La ciudad brasileña de Río de Janeiro tendrá una fiesta de fin de año repartida en varias zonas y no sólo en la tradicional playa de Copacabana para evitar las típicas grandes concentraciones de público en medio de un nuevo brote de Covid-19.
Se llevará a cabo pero en distintos puntos del país con el habitual show de fuegos artificiales en la playa de Copacabana.
La ciudad brasileña de Río de Janeiro tendrá una fiesta de fin de año repartida en varias zonas y no sólo en la tradicional playa de Copacabana para evitar las típicas grandes concentraciones de público en medio de un nuevo brote de Covid-19.
En un comunicado, el Gobierno municipal informó que además de en Copacabana se dispararán fuegos artificiales en otros "diez puntos de la ciudad", como la playa de Flamengo, Barra da Tijuca o la Isla del Gobernador, entre otros.
El objetivo es descomprimir la tradicional multitud que se congrega en la playa de Copacabana y que suele sumar entre dos y tres millones de personas.
Para redirigir a la gente y evitar que vaya a esa popular playa, las autoridades también cancelaron todos conciertos gratuitos en esa zona y limitaron los horarios del subte para desincentivar el tráfico hacía ese lugar.
El mensaje oficial es que todos deberían celebrar el Año Nuevo lo más cerca posible de su casa, de manera de evitar grandes multitudes en la playa y concentraciones en los transportes públicos
Copacabana, sin embargo, tendrá su famoso espectáculo de fuegos artificiales disparados desde plataformas flotantes en el mar cuando el reloj marque las 00 horas.
Serán 14 toneladas de explosivos, con 23.900 bombas, lanzadas desde 10 balsas distribuidas a lo largo de la costa, a una distancia de 275 metros entre sí y a 500 metros de la arena.
La fiesta de fin de año de Río de Janeiro es la más famosa de Brasil y la más buscada por los turistas extranjeros, que garantizaron una ocupación hotelera de casi 100%, según los datos del sector.