poder en Afganistán en 2021 luego de forzar la retirada estadounidense tras 20 años de guerra insurgente contra la coalición militar internacional que los había derrocado en 2001.