Viernes 20.5.2022
/Última actualización 11:52
El origen del coronavirus ha generado un gran debate por parte de la comunidad científica internacional, sobre todo teniendo en cuenta los esfuerzos del régimen de China para ocultar información y su persecución a quienes denunciaron irregularidades en la forma en que las autoridades del país asiático enfrentaron los primeros brotes del virus.
Hasta el momento hay dos hipótesis de cómo surgió el SARS-CoV-2: la primera, plantea que fue a través de la exposición humana a un animal infectado. Y la segunda, que el virus escapó de un laboratorio en la ciudad china de Wuhan.
Algunos expertos han denunciado las dificultades para recolectar muestras o la falta de evidencia clave desde los primeros brotes, lo cual hubiese sido de gran ayuda para que los científicos entendieran mejor el virus. El reclamo a China por una mayor transparencia es una constante entre los científicos.
Adicionalmente a los esfuerzos de Beijing por entorpecer una investigación seria, los datos disponibles dentro de Estados Unido que incluyen secuencias virales recopiladas como parte del proyecto Predict, sumado a otros programas similares en Norteamérica, arrojarían luz sobre el origen del Covid-19 que ha dejado más de 6 millones de muertos en el mundo.
GentilezaInvestigaciones esenciales
En 2021, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, encargó a la Comunidad de Inteligencia del país (IC, por sus siglas en inglés) que investigara el origen del Covid-19.
Así, el IC escribió que, “todas las agencias evalúan que dos hipótesis son plausibles: la exposición natural a un animal infectado y un incidente relacionado con un laboratorio”. Además, aclara que “lo más probable es que se necesite la cooperación de China para llegar a una evaluación concluyente de los orígenes de Covid-19″.
De acuerdo con un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, por los científicos, Neil L. Harrison y Jeffrey D. Sachs, se afirma que, “se podría aprender mucho investigando el trabajo apoyado y basado en los EEUU que estaba en marcha y en colaboración con instituciones con sede en Wuhan, incluido el Instituto de Virología de Wuhan (WIV), China. Todavía no está claro si el IC investigó estas actividades apoyadas y basadas en los EEUU. Si lo hizo, aún tiene que poner alguno de sus hallazgos a disposición de la comunidad científica de EEUU para un análisis y una evaluación independientes y transparentes”.
El experto explica que gran parte del trabajo sobre CoV, similares al SARS realizado en Wuhan, fue parte de un programa de investigación científica activo y altamente colaborativo entre EEUU y China y con la participación de investigadores de varias instituciones estadounidenses. “Por esta razón, es importante que las instituciones estadounidenses sean transparentes sobre cualquier conocimiento de las actividades detalladas que se estaban llevando a cabo en Wuhan y en los Estados Unidos”, reafirma, e insta a que si otras instituciones de investigación en otros países estuvieron involucradas también se les pida que presenten información relevante .
Las instituciones estadounidenses participantes incluyen la Asociación Europea de Hematología (EHA), por sus siglas en inglés, la Universidad de Carolina del Norte (UNC), la Universidad de California en Davis (UCD), el Instituto Nacional de Salud (NIH), por sus siglas en inglés y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo (USAID).
“EHA, UNC, NIH, USAID y otros socios de investigación no han revelado sus actividades a la comunidad científica de los EEUU ni al público, sino que han declarado que no estaban involucrados en ningún experimento que podría haber resultado en el surgimiento de SARS-CoV- 2″, denuncia el economista. “El NIH ha declarado específicamente que existe una distancia evolutiva significativa entre las secuencias virales publicadas y la del SARS-CoV-2 y que el virus pandémico no pudo haber resultado del trabajo patrocinado por el NIH. Por supuesto, esta declaración es tan buena como los datos limitados en los que se basa”.
“Aunque el NIH y USAID se han resistido enérgicamente a la divulgación completa de los detalles del programa de trabajo de EHA-WIV-UNC, varios documentos filtrados al público o publicados a través de la Ley de Libertad de Información (FOIA) han generado inquietudes”, asegura.
“Estas propuestas de investigación dejan en claro que la colaboración EHA-WIV-UNC participó en la recopilación de una gran cantidad de virus similares al SARS hasta ahora no documentados y se dedicó a su manipulación dentro del nivel de seguridad biológica (BSL) -2 y de las instalaciones de laboratorio BSL-3, lo que genera preocupaciones de que un virus en el aire podría haber infectado a un trabajador de laboratorio”.
También escribe que otros han discutido una variedad de escenarios, incluida una infección que involucró un virus natural recolectado del campo o quizás un virus manipulado en uno de los laboratorios.
GentilezaDetalles sobresalientes
De acuerdo con el informe de la Proceedings of the National Academy of Sciences, las preocupaciones que crecieron tras la detección de una furina inusual (FCS) en el SARS-CoV-2 que aumenta la patogenicidad y la transmisibilidad del virus en relación con virus relacionados como el SARS-CoV-1.
Se trata de una una enzima sintetizada y cuya función es la división de aminoácidos para que las proteínas se vuelvan funcionantes
“Desde las primeras semanas después de que la secuencia del genoma del SARS-CoV-2 estuvo disponible, los investigadores han comentado sobre la presencia inesperada del FCS dentro del SARS-CoV-2, lo que implica que el SARS-CoV-2 podría ser un producto de manipulación de laboratorio. En un artículo de revisión que argumentaba en contra de esta posibilidad, se afirmó que la secuencia de aminoácidos del FCS en el SARS-CoV-2 es una secuencia inusual y no estándar para un FCS y que nadie en un laboratorio diseñaría un FCS tan novedoso”, señala el reporte.
Sin embrago, los científicos señalan que la enzima no es tan inusual como se pensaba, ya que también se encuentra en funciones de órganos vitales como los riñones, el colón y las vías respiratorias (subunidad α del ENaC humano).