El Litoral
Tras meses de negociaciones, la Unión Europea (UE) alcanzó un acuerdo para reformar el comercio de emisiones europeas (de gases efecto invernadero), que ahora será presentado a los miembros del bloque para su aprobación.
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DPA
Así lo informaron este jueves desde Estonia, país que ejerce la presidencia rotatoria de la UE, en Bruselas. Con la nueva reforma se pretende que el sistema de comercio se convierta en las próximas décadas en un instrumento efectivo de protección del clima.
Se han planeado objetivos climáticos más estrictos para las fábricas y las centrales energéticas. La cantidad de gases de efecto invernadero que podrán emitir deberá reducirse en un 2,2 por ciento entre 2021 y 2030, es decir, aún más que hasta ahora. Además, se retirarán derechos de emisión del mercado para reducir la oferta.
Estas medidas tienen el objetivo de contribuir a que las alrededor de 11.000 instalaciones afectadas en Europa emitan en 2030 al menos un 43 por ciento menos de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero que en 2005, de modo que la UE pueda cumplir con sus compromisos con el Acuerdo de París.
"El comercio de emisiones debe ser reformado para que surta efecto y para que contribuya a cumplir con nuestros objetivos de protección del clima", dijo en un comunicado la presidencia estonia. "Creemos que nuestro acuerdo provisional lo garantiza".
El comercio de emisiones fue introducido en Europa en 2005. Las fábricas y plantas energéticas necesitan un certificado por cada tonelada de gases de efecto invernadero que emiten a la atmósfera y la cantidad total permitida disminuye cada año.
Aquellas instalaciones que se modernicen y emitan menos gases, pueden vender sus derechos de emisión restantes. Aquellas que emitan demasiados, deben comprar los certificados. Hasta ahora, el sistema no era efectivo porque había demasiados derechos en el mercado y por eso su precio era muy bajo.
En las negociaciones del acuerdo, el punto más polémico eran las normas para un fondo multimillonario que ayudará a los países más pobres del bloque a modernizar sus plantas. Los defensores del medio ambiente advirtieron de que el dinero también podría llegar a las centrales térmicas carboneras, dañinas para el clima, del este de Europa.
Sin embardo, fuentes cercanas a las negociaciones indicaron que esto no será posible salvo en unas pocas excepciones en Bulgaria y Rumanía.
La presidencia europea declaró que "el resultado refuerza notablemente el comercio de emisiones, apoya la innovación y la modernización en el sector energético y ataca el problema de la 'fuga de carbono'". Este término se refiere al posible traslado de fábricas fuera de la UE a regiones con una regulación climática menos estricta.
Sin embargo, los defensores del medio ambiente se mostraron decepcionados con el acuerdo alegando que este no contribuirá a que se reduzcan las emisiones en los próximos años.
"El comercio de emisiones seguirá desempeñando el mismo papel que tenía hasta ahora y seguirá siendo prácticamente insignificante", declaró en Bruselas la organización Climate Action Network. La fundación WWF se refirió al compromiso como una "vergüenza".
Las asociaciones defensoras del medio ambiente consideran que los recortes de los certificados son demasiado escasos. Además, critican que grandes cantidades de derechos de emisión no serán vendidos sino repartidos entre las empresas.
"Los sectores que consumen más energía recibirán gratis en 2030 unos 6.500 millones de derechos de emisión", dijo WWF. "Así, los países de la UE renuncian a más de 160.000 millones de euros en subastas de derechos de emisión. WWF exige que se ponga fin a estas subvenciones de emisiones".