El mundo despide a una figura emblemática de la política internacional: el expresidente de los Estados Unidos, Jimmy Carter, quien falleció este domingo, a sus 100 años, en Atlanta, Georgia.
El demócrata gobernó EEUU en plena guerra fría, tuvo un papel decisivo en el conflicto del Canal de Panamá y fue el primer presidente estadounidense en perder una reelección. Ganó el premio Nobel de la Paz y deja un importante legado por su labor en derechos humanos, igualdad y protección ambiental.
El mundo despide a una figura emblemática de la política internacional: el expresidente de los Estados Unidos, Jimmy Carter, quien falleció este domingo, a sus 100 años, en Atlanta, Georgia.
Su deceso marca el final de una era para un líder que dejó una profunda huella tanto en su país como en el escenario global. La noticia llega apenas un año después del fallecimiento de su esposa, Rosalynn Carter, con quien compartió 77 años de matrimonio.
Jimmy Carter, cuyo nombre completo era James Earl Carter Jr., nació el 1 de octubre de 1924 en Plains, Georgia. Hijo de un agricultor de maníes, Carter creció en un entorno rural que moldeó su carácter y valores.
Tras graduarse de la Academia Naval de los Estados Unidos en 1946, sirvió como oficial en submarinos antes de regresar a su tierra natal para asumir la gestión de la granja familiar tras la muerte de su padre.
Su incursión en la política comenzó en la década de 1960, cuando fue elegido senador estatal en Georgia. En 1970, Carter fue elegido gobernador del estado, cargo que desempeñó hasta 1975.
Con una campaña basada en la honestidad, los derechos civiles y la reforma gubernamental, alcanzó la presidencia en 1976, derrotando al republicano Gerald Ford. Su mandato presidencial, de 1977 a 1981, estuvo marcado por logros significativos y desafíos complejos.
Entre los hitos de su administración se destaca la firma de los Acuerdos de Camp David en 1978, que llevaron a un histórico tratado de paz entre Egipto e Israel.
También impulsó iniciativas como la creación del Departamento de Energía y el Departamento de Educación, y una política exterior centrada en los derechos humanos. Sin embargo, su presidencia también enfrentó críticas, especialmente por la crisis de rehenes en Irán y la inflación económica en el país.
Tras dejar la Casa Blanca, Carter encontró una segunda vida como defensor de causas humanitarias.
Carter también fue clave en la negociación de los Tratados Torrijos-Carter en 1977, que establecieron la devolución del control del Canal de Panamá a manos panameñas para el año 1999.
Esta decisión fue sumamente controvertida en su momento, pero Carter la defendió como una medida justa y necesaria para mejorar las relaciones entre Estados Unidos y América Latina.
En 1982 fundó el Centro Carter, una organización dedicada a promover los derechos humanos, erradicar enfermedades y supervisar elecciones en países en desarrollo. Este trabajo le valió el Premio Nobel de la Paz en 2002, consolidándolo como un expresidente comprometido con el servicio público.
La vida personal de Carter estuvo inseparablemente ligada a la de Rosalynn, quien fue su confidente y colaboradora durante décadas. Rosalynn Carter falleció el 19 de noviembre de 2023, a los 96 años, dejando un vacío profundo en la familia.
Rosalynn no solo fue primera dama, sino también una incansable defensora de la salud mental, el bienestar de los niños y los derechos de las mujeres. Su relación de pareja, basada en el respeto mutuo y el trabajo conjunto, fue un ejemplo de compromiso y amor.
Jimmy Carter había ingresado en cuidados paliativos en febrero de 2023 debido a su frágil estado de salud, tras varios episodios médicos que incluyeron un cáncer de hígado y melanoma que se extendió al cerebro en 2015.
Pese a ello, continuó participando en actividades de su comunidad y mantuvo su firme fe religiosa, asistiendo a la iglesia y escribiendo libros.
El legado de Carter trasciende su tiempo en la presidencia: fue un líder que antepuso los principios morales a las conveniencias políticas y dedicó su vida a construir un mundo más justo.
El expresidente deja cuatro hijos, numerosos nietos y bisnietos, y una red global de admiradores que celebran su vida y obra.
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