El Gobierno portugués avanza para implantar la semana laboral de cuatro días, primero en el sector privado, y más tarde en el público.
Los empresarios consideran inoportuno el proyecto piloto del Gobierno luso, que será voluntario y no recibirá subvenciones públicas.
El Gobierno portugués avanza para implantar la semana laboral de cuatro días, primero en el sector privado, y más tarde en el público.
El proyecto, presentado tanto a la patronal como a los sindicatos, prevé una prueba piloto durante medio año. Sus fundamentos son sencillos, trabajar menos y mejor sin reducción de los salarios ni compensación económica alguna aunque con el apoyo técnico del Estado.
Otros países europeos conocen los beneficios de lograr una mayor conciliación de la vida personal y laboral.
Islandia es uno de los casos de éxito, en dónde el 1% de la población pasó de trabajar 40 horas a 35 horas semanales, cuatro días a la semana. Los casos de agotamiento, y las bajas por enfermedad cayeron en picado, y la productividad aumentó en algunas empresas.
Según los datos de Eurostat son cinco los países de la Unión Europea (UE) en los que la semana laboral no puede superar una media de 40 horas semanales (Lituania, Finlandia, Dinamarca, Países Bajos y Francia).
Sin embargo, existen otros modelos como el del Reino Unido, que experimenta con la regla del 100/80/100 (100% de sueldo, 80% de la jornada, 100% de productividad).
Desde que se inició el plan piloto en junio, 3.300 trabajadores participan en la iniciativa en colaboración con la plataforma de la semana de cuatro días 4 Day Week Global, que impulsa estudios sobre su implantación.
Las conclusiones son claras: benefician al trabajador pero además, un 49% de las empresas aseguran que su productividad ha aumentado, y un 46% han mantenido sus niveles de productividad precedentes.
En Bélgica no se ha reducido la jornada aunque se pueden trabajar cuatro, o cinco días.
En España, algunos tímidos intentos en el sector privado han quedado en saco roto. Los sindicatos han rechazado la propuesta porque implicaba una reducción del salario.