El viaje de Lionel Messi junto a su familia a Arabia Saudita y la posterior sanción del Paris Saint-Germain ha tomado trascendencia mundial y derivado en tópicos que exceden lo estrictamente deportivo.
El argentino fue sancionado tras ausentarse a un entrenamiento por un viaje comercial. Encima de lo deportivo, existe una tensión económica que molesta al fondo de inversión qatarí.
El viaje de Lionel Messi junto a su familia a Arabia Saudita y la posterior sanción del Paris Saint-Germain ha tomado trascendencia mundial y derivado en tópicos que exceden lo estrictamente deportivo.
El capitán de la Selección Argentina de fútbol cumplió este lunes un acuerdo pautado para fomentar el turismo saudí. Al aterrizar en el país asiático, el argentino se enteró que se había modificado el calendario de entrenamientos y, en consecuencia, él no estaba presente.
La situación derivó en una suspensión de dos semanas (sin entrenamientos ni salario) que aún no fue confirmada por las vías oficiales del PSG ni su presidente Nasser Al-Khelaïfi. Este viernes, el entrenador Christophe Galtier debe afrontar la tradicional conferencia de prensa donde se esperan precisiones.
Lo cierto, es que por encima de la posible confusión institucional y la postura estricta adoptada por los franceses en los últimos meses, existe una relación de disputa entre Arabia Saudita y Qatar. Este último, propietario del club francés mediante su Fondo Soberano de Inversión.
El mundo árabe y principalmente los países del Golfo Pérsico han seducido a Occidente de manera llamativa durante las últimas décadas. Sus abundantes reservas de recursos naturales como petróleo o gas son los puntos de atracción mayoritarios.
Dentro de dicho contexto, Qatar desea posicionarse como el principal “embajador” árabe en los países occidentales, fluctuando el rol de Arabia Saudita.
Al respecto, El Litoral consultó al Observatorio de Política Internacional (OPI) de la Universidad Católica de Santa Fe (UCSF).
Sobre la intención principal del gobierno qatarí, remarcan que buscan convertirse en la potencia regional del Golfo y ser el interlocutor válido de Occidente en la región. La meta la sostienen gracias a su gran peso específico como principal exportador de gas natural licuado y el tercer productor de gas a nivel mundial, lo que luego se ve reflejado en inversiones de política exterior activas.
Actualmente el Fondo Soberano de Inversión qatarí tiene unos 500.000 millones de dólares invertidos en la economía occidental, reforzando la dependencia económica y energética.
A su vez, Arabia Saudita mantiene relaciones de relevancia con países de Occidente y se compromete públicamente con cuestiones como la lucha contra el terrorismo, punto que toca de cerca a Qatar, indicaron desde el OPI.
Por otro lado, Qatar es acusado de apoyar financieramente al terrorismo y a grupos antidemocráticos. Desde Doha niega estar vinculada con cualquiera de estos grupos activos terroristas y tampoco se hallaron pruebas que lo respalden.
La figura de Messi como aliado comercial de Arabia Saudita deja al descubierto una arista débil dentro de la construcción de la imagen qatarí y contrapone los intereses al participar en simultáneo de ambas campañas.
Sería inocente pensar que la presencia del Qatar Investment Authority en PSG se debe a razones futbolísticas y no vinculadas prioritariamente a la necesidad de aplicar el “sportwashing” en Francia, potenciando a su vez la dependencia de petrodólares.
Que Lionel visite Riyadh y “disfrute” de sus atractivos es un mensaje directo de la ruptura definitiva de la relación entre el rosarino y los directivos qataríes.
El futuro de Messi es incierto y la posibilidad de seguir los pasos de Cristiano Ronaldo ha crecido con la reafirmación de sus lazos comerciales con los saudíes y la imposibilidad del Barcelona de ajustar sus cuentas.
Qatar además de ponerse firme en sus políticas y marcar el terreno. Su posición en la región no se desestabilizó, pero en estratos más complejos y elevados a perdido algunos casilleros en la carrera.
Irán, otro de los rivales regionales y con quien comparte reservas de gas, ha reabierto su embajada en Arabia Saudita tras siete años con China como intermediario, lo que desestabiliza su posición ante una posible nueva alianza.
Las acciones públicas y la imagen publicitaria son uno de los pilares del crecimiento de Qatar. Dejar pasar este tipo de pequeños incidentes puede representar un grave error.