La OTAN suspendió sus misiones de entrenamiento en Irak a raíz de la muerte del general iraní Qassem Soleimani en un operativo estadounidense en Bagdad, informó este sábado a la agencia de noticias AFP el portavoz de la Alianza del Atlántico Norte, Dylan White.
La misión de la OTAN, que cuenta con algunos centenares de soldados, entrena a las fuerzas de este país a petición del gobierno iraquí para impedir el regreso del grupo Estado Islámico.
“La misión de la OTAN continúa pero las actividades de entrenamiento están actualmente suspendidas”, dijo White.
Por otra parte, confirmó que el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, habló por teléfono con el ministro estadounidense de Defensa, Mark Esper, tras los eventos recientes.
La coalición antiyihadista liderada por Estados Unidos redujo también sus operaciones y reforzó la seguridad de sus bases en Irak, dijo el sábado a AFP un responsable estadounidense en Bagdad.
La muerte el viernes de Soleimani –artífice de la política de Irán en Oriente Medio– y del líder miliciano Abu Mehdi Al Muhandis –número dos de Hashd Al Shaabi y considerado el hombre de Irán en Bagdad– hace temer un conflicto en la región.
Irán prometió “una dura venganza en el lugar y el momento adecuados” para vengar la muerte de su general.
El ataque cerca del aeropuerto pulverizó dos vehículos y dejó un total de diez muertos, cinco iraquíes y cinco iraníes.
El sábado, miles de personas gritaban “¡Muerte a Estados Unidos!” en el barrio chiita de Kazimiya, en Bagdad, cuando acompañaban los féretros del general y del líder miliciano hacia el funeral oficial.
Los cuerpos de las diez víctimas serán trasladados desde Kazimiya a la llamada Zona Verde, un barrio bajo estrictas medidas de seguridad y sede de las instituciones del gobierno y de varias embajadas, entre ellas, la de Estados Unidos, que el martes sufrió un ataque de partidarios del Hashd.
El primer ministro iraquí Adel Abdel Mahdi también participó en los funerales este sábado, así como Hadi Al Ameri, jefe de las fuerzas proiraníes en el parlamento iraquí, el ex primer ministro Nuri Al Maliki y varios jefes de facciones chiitas proiraníes.