El presidente ruso, Vladimir Putin, dijo que está listo para mandar policías a Bielorrusia si las protestas en el vecino país se vuelven violentas, aunque señaló que no existe esa necesidad ahora y expresó su deseo de que la situación se estabilice.
El presidente ruso, Vladimir Putin, dijo que está listo para mandar policías a Bielorrusia si las protestas en el vecino país se vuelven violentas, aunque señaló que no existe esa necesidad ahora y expresó su deseo de que la situación se estabilice.
El presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, enfrenta varias semanas de protestas ciudadanas contra su reelección para un sexto mandato, tras unos comicios que la oposición denuncia como manipulados.
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En una entrevista con la televisión rusa, Putin dijo que su vecino le pidió que prepare un contingente de fuerzas policiales para desplegar en Bielorrusia en caso de ser necesario.
Dijo que él y Lukashenko acordaron que "no existe tal necesidad ahora" por lo que Rusia enviará un contingente solo "si la situación se sale de control" y los manifestantes desatan la violencia e intentan apoderarse los edificios gubernamentales.
Además, el mandatario ruso apuntó a Occidente al señalar que hay fuerzas extranjeras no identificadas tratando de obtener ventajas políticas de la agitación en la exrepública soviética.
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Rusia mantiene estrechos vínculos políticos, económicos y militares con Bielorrusia, una nación que juega un papel clave para frenar los intentos de expansión occidental y un importante conducto para las exportaciones de energía rusa.
Lukashenko acusó hoy a los países vecinos de interferir en los asuntos internos de Bielorrusia al exigir un nuevo llamado a elecciones, en lo que describió como una "guerra híbrida" y una "matanza diplomática", informó la cadena BBC.
Denunció que Polonia estaba albergando planes para apoderarse de la región limítrofe de Grodno y dijo que por ese motivo decidió desplegar tropas adicionales en la frontera.
Estados Unidos y la Unión Europea (UE) rechazaron los resultados de las elecciones del 9 de agosto, en las que Lukashenko fue reelecto con el 80% de los votos, y llamaron a las autoridades a entablar un diálogo con la oposición.
El líder bielorruso, que ha gobernado la nación de 9,5 millones de habitantes desde 1994, considera que las manifestaciones son impulsadas por sus enemigos occidentales, por lo que se niega a establecer un diálogo con la oposición.
Después de una fuerte represión contra los manifestantes en los primeros días de las protestas, las autoridades cambiaron de táctica y dejaron que las protestas transcurrieran sin obstáculos durante dos semanas.
Sin embargo, en ese período mantuvieron la presión contra políticos de la oposición, que en algunos casos fueron encarcelados y citados a declarar a los tribunales, entre ellos la premio Nobel de Literatura Svetlana Alexievich.
Tras un período corto de relativa calma, la policía volvió a reprimir ayer a los manifestantes que estaban reunidos en la Plaza dela Independencia de la capital, Minsk, y detuvo a decenas de personas.
Con información de Télam