Francisco celebró el servicio en la Iglesia de San José de la capital iraquí. El aforo estaba limitado por las medidas sanitarias a 180 fieles. Mañana ofrecerá otra misa en Erbil con diez mil asistentes.
Francisco celebró el servicio en la Iglesia de San José de la capital iraquí. El aforo estaba limitado por las medidas sanitarias a 180 fieles. Mañana ofrecerá otra misa en Erbil con diez mil asistentes.
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En el tercer y último día de su histórica visita a Irak, el papa Francisco se reunió con los cristianos del norte del país, donde el grupo yihadista Estado Islámico (EI) sembró el terror durante tres años.
En su parada en Mosul, quizás la más emblemática de la visita a Irak, el papa rezó por todas las víctimas de las guerras. En medio de los escombros a los que quedó reducida dicha ciudad por los yihadistas, el sumo pontífice clamó para que, más allá de las creencias religiosas, se pueda vivir en armonía y en paz.
El itinerario del papa ha incluido un fuerte despliegue de seguridad. Los pocos kilómetros que el papa hizo por carretera fueron en coches blindados. La mayor parte de los 1.445 km del itinerario emprendido desde el viernes (05.03.2021), día que inició su gira por Irak los recorrió en avión o helicóptero para sobrevolar las zonas y evitar aquellas en las que todavía se esconden células yihadistas clandestinas. Todo ello en medio de un confinamiento total decretado hasta el lunes (día de su partida) para hacer frente a los contagios por covid-19 que están alcanzando récords en el país.
La última localidad en ser visitada por el sumo pontífice fue la localidad de Qaraqosh, más al este, donde han restaurado completamente la iglesia Al Tahira, a la que los yihadistas prendieron fuego. En esta zona, en la llanura de Nínive, vivía la mayoría de los cristianos de Irak, pero muchos huyeron de sus pueblos en 2014 y se refugiaron en el Kurdistán iraquí. Desde entonces solo han vuelto unas decenas de miles de ellos.