Del ARA San Juan a Titán: las cinco tragedias submarinas más impactantes del siglo XXI
Los cinco episodios han cautivado al mundo y sus pérdidas catastróficas han desencadenado operaciones de rescate y mantenido al público en vilo. Estas son las tragedias que han dejado una huella en los océanos y la memoria colectiva.
El submarino argentino ARA San Juan en una imagen de archivo de Reuters.
La confirmación de la "pérdida catastrófica" del submarino Titán ha vuelto a poner en el centro de atención los trágicos episodios que ocurren en las profundidades de los océanos. Cada uno de estos eventos ha capturado la fascinación del público debido al misterioso mundo submarino, el terror ante la posibilidad de fallas a bordo de estas naves sumergidas y las dramáticas operaciones de rescate que se desencadenan.
El cine y la literatura han recurrido a estos sucesos en numerosas ocasiones, desde la famosa obra "Veinte mil leguas de viaje submarino" de Julio Verne, a bordo del Nautilus, hasta la película del director alemán Wolfgang Petersen, "Das Boot", que plasmó un mensaje antibélico en su representación de la vida a bordo de un submarino durante la Segunda Guerra Mundial.
En el transcurso del siglo XXI, se han registrado varias tragedias relacionadas con submarinos que han mantenido al mundo en vilo. A continuación, presentamos cinco de estos desastres:
El submarino Titán
Este jueves, la Guardia Costera de Estados Unidos confirmó el hallazgo de los restos del submarino Titán, mientras las autoridades trabajan en la reconstrucción de los acontecimientos ocurridos desde su última inmersión el pasado domingo.
Imagen de archivo publicada por OceanGate Expeditions del sumergible Titan. Vía Xinhua.
El Titán, operado por OceanGate Expeditions, perdió el contacto con su buque nodriza aproximadamente una hora y 45 minutos después de sumergirse en el mar para explorar los restos del Titanic. Esta travesía, ofrecida por la compañía a un precio que comienza en $250,000, según se muestra en una versión archivada del sitio web de la empresa, contaba con la presencia del CEO y fundador de OceanGate, Stockton Rush, el empresario británico Hamish Harding, el multimillonario británico de origen paquistaní Shahzada Dawood y su hijo Suleman Dawood, así como el submarinista francés Paul-Henri Nargeolet.
El submarino tenía un suministro vital estimado de 96 horas, lo que generó una frenética búsqueda contra reloj por parte de autoridades canadienses y estadounidenses desde el mismo domingo. Finalmente, el jueves, la Guardia Costera de Estados Unidos anunció la "pérdida catastrófica" del Titán. Ese mismo día, la empresa OceanGate expresó su creencia de que las personas a bordo del submarino "lamentablemente" perdieron la vida.
El submarino KRI Nanggala-402
El 25 de abril de 2021 se encontraron los restos de un submarino de la Armada de Indonesia que se encontraba desaparecido, confirmando la muerte de sus 53 tripulantes.
Un monje pone flores durante una oración por el desaparecido submarino KRI Nanggala-402 de la Armada de Indonesia en Surabaya, provincia de Java Oriental, Indonesia, el 25 de abril de 2021, en esta foto tomada por Antara Foto/Didik Suhartono/vía Reuters.
Los fragmentos del submarino KRI Nanggala-402 fueron descubiertos flotando a unos 3,2 kilómetros de su última ubicación conocida en el estrecho de Bali. El buque de guerra Rigel de Indonesia escaneó la zona con un sonar y un magnetómetro para localizar objetos. El barco MV Swift Rescue, de Singapur, envió un vehículo operado a distancia (ROV, por sus siglas en inglés) para obtener imágenes submarinas más claras.
El submarino fue encontrado a una profundidad de 850 metros y se había partido en tres partes, según informó el jefe de Estado Mayor de la Armada de Indonesia, Yudo Margono.
El ARA San Juan
El 15 de noviembre de 2017, el submarino argentino ARA San Juan, con 44 tripulantes a bordo, realizó su último contacto. El submarino debía informar dos veces al día, pero en su última comunicación informó sobre una falla en las baterías, que aparentemente había sido reparada.
Desde ese día hasta el 2 de abril del año siguiente, aproximadamente 4,000 personas de 18 países, en 28 buques y 9 aeronaves, participaron en la búsqueda del submarino. Sin embargo, la ayuda internacional se fue reduciendo progresivamente hasta que el último buque no argentino se retiró. Los familiares de la tripulación llevaron a cabo una ardua lucha para que la búsqueda continuara y el submarino no fuera olvidado en las profundidades del mar, aunque con escaso éxito.
Pocos días después del último contacto del ARA San Juan, la Armada Argentina informó que se habían detectado siete llamadas satelitales desde el submarino que no lograron establecer conexión con varias bases de la Armada. Según el Ministerio de Defensa, estas llamadas indicaban que la tripulación estaba intentando restablecer el contacto.
Un año después de la desaparición del submarino, la Armada Argentina confirmó el hallazgo del navío en el fondo del mar, a una profundidad de 900 metros. Hasta ese momento, se revelaron varias irregularidades, como la deficiente calidad de las reparaciones realizadas en el submarino en 2011.
El USS Greeneville
El 9 de febrero de 2011, el submarino nuclear USS Greeneville chocó con el barco japonés Ehime Maru, a unos 16 kilómetros al sur de Diamond Head, cerca de Honolulu. El submarino realizaba una maniobra de emergencia para ascender a la superficie cuando ocurrió la colisión. Como resultado, nueve personas, incluidos cuatro estudiantes de secundaria japoneses que se encontraban a bordo del barco, perdieron la vida.
USS Greeneville en el Atlántico. Imagen publicada por Flota del Atlántico de la Fuerza Submarina de los Estados Unidos.
El Ehime Maru, una embarcación japonesa de 55 metros y 500 toneladas, transportaba a estudiantes de secundaria en un viaje de investigación. Veintiséis ocupantes fueron rescatados en balsas salvavidas poco después del accidente, pero los cuatro estudiantes, tres maestros y dos tripulantes fallecieron.
Este incidente generó tensiones en las relaciones entre Estados Unidos y Japón, y la Marina llevó a cabo una audiencia en el tribunal de investigación sobre tres oficiales del USS Greeneville.
El submarino ruso Kursk
El hundimiento del submarino de propulsión nuclear Kursk, el 12 de agosto de 2000, en las aguas heladas del mar de Barents, fue causado por una explosión de un misil a bordo, según reveló la posterior investigación oficial rusa. El naufragio ocurrió durante un ejercicio naval en el círculo polar ártico.
Las labores de rescate rusas se llevaron a cabo en los días siguientes, pero no lograron establecer comunicación por radio con el submarino ni tuvieron acceso para rescatar a la tripulación que podría haber sobrevivido a la explosión. La ayuda internacional solo fue aceptada por el presidente ruso, Vladimir Putin, cinco días después del hundimiento. Sin embargo, los esfuerzos de los equipos de rescate se vieron obstaculizados por las aguas heladas, el clima tormentoso y la escasa visibilidad bajo el agua.
Durante una semana, el mundo mantuvo la esperanza de que algunos de los 118 tripulantes del Kursk pudieran haber sobrevivido a la explosión, ya que esta podría haber afectado solo algunos compartimentos del submarino. Sin embargo, esa esperanza se desvaneció finalmente.
El manejo del desastre por parte de las autoridades rusas fue recibido con desconfianza y hostilidad por parte del público en general, e incluso las familias de las víctimas calificaron la investigación oficial como un encubrimiento, según Britannica.
En 2001, un equipo neerlandés logró recuperar los restos del Kursk del mar.
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