Los más de 40 países, incluyendo a Argentina, que impulsan en la OMS un mecanismo de licencias voluntarias para compartir conocimientos y tecnología contra el coronavirus relanzaron la iniciativa al afirmar que "garantizar el acceso a las vacunas es esencial para terminar con la pandemia". Este sábado se cumple un año del nacimiento del Acceso Mancomunado a la Tecnología (C-TAP), un instrumento pensado principalmente para que los laboratorios compartan voluntariamente la propiedad intelectual y otros datos de los fármacos para diagnosticar y tratar la Covid-19.
El instrumento tuvo un gran impulso por parte de Costa Rica, es copatrocinado por más de 40 países (si bien más naciones se sumaron en este lapso como el caso de España), todavía es rechazado por los grandes laboratorios que producen las vacunas que se administran masivamente a nivel mundial.
"Estamos dejando la puerta abierta para que las empresas farmacéuticas que son muy conocidas puedan entrar ya que muy pocos hogares se beneficiaron de las herramientas que elaboraron", apuntó hoy el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, en la conferencia de prensa para marcar el primer aniversario del C-TAP.
"Hoy controlan la propiedad intelectual que socava la salud, la economía y la seguridad nacional. Con las políticas y los incentivos correctos podremos contar con su participación", añadió. Sin dar nombres ni detalles, la agencia sanitaria informó que está en "negociaciones avanzadas" para que se sumen al C-TAP cinco fabricantes de diagnósticos para el coronavirus y "está iniciando conversaciones" con dos productores de vacunas "que podrían compartir su tecnología".
Este mecanismo se basa en licencias voluntarias a cambio de un canon, a diferencia del que con lentos avances está en debate en la Organización Mundial del Comercio (OMC), que propone levantar temporalmente la propiedad intelectual de todas las vacunas contra el coronavirus.
En el C-TAP los titulares de derechos de propiedad intelectual y otras formas de conocimiento para fabricar test o inmunizantes los aportan voluntariamente en un repositorio común al que acceden otras empresas que tienen la capacidad de fabricarlo, con el objetivo de multiplicar la producción, mejorar la oferta y terminar con la actual inequidad.
El Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España, el mayor organismo público de investigación en ese país, es el último en sumarse al poner a disposición la tecnología y conocimientos para que sus test serológicos de Covid-19 sean fabricados en África. "Está pandemia está muy lejos de haberse terminado. Garantizar el acceso a las vacunas es esencial para conseguirlo", indicó el titular de la OMS y recordó que el método de licencias voluntarias sirvió en el pasado para combatir enfermedades como el VIH/Sida y la tuberculosis.
En el mismo sentido, el presidente de Costa Rica, Carlos Alvarado Quesada, criticó las "impactantes desigualdades" en la distribución de fármacos contra la Covid-19 y destacó al C-TAP como una "herramienta multilateral" para revertir esa situación. De la conferencia virtual también participaron el ministro de Salud de Indonesia, Budi Gunadi Sadikin, y el director de la farmacéutica Incepta con sede en Bangladesh, quienes destacaron que en sus países existe una capacidad productiva inutilizada para luchar contra el coronavirus.
"Tuvimos éxito en producir vacunas que sirven pero fallamos en acelerar su producción y acceso", indicó por su parte Meryame Kitir, titular de la cartera de Cooperación para el Desarrollo de Bélgica, que apoya al C-TAP pero que no logró convencer a las grandes farmacéuticas con sede en el país, como Janssen, para que se sumen. "Este aniversario es un momento clave para reunir liderazgos y demostrar que somos más fuertes estando juntos", añadió la funcionaria.
"Se necesitan incrementar el acceso a los insumos necesarios para enfrentar la pandemia, particularmente las vacunas", coincidió la argentina Alejandra Sánchez Cabezas, directora del Observatorio de Salud de la asociación Grupo de Fundaciones y Empresas que habló en representación de la sociedad civil y el mundo científico.
"A los Estados miembros y a la OMS les tomó décadas reconocer la importancia de la salud como derecho humano. Es preciso actuar sobre los determinantes sociales y avanzar hacia la cobertura universal de la salud que se traduce hoy en acceso universal de las vacunas", completó.