Bloqueos y ataques: la población rusa comienza a sufrir las decisiones de su gobierno contra Ucrania mientras occidente aísla a Putin
La condena política y social de occidente ya no se limita al Kremlin y la elite económica aliada, junto a las represalias militares de Ucrania, ahora alcanza también a la población en general.
Vladimir Putin, presidente de Rusia. Crédito: Sputnik/Mikhail Metzel
En el primer viaje de este medio al teatro de operaciones de Europa del Este había un marcado enojo de la población ucraniana con el gobierno del país invasor. Con el correr del tiempo, esa bronca alcanzó también a los ciudadanos de Rusia. El director de una de las escuelas visitadas, explicaba al autor que “dentro de Rusia, no hay ninguna manifestación masiva en contra de los ataques rusos a nuestra ciudades” lo que se considera como “consentimiento o desinterés” del sufrimiento ucraniano. Buscando excusarlos, el corresponsal repreguntaba poniendo en consideración del entrevistado que es difícil ser opositores en Rusia. “En todo caso terminarán presos, a nosotros nos están matando”, cerró el ucraniano.
Un año y medio después de aquel episodio, parece que el mundo comienza a tomar cuentas en esa línea. El criterio parece ser algo así como “si el Kremlin no hace eco de las consecuencias políticas, su gente tendrá que padecerlas también”, luego de sancionar a Rusia como Estado, a sus principales funcionarios y empresarios aliados. Por eso, países como Polonia, Letonia, Lituania y Finlandia tomaron medidas que afectan directamente el desarrollo de los ciudadanos rusos.
La novedad es una respuesta favorable a la definición de la Comisión Europea, que preside Úrsula von der Leyen, que determina que todos los vehículos con matrícula rusa – sean oficiales, de transporte comercial o de uso civil – tienen el acceso prohibido a territorio de la Unión Europea, sin importar el tiempo ni el motivo por el que deseen hacerlo. No es menor destacar que los primeros en acatar la medida son los países más cercanos geográficamente a Ucrania y que integran el organismo multilateral de corte militar OTAN.
El costo de la invasión militar a Ucrania no solamente empieza a ser pagada por aquellos habitantes de Rusia que buscan viajar al exterior, también padecen los efectos directos de los ataques bélicos aquellos que permanecen en su propio suelo. “Queremos llevar la guerra a Rusia”, dijeron funcionarios ucranianos tiempo atrás, para que “ellos también sufran lo que nosotros”. En ese marco, ya van varios meses donde los drones kamikazes que vuelan el espacio aéreo del teatro de operaciones no solamente van con rumbo a Ucrania, sino también hacia objetivos militares rusos. De hecho, no fueron una ni dos veces la cantidad de veces que se reportó que aviones no tripulados cayeron sobre la propia Moscú, capital de Rusia. Todo esto genera víctimas fatales, heridos y daños materiales dentro de los límites rusos.
Vladimir Putin y Xi Jinping. Crédito: Sputnik/Ramil Sitdikov/Kremlin
Mientras tanto, en el mundo, los distintos actores continúan evaluando y re evaluando sus posturas frente a los hechos. Es oportuno recordar lo dicho por el embajador Ricardo Lagorio, cuando calificó al gobierno de Putin en una “suerte de paria internacional”, debido a que el primer mandatario ya no es bienvenido casi en ningún país, incluso en aquellos donde forma parte de organismos multilaterales, como los BRICS o G20, donde ya no participa físicamente de las cumbres. Pese a la “cercanía” que tiene con Sudáfrica e India, no tuvo garantías de no terminar preso en caso de viajar a esos países. Por ahora, China, Bielorrusia, Turkmenistán y Corea del Norte parecen convertirse en los destinos favoritos, o posibles, de Vladimir Putin.
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