La primera jornada luego de la declaración de la Ley Marcial en Corea del Sur presenta un horizonte oscuro para el presidente Yoon Suk Yeol, que cada vez se posiciona en mayor soledad.
La oposición insta al presidente Yoon Suk Yeol a dimitir, mientras se avanza con la presión desde el Parlamento. La coyuntura regional y global acrecientan el drama.
La primera jornada luego de la declaración de la Ley Marcial en Corea del Sur presenta un horizonte oscuro para el presidente Yoon Suk Yeol, que cada vez se posiciona en mayor soledad.
El hecho de que el Parlamento le vetara el “ultimátum” resultaba previsible. Se había llegado a dicha instancia por la pérdida de peso en la Asamblea Nacional, territorio que se convirtió en imposible a menos de contar con intervención militar.
Esta última tampoco fue plena. Desde el Partido Demócrata y otros espacios opositores valoraron cierta negativa de las fuerzas armadas a operar internamente, con un fantasma de la dictadura aún presente, hecho que no sólo ralentizó el operativo de detención de los legisladores “norcoreanos”, sino también anuló toda acción posterior de escalada.
Los números previos tampoco colaboraban con el derechista y conservador líder del Partido del Poder Popular. Su aprobación rondaba el 20%, cayendo de un no muy contundente 36,67% obtenido por su fuerza en las legislativas de abril. Como si fuera poco, en las presidenciales del 2022 se quedó con el triunfo por 0,7%. Las manifestaciones de la población en horas de la madrugada avalaron las cifras.
La especie de autogolpe fallido recuerda, con características y contextos diferentes, a la extravagante medida que tomó Pedro Castillo en Perú el 7 de diciembre de 2022, que terminó con el ex presidente en solitario y detenido en un proceso de sólo 13 horas.
Con tiempos más asiáticos que latinoamericanos, la encrucijada de Yoon puede correr un destino similar. Parece casi imposible que el mandatario no sea sometido a un juicio político. Resultaría irónico ya que su llegada al poder se da por el eficaz rol como fiscal que se perseguía la corrupción política y que en las últimas semanas fue apuntado por el Parlamento en dos casos que involucran a su esposa: manipulación de precios de acciones de un concesionario de autos BMW y la aceptación de un bolso Dior de lujo en la previa a la investidura.
Durante horas de este miércoles, creció la presión opositora para destituirlo, luego de la moción presentada por seis partidos. El proyecto de ley se votará entre este viernes y sábado, según la agencia local Yonhap, en un resultado que también ya parece conocerse.
El freno estaría en la extensión del proceso, ya que en caso de concretarse el juicio político, el Tribunal Constitucional con al menos seis jueces debería ratificarlo. Kenneth Choi, editor internacional del periódico The Chosun Ilbo, declaró en CNN que la situación se podría extender por meses: “Si se destituye al presidente, el caso se resolverá en el tribunal constitucional, pero ahora mismo no tenemos suficientes miembros en el tribunal constitucional, por lo que el parlamento tiene que nombrar jueces, lo que llevará algún tiempo”.
En caso de que esto suceda, el cargo debería ocuparlo el primer ministro, uno de los miembros que no se declaró en favor de Yoon, pero sí de sus propias funciones patrióticas: "Como primer ministro a cargo del gabinete, asumo toda la responsabilidad por los eventos que nos han llevado a este momento", dijo y agregó: "Trabajaré con los miembros del gabinete hasta el final para servir al pueblo".
Quien sí abandonó el barco es el ministro de Defensa, Kim Yong-hyeon, supuesto encargado de sugerir la Ley Marcial al presidente, en base al reciente reporte de Yonhap. Kim declaró: "Como Ministro de Defensa Nacional, siento plena responsabilidad y lamento haber causado confusión y preocupación al público con respecto a la Ley Marcial."
Sea cual sea el destino de Yoon, el cargo cuenta con un historial cruento. Con sólo observar este siglo, Park Geun-hye (2013-2017) fue destituida y condenada a 24 años de prisión por corrupción; Roh Moo-hyun (2004-2008) fue destituido por corromper la ley electoral y en 2009 se suicidó en plena investigación por sobornos; Kim Dae-jung (1998-2003) tuvo a su hijo involucrados detenidos por sobornos e investigados por tráfico de influencias.
Si bien Yoon Suk Yeol argumentó que legisladores responden a intereses norcoreanos, en este caso la medida extrema de otorgar el poder a las Fuerzas Armadas no giraba en torno a directos movimientos de su vecino del norte.
Este punto no quita la mirada atenta del gobierno de Kim Jong-un, que en los últimos meses avanzó en materia bélica con mayores pruebas sobre el mar de Japón y una ya pública alianza de defensa mutua con Rusia.
Rusia es justamente otro que mira con buenos ojos el impasse en el que entrará por unos meses Corea del Sur y Asia. A Vladimir Putin se le han abierto nuevos frentes de atención de cara a la eventual negociación con Ucrania de la mano de Estados Unidos. El avance rebelde y kurdo en Siria se suma a las disputas políticas electorales en países de Eurasia y el este del viejo continente, como el caso de su vecino Georgia.
Desde Washington se mantienen cautelosos en medio de una transición que sólo tuvo como medida fuerte la aprobación de nuevas armas para Kiev y un incremento en su presupuesto. Contando con que EE.UU. posee la mayor base militar del extranjero en Corea del Sur, todo posicionamiento oficial podría convertirse en una bola de nieve. La debilidad estatal de la medida de Yoon, presenta a la cautela como camino predilecto para las grandes potencias.