Lunes 30.8.2021
/Última actualización 18:44
En medio de las dramáticas noticias de los últimos días sobre la llegada al poder de los talibanes en Afganistán y la evacuación urgente por parte de las potencias occidentales, una historia llamó la atención: la del exmarine británico Paul Farthing, conocido como Pen, que se negó a ser sacado del país si eso suponía abandonar a los animales a los que daba asistencia en el refugio que él mismo fundó.
Finalmente, este domingo Farthing aterrizó en el aeropuerto londinense de Heathrow a bordo de un avión contratado de forma privada y no un vuelo militar. Sin embargo, los 24 trabajadores de Nowzad, el nombre de la organización benéfica, y sus familias, se quedaron atrás, porque los talibanes no los dejaron pasar hasta el aeródromo pese a que tenían el permiso del Gobierno de Boris Johnson.
En una publicación en su cuenta de Twitter, el exmilitar dijo tener «sentimientos encontrados» por lo que calificó como un «éxito parcial» de la que llamó la 'Operación Arca', y expresó su «profunda tristeza» por la situación de la población del país que le dio cobijo. Además, aprovechó para elogiar «la compasión» que el personal del aeropuerto está mostrando con los refugiados.
En declaraciones al diario 'The Sun', afirmó que fue «deprimente» dejar a sus colaboradores. « Algunos vinieron conmigo al aeropuerto, pero no se les permitió cruzar la línea entre los talibanes y el control británico. Hubo muchas lágrimas cuando nos despedimos. Me siento muy triste por ellos», dijo, pero «me siento aliviado por mí y feliz por los animales».
Los animales permanecerán en cuarentena durante cuatro meses, mientras que Farthing tendrá que estar diez días en un hotel, como el resto de evacuados del país asiático. El doctor Iain McGill, un veterinario del refugio, declaró a la BBC que «considerando lo que han pasado, los animales están en muy buen estado en general». Muchas personas ya se han ofrecido para adoptarlos, nada raro en un país donde la población siente una auténtica devoción por sus mascotas.
La campaña de Farthing generó una importante polémica en el país, con miles de personas apoyando su labor, pero también fuertes críticas, incluyendo las del ministro de Defensa, Ben Wallace, que acusó al exmilitar de entorpecer las labores de evacuación al obligar a los funcionarios a invertir gran parte de su tiempo en gestionar la salida de los perros y gatos, así como a ayudar a cargar los kilos de comida que necesitaban para el viaje.
Al parecer, el ministro le habría espetado que no iba a «priorizar a los animales por encima de las personas» y que sus mandos deberían «centrarse en la crisis humanitaria». También fue muy crítico el presidente del Comité Selecto de Asuntos Exteriores del Parlamento, el diputado Tom Tugendhat, que fue soldado, y quien explicó a la BBC que en medio de las dificultes para conseguir que la gente lograra llegara al aeropuerto, hubo que utilizar a «muchas tropas» para la operación de evacuación de los animales, «mientras que la familia de mi intérprete probablemente será asesinada», declaró. «Como me preguntó un intérprete hace unos días '¿por qué mi hijo de cinco años vale menos que un perro?’», manifestó.