En este año aciago del coronavirus, cuando el pasado junio a inicios de la desescalada se hablaba frenéticamente en Europa de “salvar el verano”, todos lo entendíamos en clave económica: las autoridades de cada país intentaban salvar la temporada turística. Ahora, en cambio, cuando se habla de “salvar la Navidad” entran en juego otras consideraciones, no tanto religiosas –que para muchos, también– como de salvaguarda de la necesidad de contacto humano en fechas señaladas.
Alemania endurece medidas ahora para intentar tener fiestas “sin soledad”
“Esta no puede ser una fiesta en soledad”, dijo anoche la canciller de Alemania, Angela Merkel, que pidió “paciencia, solidaridad y disciplina” para lograrlo. Anoche, el Gobierno federal y los länder acordaron prolongar el actual cierre parcial de la vida pública hasta el 20 de diciembre, y endurecer también las reglas de contacto social y el aforo de los comercios. Objetivo: contener todo lo posible la propagación del virus para así lograr un periodo de indulgencia en Navidad –probablemente a partir del 23 de diciembre y hasta el 1 de enero– que permita reunirse a grupos muy reducidos de familias y amigos, y haga más llevaderas las fiestas.
A la prolongación de restricciones y la mayor limitación de contactos sociales, se añaden nuevas reglas para el comercio. Además de la ya vigente mascarilla obligatoria, en tiendas de menos de 800 m2 solo se permitirá una persona cada 10 metros, y en grandes superficies, una persona por cada 20 metros. Se emplaza a la población a que adelante sus compras navideñas. Habrá también mascarilla obligatoria en calles y plazas con mucha afluencia de peatones.
Tenés que leerItalia analiza habilitar reuniones con familiares cercanos para Navidad y Fin de AñoCon todas estas restricciones, se espera salvar la Navidad aunque sea bajo mínimos. Será una Navidad dentro del cascarón: si todo va bien, la idea es volver a permitir reuniones de un máximo de diez personas de dos hogares, siempre con los niños de hasta 14 años excluidos del cómputo. Las autoridades aspiran a que, después de las comidas y cenas navideñas y de Nochevieja en familia y con amigos, los participantes se aíslen voluntariamente durante varios días por responsabilidad.
Italia: Cenas solo con los más cercanos, y más temprano
De momento son solo hipótesis, pero ya dejan entrever que las Navidades en Italia van a ser polémicas. El Gobierno de Giuseppe Conte deberá anunciar las restricciones durante las fiestas antes de que expire el actual decreto de medidas, el 3 de diciembre. Lo que se ha avanzado hasta el momento es que el Ejecutivo hará ciertas concesiones, pero primará la máxima de la prudencia.
Se van a permitir las comidas, cenas y los reencuentros familiares pero se recomendará que sean solo entre la familia más estrecha, hijos, padres y parejas. Para las familias más numerosas piden un número máximo de seis u ocho comensales por mesa. Los desplazamientos entre regiones se permitirán solo si son “estrictamente necesarios”. Se mantendrán cerradas las pistas de esquí, pero en cambio se va a alargar el horario de las tiendas, para evitar colas y aglomeraciones, y parece que podrán cerrar a las 22 h. Volverán a abrir los centros comerciales durante el fin de semana con el mismo objetivo. Ahora mismo el toque de queda en Italia es a las 22 h, y
todo apunta a que también será pospuesto una o dos horas más, también “para ir a misa”, ha dicho el ministro de Sanidad, Roberto Speranza. Tal vez habrá excepciones para Nochebuena y Nochevieja.
Ayer volvieron a registrarse 722 muertos con la Covid-19 en Italia. “Muchos italianos no estarán por Navidad. Con 600 o 700 muertos al día, está fuera de lugar hablar de grandes cenas”, ha dicho el ministro de Asuntos Territoriales.
Francia, sin bares ni restaurantes y con toque de queda
Si las cosas no se tuercen, los franceses recuperarán su libertad de movimientos el 15 de diciembre, aunque la pandemia seguirá condicionando la Navidad. La medida más dura anunciada el martes por el presidente Emmanuel Macron fue que los bares y restaurantes permanecerán cerrados al público al menos hasta el 20 de enero. Lo mismo, probablemente, para las estaciones de esquí. Desde el 15 de diciembre será posible ir al cine o al teatro. Aunque estará vigente un toque de queda, entre las 9 de la noche y las 7 de la mañana, se permitirá a los espectadores volver a casa, sin miedo a la multa, pasada la hora límite. En caso de control policial, bastará con mostrar el ticket de entrada de la función a la que acaban de asistir.
Las tiendas de productos no esenciales abrirán este sábado, tras un mes de clausura. Los negocios necesitan con urgencia la campaña navideña. Los desplazamientos por todo el territorio nacional estarán autorizados también desde el 15 de diciembre para que se pueda pasar las fiestas en familia. No hay límite de participantes en las reuniones privadas en los hogares pero Macron aconsejó máxima prudencia, con uso de mascarilla en presencia de personas vulnerables y ventilación continua de las habitaciones. El toque de queda no se aplicará ni en Nochebuena ni en Nochevieja.
Se teme que las fiestas puedan hacer rebrotar la pandemia. De ahí que se fije el 20 de enero para otra desescalada. Para entonces se sabrá si esta es posible.
Reino Unido: fiestas con burbujas y la luz al final del túnel
Gran Bretaña va a celebrar las Navidades no solo con burbujas achampanadas, sino también pandémicas, las formadas por núcleos familiares o de amigos diferentes. El Gobierno va a permitir que tres de ellas, del tamaño que sea, se reúnan para celebrar las fiestas, se queden a dormir en las respectivas casas, canten villancicos, se besen y abracen.
La decisión ha sido coordinada por las autoridades inglesas, escocesas, galesas y norirlandesas. Y aunque algunas de ellas querían ser más prudentes, y los médicos advierten que sin duda habrá un rebrote en enero, los británicos van a fiarse del criterio y el buen juicio individual en vez de imponer más prohibiciones de las estrictamente necesarias. El Reino Unido es un país con amplio respeto a las libertades, donde ni siquiera existe el DNI ni la obligación de llevar encima ningún documento.
Hasta el 23 de diciembre, Inglaterra seguirá dividida en tres zonas, según la incidencia de la pandemia, con reglas diferentes (en la de riesgo más alto no abrirán pubs y restaurantes, en las otras incluso volverán los espectadores a los estadios). Entre el 23 y el 27 todas esas normas quedarán en suspenso, serán legales los encuentros de tres “burbujas” diferentes independientemente de cuántas personas forman cada una, y se podrá viajar.
Boris Johnson transmite optimismo. En vez de afirmar que las mascarillas y toques de queda van para rato, dice que para primavera todo será como antes.
Suecia limita contactos a los “grupos burbuja”
“Lo que hagamos ahora tendrá efecto en cómo celebramos la Navidad, en quién estará con nosotros”, avisó el domingo el primer ministro sueco, Stefan Löfven, en un inusual discurso en el que instó a los ciudadanos a socializar solo con su núcleo de convivencia o con un “grupo burbuja” de uno o dos amigos. Desde esta semana se prohíbe la concentración de más de ocho personas en eventos públicos, la mayor restricción impuesta en Suecia hasta el momento y una regla que, según Löfven, debería tenerse en cuenta también en reuniones privadas. Las recomendaciones se alargarán como mínimo hasta el 13 de diciembre y se espera que entonces el Gobierno introduzca nuevas medidas de cara a las fiestas navideñas. El objetivo es poder suavizarlas, aunque la situación no da motivos de esperanza. La incidencia acumulada supera los 600 nuevos casos por cien mil habitantes y el número de pacientes en los hospitales se ha multiplicado por tres desde principios de mes. Las autoridades sanitarias prevén que la presión en el sistema sanitario seguirá creciendo en las próximas tres semanas.
En Dinamarca y Noruega –con incidencias más bajas, de 276 y 147– también se han prolongado las medidas hasta mediados de diciembre, con la esperanza de poderlas relajar en Navidad. Las autoridades danesas recomiendan un máximo de diez personas en encuentros privados, mientras que el Gobierno noruego insta a reducir el contacto social al mínimo indispensable.