Tras duros combates, los talibanes habrían puesto bajo su control la provincia de Panjshir, el último foco de resistencia de las fuerzas afganas que se oponen a un nuevo régimen islamista. Así lo informó Bilal Karimi, vocero del grupo radical que ya se encuentra totalmente en el poder de Afganistán, después de la retirada de todas las tropas occidentales que ocuparon militarmente el país por veinte años al costo de una humillante derrota.
"Panjshir cayó bajo el control del Emirato Islámico", escribió Karimi en su cuenta de Twitter, haciendo mención a la forma en que se autoproclama el movimiento talibán. Una fuente de la Policía de Kabul dijo haber verificado esta información. "La provincia de Panjshir cayó, todas las personas o soldados de la resistencia fueron capturados por los combatientes, Amrullah Saleh y Ahmad Massoud huyeron", dijo la fuente.
Sin embargo el propio Saleh, ex vicepresidente de Afganistán y uno de los principales dirigentes políticos de la resistencia armada, afirmó que no abandonó el país y que el movimiento de insurgencia contra los talibanes continúa. "La resistencia continúa y continuará. Estoy aquí en mi tierra, por mi tierra y defendiendo su dignidad", comunicó Saleh.
Situada en el noreste de Afganistán, la provincia montañosa de Panjshir ha sido el último bastión de resistencia a los talibanes que retomaron el poder el 15 de agosto. En paralelo, un vocero de la resistencia, Ali Maisam Nazary, informó que sufrieron nuevos ataques de las fuerzas talibanes durante la noche, pero no confirmó que hayan perdido el control de la estratégica región al noreste de Kabul, la capital del país.
A última hora del viernes se escucharon disparos de celebración en Kabul cuando se propagó el rumor de que el valle había caído, pero los talibanes no hicieron ninguna declaración oficial y un residente de la zona afirmó por teléfono que los rumores eran falsos. Los combatientes del Frente Nacional de Resistencia, formado por milicias antitalibanes y antiguas fuerzas de seguridad afganas, tienen importantes reservas de armas en el valle de Panjshir.
Estas fuerzas que se oponen a los fundamentalistas son lideradas por Saleh y el jefe guerrillero Massoud, cuyo padre homónimo, conocido como "El León de Panjshir", fue uno de los comandantes militares más importantes en los años 1980 y 1990.
Mensaje de Putin a la cúpula talibán
El presidente ruso, Vladimir Putin, manifestó que espera que los talibanes se comporten de forma "civilizada" en Afganistán, para que los otros países puedan tener relaciones diplomáticas normales con Kabul y aseguró que no está interesado en la "desintegración" del país. "Cuanto más rápido entren los talibanes en la familia de los pueblos civilizados, más fácil será mantener contactos, comunicarse" con ellos y así "influir de un modo u otro, plantear preguntas", sostuvo el líder ruso.
Putin defendió las "relaciones civilizadas" y el "respeto de las normas" durante el Foro Económico del Este, que se realiza en Vladivostok. Durante su anterior mandato, de 1996 a 2001, los talibanes se dieron a conocer por su rigurosa aplicación de la ley islámica y su trato a las mujeres, que tenían prohibido estudiar, trabajar o salir a la calle sin la compañía de un hombre.
"Rusia no tiene interés alguno en una desintegración de Afganistán, si esto sucediera no quedaría nadie con quien hablar", agregó el mandatario. Rusia, que en la época soviética ocupó Afganistán por una década y luchó contra guerrillas islamistas apoyadas por Washington, mantiene abierta su embajada en Kabul e intensificó sus contactos con los talibanes después de que Estados Unidos se retirara.
Si bien no comparten frontera, Moscú teme que la región se vuelva inestable y que crezca en Asia Central el grupo yihadista Estado Islámico (EI), al que aplastó en Siria y que es rival de los talibanes. El Kremlin también desea evitar un flujo regional de refugiados y un nuevo auge del tráfico de opio y de heroína.
Putin también subrayó que los talibanes son un movimiento heterogéneo y puso el foco en que en Afganistán "actualmente hay representantes de muchas organizaciones, incluidas las extremistas como EI y otras". En dicho contexto, remarcó, en Afganistán se está viviendo "una catástrofe humanitaria", de la que culpó a Estados Unidos.
"Basta ver cuántas personas que estaban trabajando en Afganistán para Estados Unidos y sus aliados se vieron abandonadas", remarcó el jefe del Kremlin y tachó de "errónea" la política de "intentar civilizar" a otros pueblos, imponiendo modos de vida.