El estado de Nueva York demandó este jueves al Departamento de Policía de la ciudad de Nueva York (NYPD) y al alcalde, Bill de Blasio, bajo el argumento de que los agentes usaron fuerza excesiva y realizaron arrestos injustificados para sofocar las recientes protestas antirracistas, informó la procuradora general del estado, Letitia James.
"La demanda acusa específicamente a la Policía de Nueva York, la ciudad de Nueva York, el alcalde Bill de Blasio, el comisionado de la Policía de Nueva York, Dermot Shea, y el jefe de Departamento de Policía de Nueva York, Terence Monahan, de no abordar este patrón de abuso de larga data al no capacitar, supervisar y disciplinar adecuadamente a los oficiales para prevenir la mala conducta, a pesar del conocimiento y la admisión pública de que violó los derechos de los neoyorquinos ", se informó en un comunicado.
La demanda cita docenas de ejemplos de brutalidad policial y otras conductas indebidas que se remontan a mayo de 2020, en las que manifestantes pacíficos resultaron heridos.
Las tácticas de la Policía incluyeron el uso indiscriminado, injustificado y repetido de porras, gas pimienta, bicicletas y una táctica de control de multitudes conocida como "kettling", que implica acorralar a los manifestantes sin permitirles que se dispersen y luego realizar detenciones masivas sin causa probable, refiere el texto.
Una investigación realizada por la oficina de James encontró que la Policía golpeó a los manifestantes con instrumentos contundentes al menos 50 veces, aplicó gas pimienta ilegalmente en al menos 30 incidentes y utilizó fuerza irrazonable al menos 75 veces.
Los incidentes mencionados siguieron a una declaración de emergencia realizada el 1 de junio por De Blasio.
La demanda busca implantar medidas cautelares, incluida la instalación de un observador independiente, para monitorear el comportamiento de la policía, reportó la agencia de noticias Sputnik.
Las protestas a nivel nacional se tornaron frecuentes en las ciudades de Estados Unidos durante el verano de 2020 en respuesta a múltiples incidentes, en los que sospechosos afroamericanos desarmados murieron mientras estaban bajo custodia policial, lo que generó indignación mundial.