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En plena campaña contra la independencia de Escocia y a ocho días del histórico referéndum que definirá la cuestión, los líderes de los tres principales partidos británicos llamaron hoy a la unidad y prometieron una mayor autonomía a la región, durante visitas a ciudades escocesas y en coincidencia con nuevos sondeos que profundizaron el pánico de la clase política y los mercados e hicieron caer nuevamente la libra.
Pero la última encuesta conocida, elaborada por la firma "Survation" sobre una muestra de 1.000 personas y divulgada por el diario escocés "Daily Record", daba un 47,6% de los escoceses en contra de la independencia y un 42,4% a favor. Quitando los indecisos, daba 53% por el "no" y 47% por el "sí".
El primer ministro, David Cameron, suplicó no provocar la partición del Reino Unido y alertó a los escoceses que el resultado será "una decisión sobre el próximo siglo, y no sobre los próximos cinco años", en un discurso en Edimburgo, la capital de Escocia. "Me importa muchísimo este extraordinario país, este Reino Unido que hemos construido juntos", dijo el premier, que junto al líder laborista, Ed Miliband, y el dirigente Liberal Demócrata y viceprimer ministro, Nick Clegg, viajaron a Escocia para unirse a la campaña a favor del "No" a la independencia.
"Me rompería el corazón si esta familia de naciones que hemos reunido -y con el que hemos hecho cosas extraordinarias juntos- decide separase".
Cameron combinó el tono suplicante de algunos fragmentos de su discurso, con otro de tenor más severo, en el que directamente advirtió que una eventual separación escocesa será irreversible e hizo hincapié en que en tal caso, el Reino Unido no compartirá la libra esterlina.
Miliband, para cuyo partido Escocia es la principal fuente de votos y diputados, subrayó que una Escocia independiente podría caer "en una espiral de retroceso" con consecuencias negativas para los salarios y las condiciones laborales. Por eso, abogó "con la cabeza, el corazón y el alma" por la unidad. "Porque pienso que juntos podemos alcanzar mucha más igualdad y una sociedad más justa que estando solos", afirmó en Cumbernauld, al noreste de Glasgow.
Clegg, en tanto, pronunció su discurso más al sur, en Selkirk, donde también hizo hincapié en la necesidad de mantener a Escocia dentro del Reino Unido.
El gobernador del Banco de Inglaterra, el canadiense Mark Carney, contribuyó a la campaña advirtiendo que una unión monetaria de una eventual Escocia independiente con el resto del Reino Unido sería "incompatible con la soberanía" de la nueva nación.
"Una unión monetaria es incompatible con la soberanía", afirmó el gobernador, quien precisó que, para que una unión con la libra como moneda común funcione, deberían aplicarse en ambos territorios los mismos criterios regulatorios y fiscales, lo que conllevaría una cesión de soberanía por parte de Escocia.
La tradicionalmente fuerte moneda británica se encuentra en el eje del debate no sólo por que -como advirtieron hoy Cameron y Carney- hay gran resistencia a que una Escocia independiente pueda seguir utilizándola como moneda propia, sino también porque la irrupción de sondeos con resultados favorables a la opción independentista la hizo caer nuevamente, y por tercer día consecutivo.
Hoy, la libra esterlina cotizó en Londres a 1,609 dólares, lo que significa otra caída del 0,07% respecto a la cotización de la tarde de ayer, mientras que frente al euro la libra bajó 0,03% hasta 1,244 euros. En tanto, inversores y ahorristas escoceses desconfían del poder de convencimiento del premier y su campaña en Escocia, por lo que empezaron a trasladar miles de millones de libras a Inglaterra por el temor a las consecuencias de una eventual independencia, según señalaron hoy firmas legales y administradores de fondos.
La habitual solidaridad con que funcionan los mercados en estos casos hizo que la compañía aseguradora y de pensiones Standard Life -con sede en Edimburgo-, advirtiera hoy que considera trasladar a Londres parte de sus actividades si gana el "Sí" en el referéndum del 18 de septiembre. La empresa, que lleva 189 años establecida en Escocia y es una de las más importantes del sector, señaló que las inversiones, pensiones y otros ahorros de sus clientes serían trasladados a Inglaterra para "asegurar continuidad y dar tranquilidad", consignó la agencia EFE.
El ministro principal de Escocia y principal promotor del referéndum, el nacionalista Alex Salmond, intentó neutralizar la influencia de Cameron, Miliband y Clegg en tierra escocesa, y acusó al trío de integrar el "Equipo Westminster" (como se llama al Palacio del Parlamento británico), que viaja por un día a Edimburgo porque "ha entrado en pánico". Según Salmond, que habló durante un acto en la capital ante seguidores de su Partido Nacionalista Escocés, la principal preocupación de los tres jefes partidarios "es mantener intactos sus puestos".
"La amplitud de la campaña por el "Sí" está allí y todos la pueden ver, no se trata del Partido Nacionalista escocés o del Partido Verde. Se trata de una campaña que le compete a toda la sociedad escocesa", afirmó el jefe del gobierno escocés. Salmond sostuvo que la campaña "Sí Escocia" por la independencia "tiene como objetivo crear un Parlamento poderoso que pueda generar puestos de trabajo".
Previamente, en un artículo publicado por Cameron en el periódico Daily Mail, el político conservador había defendido la campaña llevada a cabo por el campo unionista -formada por los principales partidos británicos- al afirmar que fue clara sobre lo que está en juego, además de criticar la de Salmond, por considerar que sólo ofrece interrogantes sobre el futuro de Escocia.
"Un voto por el ’No’ no significa un voto a favor del ’status quo’, no significa que no hay cambio. Significa que habrá más autonomía para Escocia", subrayó el primer ministro británico. El campo del "No" aceleró esta semana su campaña después de que un sondeo sobre intención de voto publicado el domingo por el diario Sunday Times diera por primera vez la victoria del "Sí" a la independencia en el referéndum escocés. Según ese sondeo, los partidarios de la separación ganarían con un 51%, frente a un 49% de los contrarios a la secesión. La primera reacción del campo unionista fue la promesa de entregar más poderes a Escocia si gana el "No", entre ellos sobre el sistema fiscal y las políticas de bienestar.
Actualmente, Escocia es una nación constituyente y región administrativa del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte con su propio gobierno autónomo, el Parlamento Escocés, con sede en Edimburgo. La nación era un estado soberano antes de la aprobación del Acta de Unión de 1707 cuando el Reino de Escocia se unió con el Reino de Inglaterra para establecer el Reino Unido. Tras un acuerdo entre el Parlamento Escocés y el Parlamento del Reino Unido, la pregunta formal de este referéndum será: "¿Debería Escocia ser un país independiente? Sí o No". El resultado abrirá un importante arco de posibilidades en relación a la economía escocesa, la defensa de las Islas Británicas, las relaciones entre Escocia y sus vecinos y su afiliación con organizaciones internacionales como la Unión Europea, la OTAN y la Mancomunidad de Naciones.