El Litoral
"En las actuales condiciones esta es la manera de que se pueda acordar un nuevo gobierno que represente la voluntad del pueblo de Cataluña lo antes posible", dijo el líder secesionista.
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Télam
El líder secesionista Carles Puigdemont finalmente dio este jueves un paso al costado, al renunciar a ser candidato a la Presidencia de Cataluña y señalar como su sucesor en el cargo al activista preso Jordi Sánchez.
"Esta decisión se fundamenta en una única razón: en las actuales condiciones esta es la manera de que se pueda acordar un nuevo gobierno que represente la voluntad del pueblo de Cataluña lo antes posible", dijo el ex presidente en un mensaje gravado en video y difundido a través de las redes sociales.
"Jordi (Sánchez) representa como nadie los valores de Junts per Catalunya. Es un hombre de paz y está injustamente en prisión", añadió, al proponer el nombre de su sucesor desde Bruselas.
El anuncio de Puigdemont forma parte del guión pactado por los tres partidos independentistas catalanes, que hoy aprobaron en el parlamento regional una resolución que lo legitima como candidato, denuncia su destitución "ilegal" y, además, avala el "referéndum de autodeterminación" del 1 de octubre de 2017.
La mayoría independentista preparó así el terreno para que Puigdemont, quien se encuentra en Bélgica prófugo de la Justicia española, escenificara una retirada digna y asumiera el papel simbólico en el auto-exilio.
"Que todo el mundo lo tenga claro: no claudicaré, no renunciaré, no me retiraré ante la actuación ilegítima de los que han perdido en las urnas", sostuvo el líder secesionista en su mensaje.
"Tengo plena confianza de que ganaremos. Y que un día, espero que bien pronto, podré volver a Cataluña como un hombre libre", añadió Puigdemont, quien desde Bruselas encabezará el Consell de la República, que será una especie de gobierno en el exilio.
"Cataluña se ha ganado el derecho a ser una República independiente, democrática y de derecho, y este objetivo es irrenunciable", enfatizó.
Los independentistas despejaron de esta forma el camino para la investidura de Jordi Sánchez, "número dos" de Junts per Catalunya, después de una parálisis que duró más de un mes.
La estrategia comenzó a perfilarse esta mañana, en la sesión plenaria que inauguró la nueva legislatura catalana, y que comenzó con polémica ante la posibilidad de que, tal como advirtieron los letrados de la cámara, la mera admisión a trámite de la resolución de los independentistas supusiera incurrir en una desobediencia al Tribunal Constitucional español.
El texto inicial admitido a trámite, pero que no se votó, contaba con una enmienda de la CUP que ratificaba la declaración unilateral de independencia del 27 de octubre.
La fuerza anticapitalista y minoritaria, que luego cedió y rebajó sus pretensiones, quería que sus aliados secesionistas no sólo legitimaran a Puigdemont sino que reivindicaran los pasos que se dieron el año pasado hasta la proclamación de la república.
A pesar de las advertencias de los letrados del parlamento y los reclamos de la oposición para que se revierta la decisión, el presidente del Parlamento catalán, Roger Torrent, y los miembros de la mesa de la cámara, de mayoría independentista, igualmente dieron luz verde a las enmiendas de la CUP, aunque luego no se votaron.
La sesión había sido convocada a pedido de toda la oposición -desde la izquierda a la derecha no nacionalista- después de más de un mes de parálisis institucional a raíz del aplazamiento de la investidura de Puigdemont, al que el Tribunal Constitucional negó la posibilidad de ser elegido a distancia.
"Ustedes han hecho del 'procés' su modus vivendi. No tienen ganas de que haya un gobierno en Cataluña, lo que quieren es alargar el 'procés', no quieren que se acabe el 155, quieren lío, lío y más lío", dijo la líder de la oposición, Inés Arrimadas, del partido Ciudadanos.
"¿Cuánto tiempo van a mantener esta mentira, esta ficción, esta farsa?", añadió la diputada naranja, quien instó a Torrent a poner fin al bloqueo, antes de calificarlo como "versión 2.0" de la ex presidenta Carme Forcadell, por haber actuado, según su criterio, vulnerando los derechos de los diputados opositores.
"No hay restitución posible del gobierno cesado", dijo, por su parte, Xavier Doménech, el líder de la fuerza de izquierda Catalunya en Comú-Podem, quien abrió el debate.
Doménech pidió a los independentistas que adopten iniciativas para "desbloquear" y "formar un gobierno efectivo", algo que en su opinión, no pasa por la investidura de Sánchez, quien se encuentra en prisión.
"¿Se acepta el maco legal vigente o no?", fue la pregunta que hizo a su turno el socialista Miquel Iceta, para quien no tiene sentido recuperar una república que "no nació".
Sin embargo, la clave estuvo en la intervención de Carles Riera, vocero de la CUP, quien volvió a advertir que su partido sólo apoyaría a un presidente que se comprometiera con la República.
"Compartimos la legitimidad de Puigdemont pero el problema es que se ha renunciado a que su investidura se haga efectiva y corremos el riesgo de que se renuncie a la voluntad popular", sostuvo. "La prioridad es restituir la República, no el autogobierno", advirtió, dejando en suspenso su apoyo a Sánchez.
A pesar de ello, la incógnita sigue siendo si Sánchez podrá ser investido Presidente, ya que se encuentra en prisión imputado por delitos de sedición en relación con el frustrado proceso de secesión del año pasado y el tribunal supremo español negó en reiteradas ocasiones su excarcelación con el argumento de que hay riesgo de reiteración delictiva.
"Es demencial. Si queremos construir, hay que elegir a una persona que esté en España, que no esté en la cárcel. Hay que elegir un presidente que no tenga problemas con la justicia", aseguró hoy Rajoy, sobre los planes de los secesionistas.
"Sería un error mayúsculo dar un mensaje de que quieren seguir con el enfrentamiento", subrayó el jefe del Gobierno español en una entrevista con el canal Tele5.