Puede resultar injusto el reclamo externo a Nikol Pashinián, primer ministro de Armenia, por su rendición ante el avance relámpago de Azerbaiyán por varios frentes de la región de Nagorno Karabaj.
Los armenios se rindieron en la región de Artsaj y se procedió a la firma de una paz que puede no extenderse. El primer ministro es cuestionado por su pueblo.
Puede resultar injusto el reclamo externo a Nikol Pashinián, primer ministro de Armenia, por su rendición ante el avance relámpago de Azerbaiyán por varios frentes de la región de Nagorno Karabaj.
La falta de respuesta por parte de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) y la UE (Unión Europea), la ambivalencia de Rusia y el atraso en el desarrollo general de su infraestructura frente a la de los azeríes plantean un escenario para nada propicio de guerra para los armenios.
La posición geográfica y el peso histórico de su relación con Turquía también complicaban un eventual ingreso al plano bélico. En relación a los riesgos para la comunidad internacional, aparece también la figura de Irán, que se encuentra amenazada de perder su paso hacia el Mar Negro.
Sin embargo, la reacción de la oposición al gobierno y los propios ciudadanos armenios depone las dudas sobre el fracaso de la gestión de Pashinián.
Este miércoles se conoció la decisión del gobierno de Armenia de aceptar la petición desde Bakú de el desarme de sus Fuerzas Armadas y proclamar la disolución de la llamada Región de Artsaj como república independiente.
"Se alcanzó un acuerdo sobre la retirada de las unidades restantes y el personal militar de las Fuerzas Armadas de la República de Armenia de la zona de despliegue del contingente ruso de mantenimiento de la paz, la disolución y el desarme completo de las formaciones armadas del Ejército de Defensa de Nagorno Karabaj y la retirada del equipo pesado y del armamento del territorio de Nagorno Karabaj con el objetivo de su rápida destrucción", detalló el miércoles un informe oficial desde Azerbaiyán.
El jueves, en la ciudad azerí de Yevlakh, ubicada a 90 km de Stepanakert/Khankendi, se encontraron las autoridades de la autoproclamada República de Artsaj y las de Azerbaiyán.
La jornada coincidió paradójicamente con la celebración del 32° aniversario de la Armenia independiente de la Unión Soviética, hecho que cala aún más hondo en la población.
Pashinián cedió inmediatamente tras pocas horas del avance azerí en Nagorno Karabaj por los cuatro frentes, con foco en el sector noroccidental.
El primer ministro argumenta que su decisión evita un “innecesario” derrame de sangre. El corredor de evacuación establecido para los 120 mil armenios residentes en la región denota la intención de “limpiar” étnicamente el territorio en disputa, que en caso de no darse en un marco de “cese al fuego”, podría haber terminado en tragedia.
El temor del mandatario radica en la posibilidad de que el gobierno de İlham Əliyev planee un avance más profundo: "Hay fuerzas internas y externas que quieren involucrar a Armenia en hostilidades a gran escala. Los intentos de involucrar a Armenia en una escalada militar son inaceptables", expresó.
Pashinián también afirmó: "Azerbaiyán está llevando a cabo acciones para violar la línea de contacto y tomar el control de las posiciones y los asentamientos".
La soledad virtual en la que se encuentra Armenia en la región de Eurasia es otro de los factores que llevaron a la rendición y “traición”, según reclamaron algunos ciudadanos armenios horas después de la detención de las hostilidades.
El “aislamiento” es un punto de posible acuerdo o coincidencia entre el mandatario y su pueblo. El pedido de mayor compromiso de la comunidad internacional por parte del primer ministro y el embanderamiento de los armenios con las insignias de Estados Unidos y la Unión Europea tienen puntos de convergencia.
Respecto a la presencia de banderas occidentales, el mandatario armenio aseguró: "Hay fuerzas internas y externas que quieren involucrar a Armenia en hostilidades a gran escala. Los intentos de involucrar a Armenia en una escalada militar son inaceptables".
Lo cierto es que durante la última gestión, Armenia no ha sido tan inteligente como Azerbaiyán para establecer sus relaciones bilaterales y comerciales, que en medio de la coyuntura de la guerra en Ucrania, le brindan cierto aval para continuar con sus intereses.
Se trate de un parche temporal para evitar una mayor catástrofe acelerada o simplemente la consecuencia de años de política internacional errónea (resulta prácticamente imposible creer que sea una traición literal), a Pashinián ya no lo quieren en Armenia.
Un importante número de personas lo hizo saber de manera explícita en los últimos días con manifestaciones en la plaza central de la capital Ereván y demostraciones de odio en cercanías a su residencia.
La intervención policial ante los ataques, que a excepción de un individuo con arma blanca, sólo contaron con proyectiles de huevos y botellas, terminó con varios detenidos.
La Federación Revolucionaria Armenia (FRA), la segunda fuerza opositora del país, anunció que iniciará un proceso de impugnación contra Pashinián.
Cabe recordar que Pashinián ya fue culpado de la derrota en la guerra de 2020, la cual terminó en condiciones similares al proceso actual y en la que Azerbaiyán recuperó gran parte de los territorios que perdió en la contienda librada en 1992-94. Justamente por este motivo se teme que no cesen el avance azerí.
En respuesta a las convocatorias en su contra y la ola de críticas a sus decisiones, Nikol declaró: "Como era de esperar, se escuchan llamados desde diferentes lugares incluso a un golpe de Estado (...) Es muy importante que la ley y el orden funcionen plenamente en Armenia y se mantenga la estabilidad, pues la violación de la ley, el orden y la estabilidad es el objetivo de las fuerzas que buscan actuar contra la República de Armenia".
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