En el segundo día de su visita a Hungría, el papa Francisco pidió "erradicar los males de la indiferencia" para "reavivar la esperanza de una humanidad nueva, más justa y fraterna", durante un encuentro con unos 600 refugiados.
El sumo pontífice también agradeció "por el esfuerzo realizado" y "el modo con que han recepcionado a los ucranianos que huyeron de la guerra".
En el segundo día de su visita a Hungría, el papa Francisco pidió "erradicar los males de la indiferencia" para "reavivar la esperanza de una humanidad nueva, más justa y fraterna", durante un encuentro con unos 600 refugiados.
"También en el dolor y en el sufrimiento se encuentra la valentía de seguir adelante cuando se ha recibido el bálsamo del amor: es la fuerza que ayuda a creer que no todo está perdido y que un futuro diferente es posible", indicó el pontífice.
Y agregó: "El amor que Jesús nos da y que nos manda vivir contribuye entonces a extirpar de la sociedad, de las ciudades y de los lugares donde vivimos, los males de la indiferencia y del egoísmo, y reaviva la esperanza de una humanidad nueva, más justa y fraterna, donde todos puedan sentirse en casa".
Francisco agradeció a los húngaros, en particular a las asociaciones religiosas, "por el esfuerzo realizado en la caridad" y "por el modo con que han recepcionado a muchos refugiados procedentes de Ucrania".
"¡No es suficiente dar el pan que alimenta el estómago, es necesario alimentar el corazón de las personas! La caridad no es una simple asistencia material y social, sino que se preocupa de toda la persona", apuntó.
Según datos del Alto Comisionado de la ONU, desde el inicio del conflicto, más de dos millones de ucranianos transitaron por suelo húngaro, aunque solo 35.000 solicitaron el estatus de "protección temporal" implementado por la Unión Europea (UE).
Esta cifra contrasta con la protección dada a solicitantes de asilo de otras nacionalidades: el año pasado, solo 18 personas obtuvieron la condición de refugiados en Hungría, una cifra irrisoria comparada con las de otros países de la UE.
Hungría construyó vallas en sus fronteras y restringió la presentación de solicitudes de asilo en sus embajadas en el extranjero, una política que le valió varias condenas del Tribunal de Justicia de la UE.