En un pesado domingo 27 de octubre en materia electoral por el mundo, Europa tuvo en su frente oriental una serie de comicios con importancia en la coyuntura de la guerra Rusia - Ucrania.
En Georgia la presidenta no aceptó los resultados, en Lituania temen por sus fronteras y en Bulgaria nuevamente deberán discutir la confección del gobierno.
En un pesado domingo 27 de octubre en materia electoral por el mundo, Europa tuvo en su frente oriental una serie de comicios con importancia en la coyuntura de la guerra Rusia - Ucrania.
Bulgaria, Lituania y Georgia, este último fuera de la Unión Europea (UE) y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), votaron en un marco de tironeos por fortalecimiento de relaciones eurocentristas y las influencias desde Moscú.
El caso más particular es el de Georgia, país fronterizo a Rusia y candidato para la UE y OTAN desde 2004 y 2011, respectivamente. Allí, la presidenta Salomé Zourabichvili, nacida en París, se niega a aceptar los resultados denunciando amañamiento ruso.
Zourabichvili, que forma parte del gobierno y era miembro del partido Sueño Georgiano tras iniciar su campaña como “independiente”, ahora se encuentra alineada con la oposición en los reclamos por "operación especial rusa".
"Estas elecciones no pueden ser reconocidas, porque suponen el reconocimiento de la intrusión de Rusia aquí, la subordinación de Georgia a Rusia", declaró Zourabichvili.
La Comisión Electoral Central de Georgia afirmó el domingo que el partido gobernante Sueño Georgiano obtuvo el 54,8% de los votos del sábado, con casi el 100% de las papeletas escrutadas. El primer ministro, Irakli Kobajidze, desmintió la acusación: "Irregularidades hay en todas partes, en todos los países".
La socialdemocracia lituana aprovechó la caída en la imagen del oficialismo tras las medidas durante la pandemia de Covid-19 y el desplome en 3% del PBI para imponerse en la segunda vuelta de las presidenciales.
Contadas las papeletas de 1.652 de un total de 1.685 colegios, es seguro que los socialdemócratas de Vilija Blinkevičiūtė formarán la mayor facción en el Parlamento unicameral o Seimas, por delante de la conservadora Unión Nacional-Demócratas Cristianos Lituanos (TS-LKD) de la primera ministra, Ingrida Simonyte.
"El resultado de las elecciones demuestra que la gente de Lituania, sin importar dónde viven -en ciudades grandes o pequeñas o en pueblos- quieren un cambio, quieren un Gobierno completamente diferente", afirmó Blinkevičiūtė en la sede de su partido, en declaraciones citadas por la cadena pública LRT.
Por su parte, el líder del TS-LKD, Gabrielius Landsbergis, reconoció su derrota y manifestó la esperanza de que el LSDP forme "un Gobierno responsable". El partido conservador presidió durante la última legislatura una coalición de centro-derecha que, según los analistas, ha perdido popularidad debido a varios escándalos políticos y a la fuerte subida de la inflación.
Si bien, agencias europeas estiman que se mantendrán las mismas líneas diplomáticas, los ojos están puestos ante eventuales cambios de este país fronterizo a Bielorrusia y el enclave ruso Kaliningrado.
El sondeo a pie de urna realizado por la empresa demoscópica Gallup International mostró que Ciudadanos por el Desarrollo Europeo de Bulgaria, fuerza conservadora y encabezada por Boyko Borissov, obtuvo el 25% de los votos.
Al parecer, superó a la coalición reformista entre el partido Continuamos el Cambio y el partido de derecha Bulgaria Democrática por un margen de casi el 10% de los votos. Los resultados iniciales se esperan para este lunes, pero podrían pasar días antes de que se anuncien los resultados oficiales definitivos.
El principal desafío será la confección de gobierno, luego de un largo plazo de inestabilidad y la novena elección en tres años, las cuales han retrasado las reformas exigidas por la UE.