Las tensiones en todo el mundo están generando que cada vez más países se sumen a una iniciativa que resulta a todas luces sorprendente: un rearme rápido y continuado de sus fuerzas armadas.
Ante el aumento constante de las tensiones cerca de las fronteras del país oceánico, el gobierno del país ha decidido redoblar sus esfuerzos militares
Las tensiones en todo el mundo están generando que cada vez más países se sumen a una iniciativa que resulta a todas luces sorprendente: un rearme rápido y continuado de sus fuerzas armadas.
En este sentido, Australia, un país bastante pacífico y con una posición privilegiada en el mapa del mundo, también ha querido tomar la delantera al observar cómo sus principales vecinos han comenzado a armarse de forma sostenida. Algo que no es de extrañar si se observa como han ido creciendo las tensiones en los mares del norte de su territorio.
Es precisamente por este motivo por el que han empezado a idear nuevos prototipos para su marina de guerra. Concretamente, ha llamado la atención un submarino realmente pequeño que puede ser absolutamente mortífero en las profundidades oceánicas.
En un anuncio por parte del Gobierno de Australia se ha presentado el submarino robótico más notable con el que cuenta el país.
De hecho, han adelantado en un año su entrega para probar el primer prototipo del conocido como Vehículo Submarino Autónomo de Gran Tamaño (XL-AUV por sus siglas en inglés), más comúnmente conocido como Ghost Shark, del cual llegarán tres submarinos nuevos para el año 2025.
La Marina Real Australiana, en colaboración con Estados Unidos, Reino Unido y Japón está haciendo acopio de submarinos de ataque nuclear de largo alcance que le permitan operar en el norte de su isla-continente.
Los australianos han hecho grandes esfuerzos en desarrollar plataformas autónomas que puedan operar sin tripulación para multiplicar así su fuerza y alcance en un país que no está especialmente poblado.
Ahí es dónde entran los drones autónomos como este XL-AUV o Tiburón Fantasma, una fuerza que surge de estos intereses del Gobierno de Canberra para llevar a cabo un interesante salto hacia la guerra robótica.
Está pensado para que sirva como apoyo a las patrullas de submarinos tripulados pudiendo así aumentar la fuerza de ataque de estos equipos sin necesidad de requerir más tripulación.
Se trata de un submarino mucho más pequeño que uno convencional ya que no requiere un casco reforzado para que la tripulación pueda sobrevivir en su interior ni equipos de soporte vital ni, en resumidas cuentas, nada de lo que normalmente necesitaría un submarino normal para permitir la supervivencia de sus tripulantes.
En su lugar, la maquinaria y la electrónica se encuentran en módulos totalmente herméticos que permitirán patrullar al submarino e incluso llevar ataques coordinados y efectivos a aquellas amenazas que puedan dejarse caer por las regiones del norte del continente, lugar en el que la situación empieza a ser algo tensa por la cercanía de posibles conflictos en un futuro.
Según la región del Indo-Pacífico se va convirtiendo en una zona bastante caliente de tensiones militares, el ejército y la marina de Australia, dos cuerpos que antaño no tuvieron mucha importancia para el país que nunca ha tenido grandes amenazas, ha estado modernizándose y preparándose para lo que pueda suceder.
Las tensiones militares de China con Taiwán, los enfrentamientos entre la India y Pakistán y el desarrollo militar de Corea del Norte han hecho que Australia decida aumentar el presupuesto de sus Fuerzas Armadas para no quedarse a la zaga del resto de potencias regionales.
Sin embargo, aunque Australia se está modernizando, cuenta con un gran número de países que le van a la zaga o directamente le superan con amplísima superioridad. Ese es el caso de China, que se ha convertido en una de las primeras potencias militares del mundo actual.
Se han modernizado para desarrollar armas hipersónicas capaces de romper tanques con solo rozarlos y toda una suerte de tecnologías que se están preparando y que incluso los EE. UU. han llegado a temer pese a que son la primera potencia mundial a nivel armamentístico.
De hecho, EE. UU. y Australia son aliados desde hace más de un siglo, por lo que el gigante norteamericano estaría proveyendo de tecnología a Australia en su sostenido avance hacia el rearme militar.