Domingo 9.1.2022
/Última actualización 11:13
La nueva cara del SARS-CoV-2 ha cambiado radicalmente las reglas del juego. Hasta la aparición de ómicron, los casos de reinfecciones eran anecdóticos y sin embargo, ahora, «mucha gente se está reinfectando de modo masivo», apunta el inmunólogo Alfredo Corell. Tal es la magnitud que en dos semanas se han registrado más casos de reinfección que durante toda la pandemia.
Así lo desvela un análisis del Instituto Carlos III (ISCIII). Según los últimos datos publicados, en 15 días se han contabilizado 20.890 reinfecciones. La cifra resulta contundente si la comparamos al registro desde el inicio de la pandemia hasta el 22 diciembre de 2021: 17.140. Es decir, hasta la fecha, el total asciende a 38.030.
Un huracán de recontagios que se presenta como novedad de última hora en esta versión del coronavirus que no deja de sorprender. ¿Este aumento de reinfecciones debería preocuparnos? «En su inmensa mayoría están siendo casos leves. Pero al ser tantos, no es descartable que haya alguno grave, aunque me inclino a pensar que estos siempre se van a dar entre la población no vacunada, que mayoritariamente está justo en la franja de 20 a 40 años, alrededor de tres millones de personas son las que no se han inmunizado, por uno u otro motivo», argumenta Corell.
Efectivamente, la inmensa mayoría de positivos durante estas fiestas navideñas «han sido asintomáticos o con síntomas livianos». El problema es que «han acudido en masa a los centros de salud y las Urgencias en los hospitales para que les hicieran la prueba confirmatoria y esto ha colapsado el sistema».
A tenor de los datos del ISCIII, muchas de estas consultas se corresponden con reinfecciones. De hecho, el Gobierno catalán aseguraba la semana pasada que el 2% de sus positivos desde el comienzo de la pandemia eran reinfecciones, un porcentaje que ha incrementado tras la puesta en escena de ómicron hasta el 5% (entre los afectados mayores de 50 años) y el 8% (entre los menores de 50). Entre ellos, muchas reinfecciones por tercera vez y en un caso, cuatro veces, aunque podría haber situaciones de infecciones prolongadas y mal curadas. No es descartable.
No obstante, ¿a qué puede deberse el aumento de reinfecciones con ómicron? Probablemente, «a los cambios que presenta esta variante. Al haber tenido tantas variaciones en la proteína S, los anticuerpos previos, tanto de las vacunas como de las infecciones naturales, no son del todo buenos y se produzca la infección», argumenta el inmunólogo. De alguna manera, ómicron se escapa a la acción de los anticuerpos que se han generado en nuestro organismo tanto por infecciones previas como por vacunas.
¿Significa esto que hemos perdido inmunidad? La respuesta de Corell es rotunda: «No. Tenemos la inmunidad celular, que aunque no se puede medir tan fácilmente como la de los anticuerpos, nos está salvando», explica el experto. «Esas células enseguida ponen en marcha la fabricación de nuevos anticuerpos frente a la variante ómicron». Esta inmunidad celular tarda unos dos o tres días en ponerse en marcha y rápidamente vence a la infección.
Hay quien incluye entre sus argumentos para no vacunarse este pico de reinfecciones. ¿Realmente las vacunas nos están protegiendo? Las palabras de Corell suenan con claridad: «Si la gente no estuviera vacunada, ómicron habría hecho una masacre estratosférica". Ahora mismo, los síntomas son de "catarro, no tiene pérdida de olfato ni de gusto ni dificultad en la respiración ni fiebres importantes [...] Estas reinfecciones se podrían incorporar a los catarros estacionales del invierno».
Ómicron es «una variante más transmisible, pero nos pilla con mucha inmunidad y resulta muy liviana», señala el inmunólogo. La primera variante no se encontró con inmunidad en todo el planeta. Tenía vía libre y de ahí la gravedad que supuso, el número de fallecimientos y de secuelas en los casos de mayor severidad. Ahora, «sea natural o vacunal, tenemos inmunidad», resalta Corell.
Este es precisamente el sentido de la vacunación. Según el experto, «nos sometemos a la inmunización para que nos quede protección de cada a un siguiente contacto», de forma que la respuesta de nuestro organismo sea «más ágil y rápida». Las vacunas se basan en este principio de la memoria. «Si nos infectamos una vez, nos queda memoria para la segunda».
Teniendo en cuenta el arsenal de vacunas comercializadas y en desarrollo en estos momentos, ¿hasta qué punto la nueva realidad de reinfecciones va a influir? En palabras de Corell, «estas reinfecciones deberían llevar a un diseño de vacunas y a repensar la estrategia de vacunas». Es decir, «no tiene mucho sentido ponerse dosis cada seis meses de forma permanente con el mismo diseño inicial [...] Si lo que está circulando es delta y ómicron y nos vacunan con estas variantes, estaríamos produciendo mejor respuesta inmunitaria que con la variante original de Wuhan». De hecho, hay personas trivacunadas que se han reinfectado.
Ahora mismo, añade Corell, «con las vacunas de ARN, en la misma nanopartícula pueden ir tres moléculas distintas, lo que significa que nos podrían estar vacunando simultáneamente de alfa, de delta y de ómicron, meter en el mismo pinchazo tres variantes distintas. Esto se está ensayando».
Aumentar los niveles de anticuerpos constantemente en la población general y sana cada seis meses de forma sistemática «no tiene sentido desde el punto de vista inmunológico». Un estudio publicado en un periódico de Israel anunciaba que la cuarta dosis multiplica por cinco los anticuerpos. «No podemos tener anticuerpos altos frente a Covid-19 toda la vida. Los anticuerpos producen cuando tenemos una infección o nos vacunamos y de modo espontáneo, van decayendo a lo largo de los meses, pero tenemos células circulando que se encargan de poner en marcha todo el procedimiento en dos o tres días y esto es lo que se está obviando. Se está buscando que tengamos concentraciones altas de anticuerpos en sangre».
En caso de ómicron, con las vacunas actuales, «no se evita la infección, sino sufrir enfermedad grave».