La ubicación es lejana, pero está cargada de simbolismo. En Matera, una de las capitales europeas de la cultura este 2019 y situada en el sur de Italia, se encuentran a partir de este domingo (15.09.2019) por la tarde religiosos judíos y musulmanes de unos 15 países. Quieren que, en el futuro, su voz conjunta se escuche con más fuerza.
"Es, creo, una constelación única en el mundo. Y es una pequeña flor que hay que cuidar y hacer crecer”, dice Tarafa Baghajati. Este ingeniero civil de Viena es uno de los imames más prominentes de Austria. Con la ayuda de otros, este hombre de 58 años fundó en 1999 la "Iniciativa musulmana de austríacos y austríacas” (IMÖ, por sus siglas en alemán), a la que siguió la "Plataforma de Cristianos y Musulmanes”. Y ahora ha viajado a Matera.
Es un paso inédito y no solo para Europa. En los eventos públicos suelen participar figuras políticas. O, si acuden a un evento, suele ser a encuentros trilaterales con representantes cristianos o a congresos especializados en diálogo interreligioso. Pero hace tres años se fundó en el Centro para el diálogo interreligioso e intercultural Rey Abdalá (KAICIID) un "Consejo de Liderazgo Musulmán-Judío”. Al principio era solo un pequeño círculo, al que pertenecía el presidente de la Conferencia Europea de Rabinos, Pinchas Goldschmidt. De una serie de encuentros nació la confianza y empezaron los intercambios.
En la actualidad se financia con dinero saudí y, pese a ser apreciado por los especialistas, el KAICIID está en peligro. A mediados del pasado mes de junio, el Consejo Nacional de Austria (una de las dos cámaras del Parlamento) votó a favor de la retirada del país de esta organización internacional, así como de la revocación del acuerdo que fija su sede en Viena. Austria fundó el centro en 2012 junto con Arabia Saudí y España. Ahora, el futuro del centro es incierto.
Pese a esto, el encuentro de clérigos de ambas creencias pone sobre la mesa una nueva dimensión del diálogo entre judíos y musulmanes, ensombrecido por el conflicto en el Medio Oriente. A Matera vienen religiosos de toda Europa: irlandeses, griegos, rumanos, lituanos, portugueses, entre otros.
La elección de esta ubicación, dice el secretario general de la Conferencia Europea de Rabinos, Gady Gronich, debería dejar claro que "formamos parte de la cultura europea”. Subraya que hace unos meses estaba sobre la mesa en Italia, como en otros países gobernados por partidos de la derecha populista, una limitación de las prácticas religiosas, como los sacrificios o la circuncisión de menores.
Miedo a los populistas de derecha
Ambas partes quieren poner en marcha en Matera un comité con dos musulmanes y dos judíos que pueda hablar públicamente respecto a las controversias y estar activo en Bruselas o en las capitales de los estados miembros de la Unión Europea.
También el imán Baghajati menciona estas tentativas de limitar las prácticas religiosas. Se refire al "ascenso del extremismo de derecha” en países europeos, a AfD en Alemania, a los partidos derechistas en Austria, a Matteo Salvini en Italia y a Geert Wilders en Países Bajos. A su juicio, estos practican la "islamofobia, especialmente contra los refugiados, pero también contra los musulmanes en general, como programa político en una dirección populista”. Y recuerda que, al contrario que hace diez o veinte años, ahora están en parte en el poder.
En el Consejo de Liderazgo Musulmán-Judío y también en Matera, como en otras reuniones de preparación, se aborda el tema del antisemitismo entre refugiados y migrantes. "Los casos de antisemitismo en migrantes nos pesa. Por desgracia, cada vez lo experimentamos más a menudo”, dice Gronich. "Pero como comunidad judía tenemos también amigos y socios en el lado musulmán europeo que condenan esto”.
El secretario general de la Conferencia Europea de Rabinos habla ya de más diálogos "formales e informales”. No se les olvida "que en el lado musulmán hay asimismo muchos grupos que no quieren hablar con nosotros. No todo es de color rosa, no todos están preparados para el diálogo. Pero con aquellos que lo están queremos que haya un intercambio para ser capaces de erigir un nuevo futuro común”.
Algunas cosas ocurren bajo el radar de la opinión pública. Por ejemplo, el año pasado una treintena de rabino visitaron juntos Túnez. En Berlín ha habido desde hace años compromisos conjuntos ostensibles entre rabinos e imames. Y recientemente jóvenes musulmanes y judíos han visitado en múltiples ocasiones de la mano de religiosos el lugar conmemorativo del campo de concentración nazi de Auschwitz, en Polonia.
Baghajati, por su parte, habla de "contactos muy positivos” entre ambas partes en Austria. Imames y rabinos fueron juntos con miembros de sus respectivas comunidades en varios viajes, hubo eventos conjuntos y hubo solidaridad mutua ante sucesos antisemitas o islamófobos. Para él, esto podría ser un "ejemplo para Europa”.
A su juicio, es notable "que imames y rabinos se dirijan unos a otros, sin mediación de terceros. Y encuentra destacado que no quieran dejarse dictar cómo debería ser el contacto entre musulmanes y judíos. "¿Quién lo va a hacer si no lo hacen los intelectuales de ambas partes, o si las autoridades religiosas, imames y rabinos, no empiezan?”.