Jueves 27.5.2021
/Última actualización 7:14
El presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, defendió su decisión de obligar a aterrizar a un avión de pasajeros en su país y acusó a los líderes europeos de librar una "guerra híbrida" para "estrangular" a su nación al ordenar nuevas sanciones en su contra por desviar el vuelo y detener un periodista opositor que se encontraba a bordo.
En una intervención ante legisladores y funcionarios, y en sus primeras declaraciones públicas sobre el incidente del domingo pasado, Lukashenko reafirmó que las autoridades desviaron el avión por una amenaza de bomba contra el vuelo de la aerolínea europea Ryanair, que iba de Grecia a Lituania.
El avión fue escoltado por un caza bielorruso MiG-29 y aterrizó de emergencia en el aeropuerto de Minsk, la capital bielorrusa, pero las autoridades dijeron después que no encontraron ninguna bomba en el aparato. A bordo viajaba el activista opositor bielorruso Roman Pratasevich, quien tenía pedido de captura en su país y fue detenido tras el aterrizaje junto a su novia rusa, Sofia Sapega
"Actué de manera legal, protegiendo a las personas de acuerdo con las reglas internacionales", sostuvo Lukashenko, de 66 años, quien ha gobernado la ex nación soviética con mano de hierro durante más de un cuarto de siglo. Agregó que existía un grave riesgo de seguridad, dado que el avión volaba cerca de una planta de energía nuclear y que ordenó que los sistemas de defensa aérea estuvieran en alerta.
Rusia defendió las acciones de Bielorrusia respecto del avión. Sin embargo, los líderes de la Unión Europea, reunidos en una cumbre en Bruselas, tacharon de "piratería" la decisión de desviar el avión, prohibieron a las aerolíneas bielorrusas el uso del espacio aéreo y de los aeropuertos del bloque de veintisiete naciones, e instaron a las aerolíneas europeas a evitar el espacio aéreo de Bielorrusia.
Francia y Polonia fueron los primeros en confirmar el cierre de sus espacios aéreos a aviones de compañías bielorrusas. "El Consejo de Ministros ha ordenado que se prohíba la entrada en el espacio aéreo polaco a los aviones de aerolíneas bielorrusas", tuiteó el vocero del gobierno polaco, Piotr Muller.
Que se investigue como secuestro
Francia, por su parte, no autorizó a un avión de la compañía Belavia, que hacía la ruta Minsk-Barcelona, y desactivó así su plan de vuelo. El vocero del Ministerio de Bielorrusia, Anatoli Glaz, denunció que "en cuanto al derecho internacional, se trata de una directa violación de sus normas", en un comunicado en el sitio de la Cancillería.
Ganz argumentó que, según el Convenio sobre Aviación Civil Internacional (más conocido como el Convenio de Chicago), "adoptar medidas restrictivas contra empresas aéreas es posible únicamente por decisión del Consejo de la Organización de Aviación Civil Internacional". "Por lo que sabemos, el Consejo no ha adoptado decisión similar alguna", agregó.
Frente a ello, los miembros europeos del Consejo de Seguridad de la ONU, más Estados Unidos, pidieron en un comunicado conjunto "que la Organización Internacional de Aviación Civil investigue con urgencia el presunto secuestro del avión de Ryanair", tras una sesión del organismo.
Este hecho es "inaceptable y sin precedentes" y los responsables deben "rendir cuentas plenamente", agregó la declaración, que "condena enérgicamente" el hecho y pide la "liberación inmediata" del "periodista independiente" Pratasevich y su amiga rusa Sofia Sapega, ambos arrestados en Minsk después de la llegada del avión.
Lukashenko enfrenta una presión sin precedentes desde agosto de 2020, tras ganar las elecciones generales para un sexto mandato consecutivo, en unos comicios denunciados como fraudulentos por la oposición. Las protestas opositoras fueron masivas, duraron semanas y terminaron con más de 35.000 detenidos y cientos de denuncias de torturas y abusos.
Pratasevich, quien abandonó Bielorrusia en 2019, se ha convertido en uno de los principales enemigos de Lukashenko, al desempeñar un papel clave en la organización de las protestas poselectorales, a las que convocaba desde Nexta, un popular canal de Telegram que él mismo fundó.
Tras su detención, Pratasevich apareció el lunes a la noche en un breve video difundido por la televisión pública local, en el que dice haber empezado a confesar algunos de los cargos de los que se lo acusa, por los que podría enfrentar hasta quince años de cárcel.