El Reino Unido e Irán cruzan amenazas por la captura del petrolero
El ministro de Exteriores del Reino Unido, Jeremy Hunt, ha ido este sábado elevando el tono con el que se dirige a Irán en las últimas horas. La respuesta del Gobierno británico, si el régimen de Teherán no libera el petrolero Stena Impero, será “calculada pero contundente”, ha dicho.
El Reino Unido e Irán cruzan amenazas por la captura del petrolero
Domingo 21.7.2019
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Hunt había descartado en una primera reacción el uso de fuerza militar. Las autoridades iraníes, ha advertido el ministro, “han escogido el camino peligroso de un comportamiento ilegal y desestabilizador” de la región. Además, el Ejecutivo de May ha aconsejado a todos los buques mercantes que navegan con bandera británica que eviten el estrecho de Ormuz. El Gobierno británico ha llamado a consultas al representante diplomático más elevado que Teherán tiene en Londres, su encargado de negocios, para expresar por la vía formal la queja que el propio Hunt ha transmitdo a las autoridades iraníes. El ministro informará este lunes al Parlamento del estado de la situación.
“Acabo de hablar con el ministro de Exteriores iraní y le he expresado nuestra extrema decepción, después de que me aseguraran previamente su voluntad de rebajar la tensión. Han hecho lo contrario. Hay que actuar, no solo hablar, si queremos solucionarlo. Los barcos británicos serán siempre protegidos”, ha escrito Hunt en Twitter a última hora de la mañana de este sábado. En esa misma conversación, Javad Zarif habría comunicado a Hunt, según medios iraníes, que la voluntad de Teherán es completar todo el proceso legal, incluida la posibilidad de juzgar a la tripulación, antes de plantearse su posible liberación.
La ministra de Defensa, Penny Mordaunt, ha ido un paso más allá que Hunt y ha definido el incidente como “un acto hostil”. Mordaunt ha asegurado que el Stena Impero se hallaba en aguas jurisdiccionales de Irán cuando fue interceptado y que la fragata HMS Montrose (la embarcación militar que el Reino Unido ha destinado a la zona para realizar tareas de protección y disuasión) llegó 60 minutos tarde, y no 10, como se indicó en un principio.
El gabinete de crisis COBRA, un mecanismo interministerial para dar respuesta a situaciones excepcionales, se ha reunido ya hasta en dos ocasiones este sábado. "Hemos reafirmado el deseo del Reino Unido de rebajar la tensión, pero a la vez confirmado que el Stena Impero fue capturado en aguas de Omán, en una clara violación del derecho internacional", ha escrito Hunt. Prueba del estado de debilidad en que ha sorprendido esta crisis al Gobierno británico es que la primera ministra, Theresa May, quien tiene previsto dimitir en apenas cuatro días, no acudió a la reunión ni participó por videoconferencia, según ha informado Sky News. Al mismo tiempo, los medios estadounidenses han informado de la conversación telefónica que habrían mantenido en las últimas horas el presidente de EE UU Donald Trump y Boris Johnson, el candidato con más posibilidades de suceder a May. Fuentes de la campaña de Johnson han confirmado la charla sin desvelar su contenido.
El rival de Johnson en las primarias conservadoras, que concluyen este martes, es precisamente el ministro de Exteriores, Hunt, víctima de las críticas de la oposición laborista, que le ha acusado de no haber sido capaz de compatibilizar su campaña con su tarea de Estado. “Necesitamos tener la seguridad de que el ministro Hunt está atento a la situación y se concentra en lo que se tiene que concentrar”, ha dicho el número dos del partido de la oposición, John McDonnell, quien ha calificado de “inaceptable” la actitud del régimen de Teherán.
Irán ha asegurado este sábado que la detención del petrolero británico Stena Impero se debió a que no respondió a la llamada de auxilio de un barco de pesca con el que había chocado. Esta justificación, rechazada por el armador del buque, encaja en la estrategia con la que Teherán está respondiendo a la política de máxima presión de EE UU. “El Stena Impero chocó con un pesquero”, ha declarado Alahmorad Afifipur, director general de Puertos y Asuntos Marítimos de la provincia de Ormuz, citado por la agencia IRNA. Según este funcionario, la tripulación intentó comunicar con el petrolero, pero no recibió respuesta y dio aviso a su departamento. En consecuencia, dio la orden a las fuerzas navales iraníes para que condujeran al buque británico al puerto de Bandar Abbas, donde se está investigando lo sucedido, informa Ángeles Espinosa. Los 23 tripulantes permanecen a bordo y en buen estado. La empresa propietaria del Stena rechaza esas alegaciones y asegura que el barco se encontraba en aguas internacionales cuando fue interceptado.
“A diferencia del acto de piratería en el estrecho de Gibraltar, nuestra intervención en el golfo Pérsico se ajusta al derecho marítimo internacional. Como ya dije en Nueva York, es Irán quien garantiza la seguridad del golfo Pérsico y del estrecho de Ormuz. El Reino Unido debe dejar de ser un accesorio del terrorismo económico de Estados Unidos”, ha dicho el ministro de Exteriores iraní, Javad Zarif, en su cuenta de la red social Twitter.
Tensión
El incidente con Irán ha llegado en medio de una situación política de provisionalidad y tensión en el Reino Unido, poco proclive a respuestas templadas y meditadas. “No podemos permitirnos aparentar debilidad. Debemos plantar cara frente a los matones, porque las amenazas no harán más que aumentar si no nos mostramos firmes frente a las agresiones”, ha dicho el diputado conservador Tom Tugendhat, presidente de la comisión de Asuntos Exteriores de Westminster.
Si el conflicto no se resuelve en las próximas horas, será el primer desafío diplomático al que Boris Johnson, quien con mucha probabilidad será el nuevo primer ministro del Reino Unido el próximo miércoles, deberá hacer frente. Ya tuvo tensiones con el régimen iraní durante su etapa al frente de Exteriores, y no ha dejado de criticar a Teherán durante su campaña por el liderazgo tory a cuenta del encarcelamiento en 2016 de Nazanin Zaghari-Ratcliffe, una ciudadana británica-iraní. Johnson cometió la torpeza infundada de decir entonces que Nazanin estaba en Irán enseñando periodismo, lo que dio una excusa perfecta a Teherán para retenerla, acusada de pretender derrocar al Gobierno.