El flamante presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, tiene en sus planes nombrar al senador de origen cubano Marco Rubio como jefe de la diplomacia estadounidense, tal cual lo informó este lunes el diario The New York Times, aclarando que la decisión "no es definitiva".
Este congresista por el estado de Florida, de línea dura, pero gran conocedor de los temas internacionales, sería el primer latino en ocupar el cargo, que actualmente desempeña Antony Blinken.
Quienes dan crédito a esta posible designación, recuerdan que Rubio, actual vicepresidente del Comité de Inteligencia del Senado, estuvo en las "quinielas" como posible compañero de fórmula de Trump antes de que este se decantara por J.D. Vance. De todas formas, el diario neoyorquino, que cita a tres fuentes, precisa que el presidente electo "todavía podría cambiar de opinión en el último momento".
Si se confirma la designación de Rubio como secretario de Estado, Trump estaría haciendo un guiño a los latinos, un electorado en el que ganó mucho terreno en las elecciones presidenciales de la semana pasada. Reuters
Si se confirma la designación de Rubio como secretario de Estado, Trump estaría haciendo un guiño a los latinos, un electorado en el que ganó mucho terreno en las elecciones presidenciales de la semana pasada.
En los últimos treinta años, dicho cargo estuvo ocupado por dirigente políticos de la talla de Warren Christopher, Madeline Albright, Colin Powell, Condoleezza Rice, Hillary Clinton, John Kerry, Rex Tillerson y Mike Pompeo, muchos de ellos presidenciables o alguna vez "en carrera" a la jefatura de la Casa Blanca.
Crítico del régimen cubano, de Maduro y Ortega
En política exterior, Rubio es partidario de ejercer la máxima presión posible sobre Irán y China -gran potencia rival de Estados Unidos-, así como es favorable a terminar con la guerra entre Ucrania y Rusia. Además, se ha destacado por criticar duramente al gobierno castrista de Cuba, al mandatario venezolano Nicolás Maduro y al nicaragüense Daniel Ortega.
El senador de 53 años y Trump fueron rivales en las primarias republicanas en 2016. Por aquel entonces la relación entre ambos era execrable y los calificativos despectivos estaban a la orden del día. Rubio dijo de Trump que tenía las "manos pequeñas" y le llamó "estafador".
El magnate también se burlaba de él, con el apodo de "pequeño Marco". Pero en política la memoria es corta y al parecer han pasado de enemigos a aliados.
La relación entre Trump y Rubio fue mejorando durante el primer mandato presidencial del excéntrico magnate (2017-2021), con quien el congresista trabajó sobre temas de América Latina, y fue un gran apoyo en la campaña para volver a la Casa Blanca, sobre todo entre el electorado latino.
¿El fin de las dos guerras? ¿Cómo?
A lo largo de su campaña electoral, Donald Trump prometió poner fin a las guerras en Oriente Medio, sin ofrecer muchos detalles. ¿Qué puede esperar la región de una segunda presidencia suya?
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, no tardó en celebrar la elección de Trump, describiéndola como "el mayor retorno de la historia". A su vez, Bezalel Smotrich e Itamar Ben-Gvir, ministros de ultraderecha de su coalición de gobierno, tuitearon su entusiasmo incluso antes de que se conocieran oficialmente los resultados.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. Foto: Reuters
Netanyahu se contó entre "los primeros en llamar" al presidente electo, informó su oficina en un comunicado. "Su conversación fue cálida y cordial" y ambos "acordaron trabajar juntos por la seguridad de Israel, y también hablaron de la amenaza iraní", agregó. La victoria de Trump se produjo pocas horas después de que Netanyahu despidiera a su ministro de Defensa, Yoav Gallant, considerado un contacto clave para el gobierno de Joe Biden en el gobierno israelí.
Según un sondeo posterior a las elecciones, publicado por el Canal 12 de la televisión comercial, el 67 % de los israelíes dijeron "estar contentos con la victoria de Trump". Eso también se notó en las calles.
Sin embargo, para algunos críticos de Netanyahu, el regreso de Trump no augura nada bueno.
"Creo que, para Smotrich y Ben-Gvir, tener el tipo de gobierno israelí que tenemos hoy, el gobierno más extremo de la historia de este país, fue algo así como ganar la lotería israelí", dijo Yehuda Shaul, cofundador de Ofek, un think tank israelí independiente. "La llegada de Trump a la Casa Blanca es como si hubieran ganado también la lotería estadounidense".
El precedente del primer mandato
Durante su primer mandato, Trump tomó varias medidas políticas controvertidas en apoyo a Israel. En 2017, reconoció a Jerusalén como capital y trasladó hacia allí la embajada estadounidense desde Tel Aviv. También reconoció la soberanía de Israel sobre los Altos del Golán, que Israel arrebató a Siria en 1967 y anexó ilegalmente en 1981.
Trump es considerado además el arquitecto de los "Acuerdos de Abraham", que normalizaron las relaciones con algunos países árabes, dejando de lado a los palestinos. Algunos analistas creen que, en su segunda presidencia, impulsará una normalización de las relaciones entre Israel y Arabia Saudita.
Sin embargo, en los años recientes, las relaciones entre Trump y Netanyahu se han enfriado. Al perder las elecciones de 2020, Trump pareció perplejo cuando el gobernante israelí felicitó a Joe Biden.
Y tras los ataques terroristas lanzados por Hamás el 7 de octubre de 2023 contra Israel, Trump criticó a Netanyahu por no haber estado preparado, diciendo que eso no habría ocurrido si él hubiera seguido siendo presidente.
El conflicto palestino
La situación en el Medio Oriente requerirá, sin duda, la atención del próximo gobierno estadounidense. En concreto, todavía Donald Trump no ha presentado ningún plan político importante para la región, salvo afirmar que pondría fin a las guerras de Gaza y el Líbano, sin explicar cómo.
"El señor Trump dejó claro al señor Netanyahu que quiere que esto termine antes del 20 de enero, cuando entre en la Casa Blanca", hizo notar Alon Pinkas, ex diplomático israelí en Nueva York.
En abril, Trump dijo que Israel estaba perdiendo "la guerra de relaciones públicas en Gaza" e instó al país a "terminarla rápido". No obstante, según Pinkas, Netanyahu está contento porque "Trump no lo va a presionar en absoluto con respecto a la cuestión palestina".
Durante su primer gobierno, Washington no adoptó la posición comúnmente sostenida de que los asentamientos israelíes en la Cisjordania ocupada son "ilegales" desde el punto de vista del derecho internacional.