La expectativa de vida en San Pablo, foco principal de la pandemia en Brasil, cayó en 2020 por primera vez desde 1940 a causa de las muertes por coronavirus, lo que confirma la tendencia de reversión demográfica que está provocando el virus, concluyó un estudio oficial divulgado este martes. Las cifras fueron reveladas por la Fundación Sedae, órgano del gobierno del estado de San Pablo, que indicó que "en 2020 la esperanza de vida cayó un año" entre los paulistas. Esto significa que la pandemia es el mayor factor de reversión demográfica que haya sufrido la región en 80 años.
Al menos 88.528 de los casi 375.000 brasileños muertos por Covid-19 son del estado de San Pablo, el más afectado por la pandemia y que, con una población de casi 46 millones de habitantes, aporta un tercio del Producto Bruto Interno del principal socio comercial de la Argentina. Según el informe, la expectativa de vida promedio del estado de San Pablo cayó a 75,4 años luego de haber llegado a 76,4 en 2019.
El primer registro de la expectativa de vida es de 1940 y nunca paró de crecer. "El rápido aumento de los niveles de mortalidad, con la expansión de la pandemia, afectó directamente los niveles demográficos de longevidad, volviendo a las cifras observadas entre 2012 y 2013", alertó el informe del organismo que administra los datos de la población del estado de San Pablo.
Los números sobre la expectativa de vida en 2020 confirman la tendencia para marzo y abril en todo Brasil de que la reversión demográfica provocada por la pandemia es un hecho: hay más muertes que nacimientos. Hasta el momento los datos consolidados sobre reversión demográfica se dieron en la región sur, bajo colapso sanitario desde febrero.
Allí se están dando situaciones inéditas, como por ejemplo 322 personas que fallecieron sentadas en las guardias, víctimas de Covid-19, esperando una cama de terapia intensiva en el estado de Santa Catarina (fronterizo con Misiones), cuya capital, Florianópolis, es uno de los centros de vacaciones de verano del Mercosur.
En Amazonas es mucho peor
El dato de los 322 fallecidos lo dio a conocer el gobierno de Santa Catarina, alineado con el presidente Jair Bolsonaro, ante un pedido de información de la Fiscalía Federal y en medio de esfuerzos por investigar si la gestión del Gobierno nacional cometió errores u omisiones en la gestión de la pandemia.
El informe sobre la evolución demográfica de San Pablo se conoció apenas unos días después de otro, perteneciente a una científica brasileña, Marcia Castro, de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, Estados Unidos, que sacudió al país y el mundo. Según el estudio de Castro, la pandemia en Brasil causó que los brasileños pierdan 1,94 años de esperanza de vida al nacer y, en algunos estados, este deterioro supera los 3 años.
Publicado por la plataforma digital científica Medrixv, las conclusiones de 2020 indicaron que Brasilia, la capital, perdió 3,68 años de expectativa de vida pese a tener el ingreso per cápita más alto de Brasil. La cifra es dramáticamente alta, incluso al comparar la capital con otras de las regiones del país vecino más afectadas por la pandemia.
Con la mayor tasa de mortalidad de Brasil por Covid-19, el estado de Amazonas, que vivió dos colapsos en su sistema hospitalario y en la provisión de oxígeno a pacientes que murieron asfixiados en sus camas de terapia intensiva en enero, cayó 3 años en la expectativa de vida.
En noviembre, en la capital de Amazonas, Manaos, surgió la poderosa variante P1 que es la que domina el estrago causado en Brasil en la actual segunda ola y que fue favorecida por las aglomeraciones en todo el país desde las elecciones municipales de noviembre, pasando por las reuniones sociales de las fiestas de fin de año y las vacaciones de enero, último mes antes de la estampida de casos y muertos.
El estudio de Castro reveló, además, que la región nordeste es la que tiene una menor caída de expectativa de vida. Los nueve estados del nordeste, ninguno bolsonarista, formaron un consorcio científico y administraron cuarentenas en forma coordinada. "Los gobernadores tomaron medidas directamente opuestas a las recomendaciones del presidente", subrayó la científica. Desde el 1 de enero pasado, las muertes por coronavirus aumentaron el 91,4% en Brasil, el foco mundial de la enfermedad en 2021.