Rishi Sunak, el joven ex banquero y exministro de Finanzas, se convirtió este lunes en el nuevo líder del Partido Conservador y primer ministro del Reino Unido tras la traumática salida del cargo de Liz Truss.
El ex banquero y ex ministro de Finanzas británico asumió el cargo en reemplazo de Liz Truss luego de que Boris Johnson se bajara definitivamente de la puja. Ya advirtió de la fuerte crisis que afecta al país. Su carrera, las multas por el “partygate” y su futuro.
Rishi Sunak, el joven ex banquero y exministro de Finanzas, se convirtió este lunes en el nuevo líder del Partido Conservador y primer ministro del Reino Unido tras la traumática salida del cargo de Liz Truss.
Nació el 12 de mayo de 1980 en el seno de una acomodada familia, está casado con la hija de un multimillonario de la tecnología, fue uno de los primeros partidarios del Brexit y tuvo una vertiginosa carrera en el Partido Conservador, llegando a lo más alto con tan sólo 42 años.
Hijo de inmigrantes indios, padre médico y madre farmacéutica, Sunak estudió en la escuela privada de élite Winchester College, y luego ingresó a Economía en la Universidad de Oxford, para hacer un magister en la Universidad de Stanford, donde obtuvo la prestigiosa beca Fulbright.
Hizo una fulgurante carrera en el ámbito privado, donde trabajó como banquero de inversiones en Goldman Sachs y varios fondos de inversión desde corta edad.
En ese contexto conoció a Akshata Murty, hija de un multimillonario indio de la tecnología, con quien se casó en 2009.
Su carrera política se inició en 2015 cuando fue elegido diputado del Partido Conservador por el condado de Yorkshire, en el norte del país, momento desde el que su popularidad entre los tories fue en rápido aumento hasta el punto de ser considerado un "golden boy" de la política británica.
En febrero de 2020 fue designado ministro de Finanzas, el cargo más importante del gabinete del Reino Unido.
Sunak dirigió la economía de Gran Bretaña en recesión a causa de la pandemia de coronavirus, y su paquete económico para ayudar a los empleados y las empresas fue muy valorado por los británicos.
Fue considerado durante mucho tiempo como la mano derecha de Boris Johnson, pero quedó marcado en el círculo del exprimer ministro como el hombre que lo traicionó al anunciar su renuncia el 5 de julio, precipitando otras 60 dimisiones en el Gobierno y en última instancia la caída del líder conservador.
Tras la salida de Johnson se postuló para el cargo de primer ministro contra Liz Truss, que renunció a los 45 días de ocupar el cargo en medio de una crisis política y económica debido al anuncio de su catastrófico plan económico de reducción de impuestos que provocó turbulencias en los mercados, desplome de la libra y el incremento de las hipotecas de los británicos.
Durante la competencia para reemplazar a Johnson, Sunak calificó las promesas de Truss y otros rivales de reducir los impuestos de inmediato como "cuentos de hadas" imprudentes, y argumentó que primero se debe controlar la inflación.
Los votantes conservadores respaldaron entonces a Truss sobre Sunak, pero el actual caos económico en el Reino Unido causado por el paquete de recortes de impuestos no financiado de la exprimera ministra demostró que el jefe del Tesoro británico tenía razón.
Sunak fue ministro subalterno durante el Gobierno de la ex primera ministra Theresa May y su apoyo al liderazgo conservador de Johnson en 2019 le valió el nombramiento clave de secretario jefe del Tesoro.
El exbanquero debió lidiar con las consecuencias del denominado "partygate" y haber sido multado por la policía, junto a Johnson, por incumplir las reglas de confinamiento en Downing Street en junio de 2020.
Luego debió enfrentar una polémica por las finanzas de su esposa y supuestas maniobras para evitar pagar impuestos en Reino Unido sobre sus ingresos en el extranjero, lo que le valió una catarata de críticas, amplificadas por los aumentos impositivos que el mismo Sunak había impuesto a varios sectores.
Este tema, revelado por el diario The Independent, que aseguró que su esposa se beneficia del estatus de "no domiciliado", sacudieron en abril a los británicos, que padecían cifras inflacionarias récords con su poder adquisitivo devaluado.