El Papa retomó su agenda pública con una reunión en el Vaticano con varias delegaciones de deportistas que celebraron una subasta con fines benéficos para recabar fondos en favor de la sanidad pública italiana.
El Papa retomó su agenda pública con una reunión en el Vaticano con varias delegaciones de deportistas que celebraron una subasta con fines benéficos para recabar fondos en favor de la sanidad pública italiana.
Según se observa en las fotos del encuentro distribuidas por la oficina de prensa del Vaticano, los participantes se sentaron en varias sillas separadas por la distancia de seguridad mínima para evitar el contagio, pero sin llevar mascarillas.
En reunión con el Pontífice han participado representantes del grupo de atletismo del Vaticano, el grupo deportivo de la Guardia de las Fianzas, el grupo del Patio de los Gentiles y el grupo Fidal-Lazio.
Según han explicado los organizadores, los deportistas han decidido contribuir de forma concreta a la actual emergencia sanitaria, organizando una subasta benéfica en favor de dos hospitales distinguidos por la gestión de la pandemia de Covid-19.
El dinero recabado se destinará a los hospitales Papa Giovanni XXIII de Bergamo y a la Fundación Poliambulanza de Brescia, ambas ciudades se encuentran en la región de Lombardía, una de las más afectadas por la pandemia de Covid-19.
Por ortra parte, Francisco envió un mensaje a las Obras Misionales Pontificias (OMP), que deberían haberse reunido en Roma para la asamblea general anual, pospuesta debido a la pandemia. En el texto, aconsejó a los misioneros evitar el proselitismo y no convertirse en una ONG.
En su mensaje, Francisco recorre los que deben ser los “rasgos distintivos” de la misión y señala que en primer lugar “la Iglesia crece en el mundo por atracción y no por proselitismo”. En el uso de los fondos recaudados, subrayó la necesidad de “tener en cuenta las necesidades primarias de las comunidades” evitando formas de bienestar que corran el riesgo de alimentar fenómenos de “patrocinio parasitario”
El lunes, la basílica de San Pedro de Roma reabrió sus puertas al público, símbolo de un retorno a una relativa normalidad en Italia donde el desconfinamiento entra en la “fase 2”, con la reapertura de los comercios, los cafés y las terrazas y la reanudación de las misas.