Sábado 9.10.2021
/Última actualización 12:39
El Papa ha llamado a "una participación real de todo el Pueblo de Dios" para que el Sínodo de Obispos, que concluirá en el Vaticano en otoño de 2023, no sea un "evento de fachada" al tiempo que ha denunciado el "malestar" que sufren muchas mujeres que se siguen "quedando al margen" en la Iglesia católica.
Francisco -que ha abierto la fase diocesana de la reunión eclesial con un discurso en el Vaticano- ha denunciado "el malestar y el sufrimiento de numerosos agentes pastorales, de los organismos de participación de las diócesis y las parroquias, y de las mujeres, que a menudo siguen quedando al margen"
"La participación de todos es un compromiso eclesial irrenunciable", ha zanjado a este respecto. Por ello, ha llamado a hacer de la inclusión una obligación en la Iglesia porque si no, se corre el riesgo de que "los discursos sobre la comunión" permanezcan "como intenciones piadosas".
No obstante, ha dejado claro que la "participación es una exigencia de la fe bautismal frente a quienes pueden considerar que el sínodo es una encuesta o un parlamento democrático".
En su alocución al inicio del nuevo Sínodo de los Obispos sobre la sinodalidad, cuyo proceso ha comenzado con un momento de reflexión en el Vaticano, el Pontífice ha instado "a la unidad, a la comunión y a la fraternidad". "Todos, sin distinciones, y en particular nosotros pastores _ ha dicho-caminamos juntos en el único Pueblo de Dios, para hacer experiencia de una Iglesia que recibe y vive el don de la unidad, y que se abre a la voz del Espíritu".
La participación de todos en la Iglesia es para el Papa "una praxis eclesial" que tiene que expresar "la sinodalidad de manera concreta a cada paso del camino y del obrar, promoviendo la implicación real de todos y cada uno, la comunión y la misión corren el peligro de quedarse como términos un poco abstractos".
"Quisiera decir que celebrar un Sínodo siempre es hermoso e importante, pero es realmente provechoso si se convierte en expresión viva del ser Iglesia, de un actuar caracterizado por una participación auténtica", ha incidido.
Francisco ha dedicado parte de su discurso a los riesgos que encara el Sínodo. Entre ellos, "el formalismo de reducirlo a un evento extraordinario, pero de fachada". El Papa ha pedido en este sentido a la iglesia a poner en práctica "un itinerario de discernimiento espiritual efectivo" que no sea "para dar una imagen bonita de nosotros mismos, sino para colaborar mejor con la obra de Dios en la historia".
Para ello, ha instado a transformar "ciertas visiones verticalistas, distorsionadas y parciales" al tiempo que ha alertado del riesgo del "intelectualismo" que ve la cita eclesial como "una especie de grupo de estudio, con intervenciones cultas pero abstractas sobre los problemas de la Iglesia y los males del mundo".