Después de bajarles el sueldo a causa de la crisis económica provocada por la pandemia, el papa Francisco ha tomado hoy otro paso contra los privilegios de los cardenales y ha dispuesto que a partir de ahora deberán pagar el alquiler de su bolsillo. En una nueva medida de ahorro en la Santa Sede, Francisco ha decidido eliminar los alquileres gratuitos o de bajo coste en las casas de propiedad vaticana para purpurados, obispos y otros altos dirigentes.
Las nuevas normas están incluidas en un documento del nuevo prefecto (ministro) de Economía del Vaticano, el español Maximino Caballero Ledo, que fue colgado en el patio central del Vaticano. La nota, conocida como “rescriptum”, indica que el Papa ha ordenado que los altos cargos vaticanos hagan un “sacrificio extraordinario para destinar mayores recursos a la misión de la Santa Sede, aumentando también los ingresos procedentes de la gestión de los bienes inmuebles”.
El documento cita la necesidad de “hacer frente a los crecientes compromisos que el cumplimiento del servicio a la Iglesia universal y a los necesitados requiere en un contexto económico como el actual, de particular gravedad”, en una decisión que se tomó después de una reunión entre el ministro, un laico, y el Papa el pasado 13 de febrero. Según los últimos datos conocidos, y a pesar de los varios recortes ya aplicados, la Curia vaticana cerró el año 2021 con un déficit de 10 millones de euros.
Mirá tambiénEl Papa Francisco habló de la inflación en Argentina y adelantó que no tiene previsto venir al paísFrancisco establece así que los propietarios de los inmuebles deberán aplicar a sus inquilinos “los mismos precios aplicables” a los que no tienen oficina en la Santa Sede o en el Estado de la Ciudad del Vaticano, unas nuevas normas que afectarán a todos los “cardenales, cardenales, jefes de dicasterio, presidentes, secretarios, subsecretarios, ejecutivos, auditores y equivalentes, del Tribunal de Roma Rota, de los edificios propiedad de las Instituciones curiales y de los órganos que se refieren a la Santa Sede”.
Podrá haber excepciones, pero deberán ser aprobadas personalmente por el Pontífice. Lo mismo sucederá en la Casa Santa Marta, la residencia en el interior del Vaticano en la que viven el Papa y otros prelados, pero que muchos visitantes usan como hotel sin pagar. A partir de ahora deberán abonar las tarifas establecidas. Todos los contratos existentes continuarán hasta que caduquen y después se aplicarán estos nuevos alquileres, aunque todavía no está claro cómo se van a calcular. Especialmente, aquellos que están situados en el interior de los muros del Vaticano, muchos de ellos decorados con frescos.
El ahorro seguramente no gustará nada a los cardenales, que ya tuvieron que apretarse el cinturón en el 2021, cuando el papa argentino ordenó recortarles el sueldo un 10% en unas rebajas salariales destinadas a garantizar los puestos de los miles de empleados que trabajan en la Santa Sede y la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano, y no tener que despedir a nadie después de la crisis económica derivada de la pandemia.
Las retribuciones de los cardenales que trabajan en el Vaticano y viven en este territorio o en Roma no son públicas, pero se cree que cobran alrededor de 4.000 euros al mes. Muchos de ellos viven en estos apartamentos, de entre 75 y 200 metros cuadrados alrededor de la plaza de San Pedro. La Santa Sede cuenta con más de 4.000 propiedades en Italia y unas 1.120 en el extranjero –sin incluir las embajadas–. En Italia, alrededor del 30% de ellas están destinadas a estos alquileres subvencionados para empleados.
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