El papa Francisco exhortó a las autoridades religiosas de Sudán del Sur a "ensuciarse las manos" para ayudar al pueblo que sufre y a dar un "nuevo impulso" a las gestiones de paz en el país más joven del mundo, desgarrado por las luchas de poder.
El sumo pontífice subrayó que el camino "tortuoso" de la paz no puede ser postergado y pidió a obispos, sacerdotes y religiosos católicos "caminar en medio del sufrimiento y las lágrimas".
El papa Francisco exhortó a las autoridades religiosas de Sudán del Sur a "ensuciarse las manos" para ayudar al pueblo que sufre y a dar un "nuevo impulso" a las gestiones de paz en el país más joven del mundo, desgarrado por las luchas de poder.
El pontífice subrayó que el camino "tortuoso" de la paz no puede ser postergado, en un país, de mayoría católica y unos 12 millones de habitantes, que se independizó en 2011 de Sudán, de mayoría musulmana, y entre 2013 y 2018 sufrió una guerra civil que dejó 380.000 muertos.
A llegar esta mañana a la catedral de Santa Teresa, Francisco pidió a obispos, sacerdotes y religiosos católicos "caminar en medio del sufrimiento y las lágrimas" y "ensuciarse las manos por la gente".
Pese a un acuerdo de paz firmado en 2018, la violencia persiste y el país contaba en diciembre con 2,2 millones de desplazados, según la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).
Unas 4.000 personas se congregaron muy temprano para esperar al Sumo Pontífice en el patio de la catedral de Santa Teresa, muchos de ellos agitando banderas nacionales, en un ambiente festivo.
Al final de la jornada, pronunciará su tercer y último discurso del día durante una oración ecuménica acompañado del arzobispo de Canterbury, Justin Welby, jefe espiritual de la Iglesia Anglicana, y Iain Greenshields, la personalidad más importante de la Iglesia de Escocia.
La Iglesia católica juega un papel clave en las zonas sin servicios gubernamentales y donde los trabajadores humanitarios suelen ser víctimas de ataques, cuando no mueren de forma violenta.
La ONG Human Rights Watch instó ayer a los dirigentes religiosos a presionar a las autoridades para "resolver la crisis actual de los derechos humanos en el país y la impunidad generalizada".
Tras su encuentro con el papa, el presidente, Salva Kiir anunció en un decreto que indultaba a 71 presos, 36 de ellos condenados a muerte, pero sin dar más detalles.
En 2019, un año después de la firma del acuerdo de paz, Francisco recibió en el Vaticano a Kiir y al vicepresidente, Riek Mashar, a quienes, de rodillas, les suplicó que hicieran las paces, un gesto simbólico que marcó a los habitantes del país.
Sudán del Sur es la segunda y última etapa de esta tercera gira de Francisco por África subsahariana, que se inició el martes en República Democrática del Congo (RDC), donde condenó las "crueles atrocidades" perpetradas desde hace décadas por grupos armados, que dejaron cientos de miles de muertos y millones de desplazados.
Esta gira debía realizarse en julio de 2022, pero fue aplazada debido a sus problemas de salud, que lo obligan a desplazarse en silla de ruedas.
Durante el viaje del Papa, los rebeldes del Frente de Salvación Nacional (NAS, por sus siglas en inglés) perpetraron un ataque que dejó al menos 27 muertos y dos heridos en el condado de Kajo-keji (Ecuatoria Central, Sudán del Sur).
El atentado, que se conoció ayer por medios locales, tuvo como objetivo a supuestos ganaderos del condado de Bor que habían asesinado a 21 lugareños para vengar a su vez a seis correligionarios abatidos por miembros del NAS, informó el comisionado de la región, Phanuel Dumo Jame Lokajasuk.